Desde que la tarde del 15 de octubre el país se enteró de que el general Salvador Cienfuegos había sido arrestado entre empellones en el aeropuerto de Los Ángeles, la historia no ha dejado de estar dominada por incógnitas, que quizá nunca sean plenamente dilucidadas.
Ello tuvo anoche un epílogo inicial, al más puro estilo de una telenovela, lleno de aspectos intrigantes que se traslucen del comunicado emitido por la Fiscalía General de la República, que conduce Alejandro Gertz Manero. Cabe realizar el ejercicio con algunas de las preguntas que hasta ahora se hallan sin respuesta, en orden inverso de tiempo.
1.- ¿Qué pasó ayer? El reporte de la Fiscalía indica que el ex secretario de la Defensa durante el gobierno Peña Nieto llegó al aeropuerto de Toluca y descendió de una aeronave del gobierno de Estados Unidos, a las 18:48. Y se fue del aeropuerto, para dormir en casa, a las 19:12. En ese lapso (22 minutos), se le habría practicado un examen médico pericial, y se le informó que hay una investigación en su contra “con la información que se recibió del Departamento de Justicia de los Estados Unidos de América”. ¿Cuál es el mensaje? ¿Cumplir con una formalidad en un lapso tan breve, pero demostrar que México no se toma en serio el asunto?
2.- ¿De qué acusará Gertz Manero a Cienfuegos? La información entregada por Estados Unidos, con cargos de delincuencia organizada, se deriva de intervenciones a teléfonos del militar, que nunca pudieron haber sido autorizadas por un juez mexicano a policías de una agencia extranjera (DEA). Por tanto, son pruebas ilegales. A ello se suman acusaciones de testigos protegidos en la Unión Americana, los que no se sometieron a ningún criterio legal en México. ¿Esas pruebas tendrán validez para la justicia mexicana?
3.- ¿Lavado de dinero? Debe ser legión quienes crean que Cienfuegos pudo haberse beneficiado de la discrecionalidad con la que siempre se han manejado los dineros públicos en las Fuerzas Armadas. Pero se antoja difícil que el titular de la UIF, Santiago Nieto, salga a mostrar pruebas de evasión de impuestos, gordas cuentas bancarias, con depósitos de dinero sucio, o compras irregulares de bienes sin explicar por qué no lo reveló antes.
4.- ¿Cuál fue el pacto? Está a la vista, como lo confirmó el propio presidente López Obrador, la operación diplomática del canciller Marcelo Ebrard. Lo que es un misterio fue en qué consistió la negociación. El diario “The Washington Post” aseguró ayer que México amagó con bloquear aquí a la DEA. Se resolvió el aparente agravio de un arresto de esta magnitud sin que el gobierno mexicano haya sido enterado. ¿Por qué el gobierno de Trump, acostumbrado al pataleo y sin nada qué perder ya, aguantó la humillación de desistirse de sus señalamientos contra Cienfuegos? ¿Qué estaba siendo puesto en peligro, a ambos lados de frontera, con el juicio contra el divisionario?
5.- ¿Por qué Estados Unidos arrestó a Cienfuegos? A diferencia de lo que ocurre en México, los fiscales norteamericanos gozan de autonomía real, lo mismo que el sistema judicial. El caso activó uno de los juzgados más duros de ese país. En un breve lapso, fueron sometidos a proceso el más importante narcotraficante mexicano (“El Chapo” Guzmán), el jefe policiaco más destacado del pasado reciente (Genaro García Luna) y el militar de mayor rango a la vista dentro de la compleja comunidad de las fuerzas armadas mexicanas. ¿Qué delicado equilibrio fue roto con esa secuencia de hechos, tan grave que obligó a dar marcha atrás?