Habemus Papam, León XIV, el primer papa de Estados Unidos, el primer papa peruano por nacionalización. Su elección no ha cumplido ni dos horas a la hora de escribir este texto pero desde este momento el papa ha comenzado a construir su imagen. Porque los papas pueden ser electos pero su pontificado es una construcción que se hace en el tiempo.
Como cualquier otra figura pública, la elección por sí misma no determina al personaje. Lo que sigue es la construcción del mismo a través de sus palabras, actos y decisiones.
Lo sabía muy bien el papa Francisco, quien apenas fue electo ofreció una fotografía para la historia cuando se paró frente al mostrador del hotel en que se hospedó -todavía como cardenal- para pagar la cuenta de su estancia. Los papas, al menos hasta ese momento, no pagaban cuentas.
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Con ese gesto, Francisco comenzó a comunicar el sello de lo que sería su papado, con austeridad, alejado de los lujos. De inmediato, los medios que reprodujeron esa imagen buscaron antecedentes del nuevo papa para saber si el mensaje era congruente con su vida o una mera escenografía. Lo que encontraron fueron fotos del entonces obispo viajando en el transporte público de Buenos Aires.
Ahora toca el turno a León XIV que desde ya está construyendo la forma en que quiere ser percibido. El primer papa estadounidense, rasgo que en los tiempos del trumpismo parece restar más que sumar a los ojos de buena parte del mundo.
Quizá justo para evitar esas lecturas en su primer mensaje el papa habló en italiano y en español, y no habló en inglés. El cardenal Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, no solo no habló en su idioma materno sino que agradeció a la diócesis de Chiclayo, en Perú en español, al país en el que pasó dos décadas como misionero agustino.
En los siguientes días vendrán todas las interpretaciones, las lecturas sobre la selección del nombre elegido como papa, les revisará con exhaustividad su timeline en X para saber qué ha dicho sobre todos los temas -incluyendo sus críticas al vicepresidente de EU- y habrá mucho interés por sus primeras intervenciones sobre temas de la agenda pública: la migración, las guerras en desarrollo, la crisis ambiental.
El proceso de sucesión en la Iglesia Católica ha cumplido su ciclo y lo hizo con las miradas de buena parte del mundo encima. Incluso, de quienes no son católicos pero encuentran en su figura una voz importante, en especial en este momento que atraviesa el planeta.
Sea por lo visualmente cautivador que resultaba todo alrededor de la muerte y la elección de un nuevo papa, sea porque el mundo carece de grandes relatos que le den sentido a lo que pasa, sea porque en los tiempos de la crueldad trumpista, una voz en defensa de los migrantes, de los débiles, de los vulnerables, es más pertinente que nunca.
Veremos en los siguientes días un proceso histórico que pocas veces podemos atestiguar a lo largo de nuestras vidas, ya hay un cardenal electo, ahora lo veremos nacer como papa.