ELECCIONES 2025

Voto Judicial: Sabes mi nombre, búscame por género

Se entremezcla la clasificación jurídica. | Ricardo de la Peña

Escrito en OPINIÓN el

El llamado “Efecto Mandela” es el nombre con que se conoce popularmente el fenómeno de confabulación compartida por varias personas. Recibe este nombre por Nelson Mandela, político sudafricano que ganó el Premio Nobel de la Paz, debido a que muchas personas, inicialmente la bloguera Fiona Broome, afirmaron que recordaban que Mandela habría muerto en los años ochenta, cuando vivió hasta concluida la primera década del nuevo siglo. Este falso recuerdo se presenta en muchísimos otros eventos, recordados de una manera diferente a como ocurrieron en la realidad.?

Mandela en una canción

Se han dado varias explicaciones al fenómeno. La más sólida y científica es que refleja la modificación de los recuerdos por la experiencia, alterada por estímulos internos y externos de las personas, reforzando sesgos de confirmación. Sin embargo, hay quienes argumentan que este fenómeno responde a la existencia de universos paralelos, reflejando la incertidumbre intrínseca al comportamiento cuántico de las partículas elementales, donde por cada posible resultado se crea un universo paralelo en el que una solución es cierta; así, en nuestro universo hay un resultado definido cuando se observa lo ocurrido, pero habrá otros universos en que el resultado fue distinto.

Esto pudiera ser la explicación de la multiplicidad de realidades que se encuentran cuando se revisa el título de la canción de The Beatles de 1969 llamada “Sabes mi nombre (busca el número)”, donde existiría una realidad en la que la pieza se publicó originalmente con este nombre como cara B de un sencillo, otra en la que el nombre se alteró por “Sabes mi nombre (busca mi número)” y una tercera en la que la grabación la hizo John Lennon con Plastic Ono Band. Desde luego, hay realidades en las que el resultado fue híbrido, como en la que vivimos, en donde el título en el disco llama a buscar mi número, aunque en la portada demande buscar el número, donde además quedó el rastro del intento de grabación individual en el catálogo de Apple; y donde la radio mexicana la denomina “Sabes mi nombre (busca mi teléfono)”.

Mandela en una Elección

Tal vez este efecto Mandela explique porque el INE dispone de un mecanismo de registro ternario del género de una persona en el listado nominal, pero asume uno binario para el registro de candidaturas a cargos en el Poder Judicial, aunque —claro— puede responsabilizar de ello al Legislador y al Tribunal Electoral; y que en este universo la distribución de nombres en las boletas sea por género binario, aunque la legislación mandate una única lista. Así, si tengo una candidatura y sabes mi nombre, deberás buscarme por género, como manda el título de la referida canción de The Beatles en un universo en el que lo “woke” se adelantó medio siglo en el tiempo y se sumó a la revolución sexual de los sesenta, propiciando que la pieza musical adoptara otro nombre.

Hoy, aquí, vivimos en uno de estos mundos híbridos, donde para algunas cosas se adopta la definición objetiva del género de las personas, fundamentalmente binario, y en otras se toma una definición subjetivista, donde el género corresponde a cómo se define una persona en un registro ternario. Vaya: la misma persona puede tener un género diferente en distintos registros oficiales, según se haya adoptado un esquema clasificatorio en dos o más géneros.

No vamos a entrar a fondo en la discusión sobre si el género corresponde a una condición biológica de las personas y por ende es idéntico a la clasificación por sexo, o si refiere a un conjunto de características diferenciadas que la sociedad asigna a hombres y mujeres, como categoría relacional que va más allá de la clasificación en grupos identitarios y que remite a roles socialmente construidos que una sociedad considera como apropiados para cada sexo desde una concepción binaria. No esta vez, y menos a la luz de la confusa discusión sobre la orden ejecutiva dictada al respecto por el nuevo Presidente de los Estados Unidos de América, donde se entremezcla la clasificación jurídica, ahora binaria, con la pluralidad de géneros definidos desde las ciencias sociales.

 

Ricardo de la Peña

@ricartur59