CHRISTOPHER HOOD

Honrando el legado de Christopher Hood

Hace unas semanas, lamentamos la pérdida de Christopher Hood, Profesor Gladstone de Gobierno y Administración Pública de la Universidad de Oxford, y un gigante incomparable en el ámbito de la Administración Pública. | Cristopher Ballinas Valdés

Escrito en OPINIÓN el

Hace unas semanas, lamentamos la pérdida de Christopher Hood, Profesor Gladstone de Gobierno y Administración Pública de la Universidad de Oxford, y un gigante incomparable en el ámbito de la Administración Pública y el pensador más influyente en el Gobierno del último medio siglo. 

Christopher, una figura icónica en los estudios del gobierno y la administración pública, revolucionó la manera en que se entiende y gestiona el sector público a nivel global. En la década de los ochenta introdujo el concepto de "Nueva Gestión Pública", que instrumentó una filosofía gerencial a la administración pública, dejando una huella indeleble en gobiernos de todo el mundo. Con obras emblemáticas como "The Art of the State" y sus investigaciones en programas del ESRC, Hood analizó cómo las culturas organizativas y la evaluación del desempeño impactan la efectividad del sector público. 

Además, Hood escribió estudios críticos sobre la gestión pública, destacando cómo las herramientas de los gobiernos pueden mejorar la eficiencia sin aumentar los costos. A ambos lados del Atlántico, Christopher Hood era el líder indiscutible de los estudios sobre Gobierno y Administración Pública y, desde temprano en su vida, consolidó su posición como uno de los pensadores más influyentes en la gestión y las políticas gubernamentales del último medio siglo.

Su legado se extiende al ámbito académico, donde, como mentor y líder, influyó profundamente en las trayectorias de numerosos colegas y estudiantes. Tuve la inmensa fortuna de conocerlo personalmente, ya que fue uno de mis asesores durante mis estudios de doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Oxford y la razón principal para postularme a su programa de doctorado. Desde mi primer trimestre, desarrollé una relación tanto académica como personal con él. Recuerdo con admiración su invitación a participar en los trabajos de su proyecto sobre Servicios Públicos, junto a profesores e investigadores de renombre que yo había conocido sólo a través de lecturas en mi formación como estudiante.

A pesar de sus numerosos reconocimientos, incluyendo ser Comandante de la Orden del Imperio Británico y Miembro de la Academia Británica, Christopher siempre fue una persona extremadamente amable, accesible y humilde. Siempre llevaba un maletín que combinaba con su impecable estilo británico. Una anécdota lo retrata completamente: después de invitarme a la prestigiada Mesa de Honor del Colegio All Souls, donde residía, se levantó de la mesa para prepararme personalmente una taza de té y continuar nuestra conversación después de la cena. 

Su generosidad se extendió más allá de la academia. Christopher constantemente brindaba comentarios invaluables sobre los borradores de mi tesis y me animaba a presentar mis investigaciones en los mejores seminarios de Gobierno y Políticas Públicas para su publicación. Siempre agradecí su mentoría, amabilidad y apoyo inquebrantable, así como la manera en que enriqueció mi agenda de investigación con sus comentarios –encontrar una cita referenciando mi trabajo en una de sus publicaciones fue un sueño hecho realidad–. Cada vez que volvía a Oxford, aprovechaba para visitarlo, tomar una taza de té con él o pasear por los prados de la universidad en medio de la niebla.

Quienes estudiamos con él y lo conocimos, sabemos que el mejor legado que nos ha dejado es la capacidad de explicar mejor las cuestiones gubernamentales, aportando razón a la sinrazón que suele prevalecer en la acción pública —cuestión a la que he dedicado mi vida como politólogo–. Christopher, te extrañaremos, sin duda.

Cristopher Ballinas Valdés

@crisballinas