Haber logrado los acuerdos entre las dirigencias del PAN, PRD y MC para la integración del llamado Frente Ciudadano por Mexico (FCM), su registro como frente no electoral ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y su posterior aprobación a finales de septiembre, fue un acontecimiento inesperado, muy bien recibido en la opinión pública y con un buen posicionamiento en el escenario electoral por la fuerza que representa y la expectativa que ha generado de cara a las elecciones de 2018.
Así, cuando todo estaba por favorecer la estrategia priísta de dividir a la oposición para atomizar su voto y resolver el dilema de cambio entre continuidad y ruptura, mediante la explotación del miedo al populismo de López Obrador y tratando de reducir la elección a una disputa entre el PRI y MORENA, surgió la opción disruptiva y audaz del FCM. Su aparición en la escena viene con el reto de convertirse en una verdadera alternativa para ganar las elecciones y lograr el cambio de régimen político a través de la integración de un gobierno de coalición con mayoría estable en el Congreso y así impulsar el cambio de rumbo para nuestro país.
Esto explica la cantidad de descalificaciones desde el momento mismo de la presentación, durante el debate para su aprobación en el INE, así como la virulenta campaña de calumnias en algunos medios de comunicación en contra de los líderes partidistas que integran el FCM y de diversos líderes sociales que expresaron su simpatía o disposición para colaborar con las propuestas de cambio de régimen.
Ante tales ataques, la respuesta de Ricardo Anaya del PAN y Alejandra Barrales del PRD fue contundente, llegando al punto –en el caso del presidente del PAN– de haber promovido y ganado ante un juzgado la denuncia por derecho de réplica en contra del periódico El Universal. Como ha podido verse, los ataques no han cesado y todo indica que continuarán en la medida en que se consolide el FCM y se concrete la coalición electoral, la plataforma, el plan de gobierno y se definan los métodos de selección de candidatos, para lo cual falta ya muy poco tiempo. Esta polarización inexplicable anticipa unas elecciones no sólo muy competidas sino un alto riesgo de prácticas antidemocráticas y tensiones violentas que, de presentarse, en nada contribuirán a la buena marcha del país.
Por lo anterior, es muy importante fortalecer las propuestas de cambio y concretar la mejor oferta electoral. Asimismo, se requiere lograr la más alta participación ciudadana y elevar la exigencia de respeto a la legalidad y los derechos políticos durante todo el proceso electoral. De no hacerlo, se pone el riesgo la legitimidad de la elección y los resultados pero sobre todo, la estabilidad y la paz social.
Por lo pronto, el FCM ha ratificado la voluntad de concretar la coalición electoral antes del 13 de diciembre y constituirse en un frente electoral para las elecciones federales así como las locales. Como puede advertirse, lograr la mayor cohesión electoral es todo un desafío, único en la historia de nuestra joven democracia, y a la cual están abocados todos los esfuerzos de las dirigencias nacionales.
Actualmente están en marcha los trabajos para integrar la propuesta política del FCM, para lo cual han sido fundamentales los foros con organizaciones ciudadanas como el del ex convento de San Hipólito, el de los jóvenes en la Casa del Corregidor y el de las mujeres en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en la Ciudad de México así como el de Trasloma en Jalisco. También ha sido determinante el diálogo con líderes de opinión, académicos y representantes de organizaciones de la sociedad civil que no han escatimado esfuerzos para aportar propuestas concretas a fin de solucionar las problemáticas más apremiantes que afectan a la sociedad y que condicionan el desarrollo del país.
Especialmente notables han sido los acentos en el sentido de urgencia que representa el cambio de régimen político para garantizar la mejora del sistema democrático; la estabilidad, la representatividad y la gobernabilidad; el combate total a la corrupción y la impunidad; la pacificación del país con seguridad y respeto a los derechos humanos; el acceso a la justicia para todos los mexicanos; la necesidad de un crecimiento económico con menor desigualdad, inclusión social y claramente sostenible; y el fortalecimiento de la posición de Mexico en el mundo ante las amenazas al comercio global, la apertura, la integración y la diversificación de las relaciones comerciales de nuestro país.
Finalmente, de muchas formas se ha dicho que la prueba de fuego para el FCM será el método de selección de candidatos, y sin duda, es un tema importante. Por ello, se han analizado con todo cuidado las propuestas y demandas de métodos democráticos e incluyentes para lograr la fortaleza y la legitimidad de las propuestas. Al respecto, son abundantes las declaraciones de los líderes partidistas en el sentido de garantizar las mejores condiciones para que así suceda, de tal manera que puedan ser consideradas las aspiraciones y que estas no sean un obstáculo para el éxito del FCM. Sin embargo, se ha dejado claro que el interés general y los objetivos de cambio para el país están por encima de cualquier meta personal, de grupos o de partidos.
Durante los próximos días, los partidos que integran el FCM habrán de procesar los acuerdos para la integración de la alianza electoral y el proyecto de programa político. Muchas y diversas han sido las voces de los ciudadanos en favor de la consolidación del FCM, por lo tanto, es hora de concretarlo por y para el bien del país.