Pocas veces, un solo acontecimiento, es capaz de alinear a tantos factores hasta llegar a considerar el comienzo de una nueva era. En medio de tantas dificultades y desafíos, el segundo mandato de Trump es, para muchos, el inicio de "la era dorada" para Estados Unidos y para el mundo; para otros, la mayor incertidumbre sobre el futuro, la libertad y los derechos humanos.
Tal como se esperaba, Trump hizo un gran despliegue de fuerza durante su toma de posesión y proclamó el fin de las amenazas y la renovación económica, social y política de su país y del mundo, centrándose en la grandeza y la soberanía de Estados Unidos.
El alineamiento de fuerzas en torno a Trump es la suma de varios factores, entre otros la debilidad del liderazgo de Biden, la división de los demócratas, las amenazas externas al poderío norteamericano, el triunfo de los republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado y la no menos influyente adhesión de los magnates tecnológicos y financieros de Google, Amazon, Apple, Space X y Meta. entre los más relevantes.
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Las órdenes ejecutivas que se han dado a conocer, revelan cierta prisa en borrar el pasado inmediato y anticipan un despliegue de recursos de todo tipo para su implementación. La ratificación del secretario de estado y de los hombres y mujeres del presidente, perfila un gobierno unificado con las tesis fundamentales de la era "trumpista" y la suma de capacidades adquiridas en el primer periodo de gobierno.
El blindaje militar de las fronteras, las deportaciones masivas de indocumentados y la aplicación de aranceles parecen ser las medidas más importantes, sin embargo, entre las centenas de órdenes ejecutivas que ha firmado el presidente en las primeras horas, hay temas relevantes que afectarán la economía y la política energética, la política exterior y de defensa; habrá cambios sensibles en la política social, cultural y los programas de bienestar.
Mención aparte para la reactivación de los programas tecnológicos y espaciales, que hoy dominan las tendencias globales. Habrá medidas para acotar el funcionamiento indiscriminado de algunas plataformas, como Tik Tok, argumentando riesgos de seguridad nacional; y ya se han efectuado cambios a las políticas de diversidad, diversidad inclusión (DEI), de las plataformas más influyentes. Además de la emblemática propuesta de liderar la carrera espacial y llevar la bandera de Estados Unidos a Marte.
México debe replantear su posición estratégica y política ante Estados Unidos para hacer frente a la incertidumbre global que este acontecimiento ha generado.
No bastan las expresiones de solidaridad, las peticiones de diálogo y respeto o los arrebatos nacionalistas, es necesario orientar nuestra política exterior por encima de intereses ideológicos o de grupo y dimensionar el verdadero impacto de la declaración de emergencia nacional en la frontera sur, la deportación de millones de inmigrantes indocumentados, la reactivación de la política "Quédate en México", la designación de los cárteles de la droga como organizaciones terroristas, y la fijación de aranceles a la industria automotriz y a las exportaciones.
Ante los graves riesgos a la estabilidad social y los retos del crecimiento económico, nos toca definir nuestro lugar en el mundo, revisar nuestras alianzas internacionales, fortalecer la unidad nacional y optar por la libertad y la democracia para enfrentar la incertidumbre, salir de la irrelevancia y resolver con éxito la compleja relación bilateral con Estados Unidos.