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A esos verdaderos héroes en la línea de batalla mi reconocimiento

Este pequeño pero muy sentido homenaje va dirigido a todos aquellos que han perdido la vida en esta cruel pandemia. l Gustavo Zenteno*

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Escrito en OPINIÓN el

Con ya poco más de cinco millones de infectados por el mundo, y muchos que han perdido la batalla, dedico estas líneas a todos aquellos que arriesgando su vida como personal de salud o personal que trabaja en hospitales no solo de México sino de todo el mundo. A esos que se encuentran en la primera línea de atención, o el equivalente a la infantería en una guerra militar, es el personal que se encuentra en los servicios de urgencias, pisos exclusivos de atención a pacientes covid, terapia intermedia y terapia intensiva, personal de laboratorio clínico, personal de imagenología entre radiólogos y técnicos, personal administrativo que realiza los ingresos hospitalarios, personal de intendencia, vigilantes (guardias de seguridad), directivos, y en general a todo aquel personal médico y no médico que en este momento se encuentran trabajando con la pasión que los caracteriza ante tan temida pandemia.

Muy al principio de esta crisis sanitaria en México todos escuchábamos que ya empezaban a morir estos personajes (verdaderos héroes), lo leíamos en redes sociales, diarios, y los veíamos por TV y en los diferentes medios de comunicación, sin embargo poco a poco empezamos a saber que eran conocidos de algún colega o familiar de algún colega los que fallecían, y la cifra de este personal empezó a subir y no me refiero solo a México sino a todo el mundo, tengo conocidos en España, Chile, y Ecuador que me han compartido sus experiencias en este sentido. 

Pero desde hace un par de semanas a la fecha empezaron ya a aparecer en esa lista de muertos médicos que me tocó tratar, conocer o por lo menos charlar en alguna ocasión, de diferentes especialidades, urgenciólogos, anestesiólogos, neurocirujanos, ginecólogos, pediatras, médicos generales, que por respeto a ellos y a sus familiares omito sus nombres, en todos ellos había una característica particular, todos muy entregados a su profesión, con una mística y respeto por el paciente, con miedo por supuesto como es natural, pero a pesar de eso con mucha vocación y profesionalismo. Hablaré de dos de ellos porque fue con quienes tuve mayor trato. El Dr. B. urgenciólogo, joven, no creo con más de 40 años, trabajaba en Puebla y Tlaxcala tanto en la medicina pública como privada, siempre tuvo un trato excepcional con sus enfermos, dispuesto siempre a enseñar a los médicos en formación, muy respetuoso en su trato a los demás, en particular conmigo siempre amable, presentándome a los pacientes en urgencias que requerían de mi valoracion, él lamentablemente falleció hace apenas algunos días, deja a una familia a que embarga la tristeza pero también a quién llenara de orgullo su desempeño como profesional de la medicina. El segundo, es el Dr. G, a él me tocó conocerlo en mi paso por el Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” hoy Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, en el año 1996, era residente de tercer año de cirugía, tenía grandes cualidades, la más importante extraordinaria persona, gran amigo de muchos, se llevaba hasta con los de la cocina, tocaba ejemplarmente la guitarra, era muy estudioso. Pero tal vez lo que más recuerde de G, era su extraordinaria relación con los pacientes, y su incansable trabajo del día a día, era un incansable. Deje de verlo muchos años, después supe que pasó de la residencia de cirugía a la residencia de neurocirugía, si no mal recuerdo en el Hospital General de México, también sé por otros, de su extraordinario desempeño en ese hospital. Lamentablemente me entero de su muerte por covid hace unos días,.

Para estos dos grandes médicos, compañeros de profesión no me queda más que hacer un pequeño homenaje con estas líneas, y este pequeño pero muy sentido homenaje va dirigido a todos aquellos que han perdido la vida en esta cruel pandemia. Personal que trabaja en los hospitales de México y del mundo, ellos merecen un fuerte aplauso, que dios los bendiga.

*Dr. Gustavo Zenteno Guichard.

Cirugía gastrointestinal y laparoscópica