Hace cuatro años, en octubre de 2020, el hallazgo de una fosa clandestina en el Barrio de San Juan, en Salvatierra, Guanajuato, marcó un punto crítico en la lucha contra las desapariciones en México. Este lugar, destinado al silencio y al olvido, reveló 81 cuerpos, entre hombres y mujeres, que habían sido arrebatados de sus familias.
Los trabajos de exhumación, realizados por la Comisión Estatal de Búsqueda en coordinación con colectivos como "Ángeles de pie por ti", fueron el resultado del esfuerzo incansable de madres, padres y familiares que persistieron en su búsqueda de justicia y verdad.
El descubrimiento de esta fosa conmocionó no solo a las y los habitantes de Guanajuato, sino también al país entero, porque puso en evidencia la magnitud de la crisis de desapariciones.
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Para las familias, la localización de los restos significó una mezcla de dolor y alivio. Dolor, por confirmar que sus seres queridos no regresarían vivos, pero alivio al romper el silencio y encontrar un cierre ante meses o años de incertidumbre. El sitio se convirtió en un símbolo de la crisis humanitaria y la necesidad urgente de una respuesta estatal más efectiva.
Desde esa fecha las familias del colectivo “Ángeles de pie por ti”, con apoyo de distintas organizaciones, se han enfocado en buscar que ese sitio de dolor se convierta en un lugar de memoria y para honrar el recuerdo de sus seres queridos.
Fue en este 2024 cuando la actual gobernadora Libia Denisse García Muñoz Ledo presentó como parte de las acciones de su gestión la construcción del Memorial, un compromiso que realizó en campaña con las víctimas de Salvatierra.
En la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas (CEAIV) hemos encabezamos los trabajos para la próxima construcción del Memorial a través de una reparación colectiva, de acuerdo con el artículo 24, fracción VI de la Ley de Víctimas del Estado de Guanajuato, que garantizará a las víctimas que el sitio será un lugar para recordar y honrar a las personas que lamentablemente fueron localizadas sin vida.
A diferencia de las reparaciones individuales, que están dirigidas a personas específicas, las reparaciones colectivas buscan restaurar los derechos, la dignidad y las condiciones de vida de comunidades enteras que han sido afectadas de manera conjunta.
Las reparaciones colectivas reconocen que el daño trasciende a las personas y afecta la identidad, cultura y tejido social; incluyen acciones simbólicas y materiales; los colectivos afectados participan en el diseño y ejecución de éste; buscan poner en práctica políticas que prevengan que los hechos se repitan. Estos son los elementos claves que deben caracterizarlas.
Aunque la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) establece mecanismos para estas reparaciones, los procesos se han visto afectados por recortes presupuestarios, la eliminación de fideicomisos esenciales (como el Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral) y problemas de coordinación entre niveles de gobierno. Esto ha limitado significativamente la capacidad de otorgar reparaciones, tanto individuales como colectivas
Durante el tiempo que estuve frente a la CEAV, se logró una reparación colectiva para las familias de las víctimas que fueron reprimidas el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Esta fue la primera vez que el Estado mexicano admitió oficialmente que se trató de un crimen de Estado, lo que marcó un precedente en la atención a las víctimas de violaciones históricas.
Como parte de las medidas, se imprimieron 400 pares de huellas en el piso del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, simbolizando las víctimas de la masacre y promoviendo la memoria histórica. Además, se crearon acervos digitales como "Colección M68" para preservar documentos y fotografías relacionadas con el movimiento, asegurando el acceso público a la información histórica.
En Guanajuato, en la CEAIV, trabajamos en coordinación con el gobierno de Salvatierra y del colectivo “Ángeles de pie por ti”. A la fecha, hemos realizado distintas reuniones donde se ha planteado el compromiso de la compra del terreno ubicado en el Barrio de San Juan. Asimismo, las familias han aportado algunas ideas para colocar en el sitio. Algunas de ellas es la colocación de un árbol por cada persona identificada, a manera de recordatorio simbólico, de las víctimas que lamentablemente fueron localizadas sin vida en el lugar.
De esta manera, Guanajuato se convertirá en el primer estado del país que determine una reparación colectiva que en conjunto con las víctimas incluirá medidas simbólicas y materiales que permitan preservar la memoria de los hechos, al mismo tiempo que fomenten la reflexión, la paz y la reconciliación.
El Memorial en Salvatierra sentará un precedente en el estado, que se convertirá en un modelo para futuras reparaciones colectivas en el país. Este esfuerzo es un paso significativo hacia el cumplimiento de las garantías de verdad, justicia y no repetición, marcando un compromiso tangible con las víctimas y sus familias.
Este sitio será un recordatorio de los errores del pasado y una promesa para el futuro: que los hechos no se repetirán y que las voces de las víctimas seguirán siendo escuchadas y honradas por generaciones.