TECNOLOGÍA

Los retos de la agenda digital para el 2025

La IA seguirá sus patrones de alto crecimiento incidiendo sobre todos los aspectos de nuestras vidas. | Leonardo Martínez

Escrito en OPINIÓN el

Los tentáculos de las tecnologías digitales han llegado, insospechadamente para muchas personas todavía, a todos los rincones de la vida en las sociedades actuales. Y digo a todos los rincones porque muchos de sus efectos, por ejemplo sobre la vida de personas que todavía no tienen dispositivos digitales o que viven en áreas sin acceso a internet, los efectos les llegan por caminos indirectos. Por ejemplo, para una población rural sin cobertura a redes de telecomunicaciones, los efectos se pueden materializar a través de la canasta de bienes y servicios, públicos y privados, a la que tienen acceso en su localidad, porque las decisiones tanto de política pública como de distribución de mercancías se toman dentro de ecosistemas digitales, para bien o para mal.

Por ello, si lo vemos desde panorámicamente, no es exagerado decir que el ecosistema digital se ha ido adueñando de todos los ámbitos de decisión que afectan de alguna manera la vida cotidiana en todas las sociedades del planeta. Y no sólo eso, en particular la irrupción de sistemas de inteligencia artificial (IA) al alcance de todas las personas, ha acelerado y multiplicado drásticamente los efectos y los riesgos que ello conlleva. Nadie sabe bien a bien cuáles son los escenarios que estamos construyendo, ni cuáles serán sus impactos reales, ni cuándo estos impactos estarán haciendo acto de presencia, por ello son temas debemos de atender continua y responsablemente.

En particular, el tema de la inteligencia artificial es a la vez esperanzador y preocupante. Sus efectos se plasman en un espectro que va desde la creación en tiempos antes inconcebibles de nuevos medicamentos y vacunas que salvan vidas, hasta su uso para manipular con fines perversos la psique de las personas. En México el tema se está abordando en algunos ámbitos, pero nos falta todavía crear más conciencia para que tome el lugar que le corresponde en la agenda pública y como parte de la responsabilidad social de las empresas. 

Uno de los aspectos que más se ha discutido últimamente a nivel internacional es el de la gobernanza de la inteligencia artificial, esto es, cómo nos podemos organizar para tratar de conducir éticamente su desarrollo y reducir y manejar adecuadamente los riesgos que se están creando. Hay consenso en cuanto a que es estrictamente necesario llegar a acuerdos internacionales, pero el tema es muy complicado por muchas razones, entre otras, por las diferencias entre los marcos legales de los países y los diferentes estados de avance en el desarrollo y los usos de la IA en cada país.

La definición de estándares globales, por ejemplo, ayuda a coordinar las regulaciones entre países para evitar fragmentaciones jurídicas y abusos transfronterizos; permite que los países se apoyen para exigir y mejorar la explicabilidad algorítmica; permite compartir principios para combatir sesgos estructurales en la concepción y desarrollo de la IA; y ayuda en la identificación de riesgos relacionados con la privacidad, la libertad de expresión y el acceso equitativo a la tecnología, entre otras cosas.

Por otro lado, algo que preocupa mucho es lo que tiene que ver con los impactos de la inteligencia artificial sobre los mercados laborales, tema en el que todavía sabemos poco. Porque esta idea de que la IA sustituirá únicamente a los empleos que consisten en tareas rutinarias o que no requieren de análisis profundos, es ya un anacronismo. La irrupción de la IA generativa pone en riesgo empleos que hasta hace muy poco se creían insustituibles por una máquina. Por ello es crucial ante los retos que presentan estos temas, se responda con políticas de Estado.

Hay otros temas a la vez prioritarios y preocupantes, como los de ciberseguridad y los impactos ambientales. Por ejemplo, la IA también se usa para ciberataques, espionaje y actividades maliciosas que dañan la vida de las personas; y el entrenamiento y la operación de modelos de IA consumen enormes cantidades de agua y energía.

La IA y demás tecnologías exponenciales seguirán sus patrones de alto crecimiento durante el 2025, incidiendo sobre todos los aspectos de nuestras vidas. En los últimos años México se ha rezagado en la atención y adaptación de estos temas, esperemos que el nuevo gobierno y las empresas le dediquen la atención y los recursos que requiere el desarrollo ético de estas tecnologías. Si eso no se hace, no podremos evitar que los daños también sigan con una tendencia creciente.

 

Leonardo Martínez

@lmf_Aequum