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30/09 ¿no se olvida?

Secretario de Gobernación destacó el valor que se requiere al estar frente a miles de estudiantes inconformes.

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Escrito en OPINIÓN el

El encuentro del martes pasado entre los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se convirtió en un acto político y comunicacional que puede servir de ejemplo para los procesos de resolución de conflictos sociales.

 

Las imágenes deberían quedar registradas en la historia.

 

Por un lado, porque fueron un contraste significativo de la matanza, represión y censura que hubo en 1968. Por el otro, porque tienen el potencial de convertirse en el parteaguas político de la Secretaría de Gobernación en los tiempos de transición y alternancia que vive el país.

 

El hecho fue sorpresivo, inédito y simbólico.

 

Los estudiantes politécnicos dieron una lección sobre la forma en que se tienen que conducir las manifestaciones y marchas: sin acciones violentas, sin vandalismo y sin choques o enfrentamientos verbales con la autoridad.

 

Prevaleció el respeto, la civilidad, organización y tolerancia.

 

Lo que se vio en los noticieros, crónicas de los medios y en las #RedesSociales fue que los líderes estudiantiles tampoco permitieron que otros se apropiaran o sacaran beneficio político de su causa. Incluso, las acciones en la Cámara de Diputados que apoyaron su movimiento, pasaron a segundo término.

 

En todo momento hubo unidad y control.

 

Por lo que respecta a la intervención del secretario de Gobernación, destacó el valor que se requiere al estar frente a miles de estudiantes inconformes, su abierta disposición al diálogo y la disposición a encontrar soluciones a la brevedad posible.

 

Actuó con sentido de oportunidad y oficio político.

 

Si bien su reacción ha sido bien valorada por un gran número de líderes de opinión, no puede restarle importancia la agenda preocupante que se ha configurado en el país luego del Segundo Informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

 

Los expedientes abiertos son demasiados.

 

Lo ocurrido en Tlatlaya, Estado de México, con más de 20 muertos y evidencias contundentes de excesos militares; los muertos y desaparecidos en Iguala y Acapulco, Guerrero; el asesinato del secretario general del PAN en Guerrero; y el secuestro y homicidio de un diputado priísta en Tlaquepaque, Jalisco, forman parte de la agenda complicada con que terminó septiembre.

 

Y qué decir de las dificultades que hay con la economía nacional.

 

Lejos parecen haber quedado las buenas noticias sobre las reformas estructurales. A partir de octubre, el país se centrará de nuevo en los temas electorales, pero más por la relevancia que tendrán las consultas ciudadanas que quieren hacer los partidos.

 

La realineación de fuerzas políticas ya comenzó.

 

De no haber actuado como lo hizo el secretario Osorio Chong, el escenario político habría llegado hoy a una situación tal vez inusitada y fuera de control. Cualquier decisión política conlleva riesgos y él decidió asumirlos.

 

Hay quienes vieron en ello un acto de campaña, con miras al 2018.

 

La hipótesis es válida, pero tiene poco sustento. A esta historia le faltan muchos capítulos. El próximo viernes 3 a las 3 pm veremos la continuación. ¿Será tan bueno el resultado como el del martes 30 de septiembre de 2014?

 

Por el bien del país y de la democracia, esperamos que sí.

 

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