COMERCIO EXTERIOR

Con los brazos abiertos: Made in China

La guerra comercial apenas inicia. | Ismael Jiménez

Créditos: #OpiniónLSR
Escrito en OPINIÓN el

El episodio de la aplicación de aranceles aún no termina y no nos referimos necesariamente a que la administración Trump los vaya a imponer a sus principales socios comerciales México y Canadá, no, nos referimos a que es un capítulo que no piensa cerrar y como lo hemos señalado anteriormente, la estrategia tiene dedicatoria a China.

De hecho, durante la redacción de esta columna, Estados Unidos y China ya han intercambiado torpedos arancelarios en una lucha que apenas inicia. Un escenario de guerra comercial entre las dos principales economías del mundo que terminará por impactar a las economías adyacentes de estas dos potencias y por su puesto, a sus propias economías domésticas.

Así que, Donald Trump, deberá medir muy bien sus siguientes pasos en materia arancelaria, sobre todo, las que tengan que ver con México y Canadá, pues una insensata disputa con sus socios comerciales, provocará que China abra sus brazos a todas las naciones que el inquilino de la casa blanca continúe hostigando.

Ya Colombia inicio acercamientos con el gobierno de Xi Jinping para llegar a acuerdos comerciales y aunque el país sudamericano está de alguna manera supeditado a los designios del gobierno estadounidense, Gustavo Petro no dudo en acercarse a China para expandir sus opciones comerciales y buscar su adhesión a los BRICS.

De hecho, en un comunicado que los medios locales omitieron y no dieron a conocer, el pasado sábado dos de febrero, el presidente Vladimir Putin se dirigió a la presidente Sheinbaum para establecer lazos comerciales entre ambos países. Por supuesto que la nota pasó de noche entre los medios mexicanos que durante el fin de semana se delectaron especulando sobre las posibles implicaciones de lo que la mayoría dio como un hecho sobre la imposición de aranceles a México.

Pero más allá de la anécdota y del papel de los medios, la estrategia de Donald Trump para negociar con aranceles en mano, podría estarle abriendo la puerta a algunas naciones para voltear a China o ha los BRICS para alejarse de la influencia norteamericana y encontrar la certidumbre global que el inquilino de la casa blanca dinamito en dos semanas de gobierno.

La guerra comercial apenas inicia, y dicha confrontación, amenaza con darse en todos los frentes, es decir tanto aplicar gravámenes a todos los productos de exportación e importación entre dos o más países, hasta la expansión de la influencia de las dos potencias en cada continente.

Y es que en el torrente de información y análisis sobre la implicación de la imposición aranceles, una segunda nota del fin de semana pasó desapercibida por la prensa mundial, tiene que ver con la orden que Donald Trump para bombardear Somalia. La guerra comercial también implica ganar terreno en la geopolítica y el continente africano será centro de una de las disputas entre China, Rusia y los Estados Unidos.

Hay que recordar, que, desde hace casi un año, inició la revolución del Zahel en donde Somalia y el grupo de países africanos que componen esa franja territorial, comenzaron su emancipación de la influencia de Europa, especialmente de Francia, que pretendía asegurarse para sí, las fuentes de minerales para la fabricación de pilas y paneles eléctricos, así como los yacimientos de gas y petróleo de la zona.

Los aranceles además de ser el garrote de la negociación, también parecen estar jugando el papel de distractor pues entre los objetivos de Trump, está tirar los precios internacionales de petróleo estrategia que le permitiría infringir una derrota a Rusia y ha los países de Oriente Medio para con ello, volver a establecer un orden energético en base a sus propios intereses.

Por ello la obsesión de controlar nuevamente el canal de Panamá, pues desde 2017, dicho país, había concesionado al gobierno de China, una franja de carga y recarga de combustibles, gas y petróleo, a los busques cargueros que cruzan el canal interoceánico, amén de los préstamos del gobierno de Pekín al país canalero.

Así que Trump deberá medir mejor las implicaciones reales de su política intimidatoria en caso de no querer ser testigo de una desbandada de naciones que busquen refugio en los brazos de una política que promueve el made in china por todo el planeta.

 

Ismael Jiménez

@ijm14