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¿6 meses para recuperar la paz?

El presidente ha fijado un nuevo plazo para que se vean los resultados en materia de seguridad -que se suma a los cinco mases que van de su gestión-, | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Los trágicos acontecimientos en Minatitlán y Comalcalco, que lamentablemente se suman a muchos otros en diversas regiones del país, han puesto de nuevo en el centro de la discusión pública la violencia e inseguridad que azota a nuestro país de tiempo atrás. Aunque de consecuencias menores, el colmo fue que en pleno regreso del periodo vacacional de semana santa, hombres armados estuvieran asaltando con total impunidad a los paseantes que transitaban por la Autopista del Sol. Una sugerente estampa de los riesgos de salir a la calle.

De acuerdo a datos proporcionados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante los primeros cuatro meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador se registraron 11,372 homicidios dolosos, lo que lo convierte en el inicio de sexenio con mayor violencia en la historia reciente de México, con un incremento de 54.5% respecto al primer cuatrimestre de la administración de Enrique Peña Nieto (6,288), de 181.6% al de Felipe Calderón (3,450) y de 104.9% al de Vicente Fox (4,742).

Es cierto que los fenómenos de inseguridad y violencia son multifactoriales y que los altos índices delictivos no pueden ser atribuidos únicamente al actual gobierno, o pretender que en unos cuantos meses se revierta la tendencia que ha venido creciendo cuando menos en los últimos dos sexenios. También lo es que la situación en que se encuentra el país en materia de desigualdad, pobreza, corrupción, impunidad, violación a derechos humanos etc., es sumamente precaria.

Pero ello no los exime de responsabilidad y tampoco pueden alegar que no imaginaban a lo que se iban a enfrentar tras 12 años de recorrer el país en campaña permanente, pedir el voto en esas circunstancias y comprometerse a dar resultados en poco tiempo -como lo acreditan múltiples declaraciones que constan en decenas de vídeos y tuits-. Desde luego es imperativo poner fin al lucro político y electoral con el dolor ajeno que ha prevalecido desde que inició la llamada guerra contra el narco -y del que no han sido ajenos quienes hoy están al frente del gobierno-, pero sin que ello signifique renunciar a la crítica fundada y al derecho de exigir cuentas. Lo que está en juego es ni más ni menos que la vida, la integridad y el patrimonio de los mexicanos, y es obligación de todos los actores políticos y sociales hacer todo lo que esté en sus manos para devolvernos la tranquilidad.

En este contexto, no se explica la reacción del gobierno quien en vez de convocar a la unidad, escuchar las distintas voces y plantear alternativas con base en la basta experiencia acumulada, hayan optado una vez más por la confrontación con todos aquellos que, con razón, demandan resultados, y busquen responsabilizar exclusivamente a las administraciones pasadas, al neoliberalismo o insinuar que se magnifican los hechos en un afán de boicotear el cambio que dicen representar. No se entiende por ejemplo que el presidente acuse que la exigencia de paz es promovida por los conservadores, siendo que uno de los ejes de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública que presentó al Senado para su aprobación es justo la construcción de paz.

Tal parece que el presidente sigue pensando que la respuesta a la inseguridad y violencia está en la Guardia Nacional -por más que se le busque no se advierte la diferencia con la estrategia implementada en los últimos 12 años-, en la puesta en marcha de los programas sociales -según su diagnóstico serán suficientes para alejar sobre todo a los jóvenes de la delincuencia-, y en la eliminación de la corrupción gubernamental -como si el ejemplo y el voluntarismo bastaran para desaparecer los vínculos e intereses existentes en los tres niveles de gobierno-. Ahora el presidente ha fijado un nuevo plazo para que se vean los resultados en materia de seguridad -que se suma a los cinco meses que van de su gestión-, ojalá así sea, pero ni aún con el mejor ánimo se pueden encontrar en los distintos análisis de los especialistas, elementos que nos permitan abrigar la esperanza de que en seis meses podremos recuperar la paz y tranquilidad que merecemos.

La amenaza y el memo del presidente

@agus_castilla  | @OpinionLSR | @lasillarota