VENTA DE BANAMEX

Banamex: venta frustrada

El fracaso de la venta de Banamex es desafortunado para los posibles inversionistas que dedicaron tanto tiempo y recursos para realizar sus análisis. | Octavio Díaz García de León

Escrito en OPINIÓN el

Citibank, el dueño de Citibanamex, anunció a principios de enero de 2022 que se desprendería de sus negocios de banca de consumo y para pequeñas empresas, conservando su banca corporativa. Al anuncio siguió un largo proceso de venta que involucró a muchos inversionistas. Todo ello finalmente quedó en nada. 

El último postor, Grupo México, encabezado por Germán Larrea, sufrió el embate del gobierno hace unos días cuando se le suspendieron unas importantes concesiones ferroviarias en el Istmo de Tehuantepec y ante la falta de condiciones adecuadas, Citibank anunció que no se llevaría a cabo la venta de Banamex y en su lugar hará una oferta pública inicial de acciones. 

Jocosamente, como suele dirigirse a su base de admiradores, el presidente López Obrador, sugirió que sea el gobierno quien compre el banco, ya que, dijo, es un buen negocio, no tiene chiste manejarlo y al gobierno le sobra dinero para comprarlo

¿Conviene que el gobierno adquiera Banamex? Por supuesto que no, cuando hay otras prioridades de gran urgencia como el reconstruir el sistema de salud, el sistema educativo y recuperar la seguridad pública, entre muchos otros aspectos que requieren atención urgente. Sería muy mala idea que el gobierno entre a un negocio que desconoce y en el que su participación no beneficia al país.

El gobierno de México a lo largo de su historia ha creado instituciones para apoyar el crecimiento económico a través de la banca de desarrollo, la cual ha jugado un papel importante para estimular las inversiones y aportar créditos para proyectos donde la banca comercial difícilmente participa. 

También intentó ser banquero cuando el presidente López Portillo, en un acto impulsivo y tratando de desviar la atención de la crisis que su gobierno provocó, estatizó la banca en 1982. A partir de allí, el manejo de los bancos se politizó al darle trabajo a políticos que poco conocían del negocio y que nada aportaron para mejorar a la banca mexicana. 

Esto terminó cuando el presidente Salinas de Gortari entregó la propiedad de los bancos a empresarios “compadres”. Esta privatización fallida hizo que estuviera a punto de quebrar todo el sistema bancario en 1995, lo cual se evitó gracias al FOBAPROA. A raíz de esa crisis, casi todos los bancos quedaron en manos de inversionistas extranjeros, tal como el propio Banamex, comprado por Citibank

México quizá perdió décadas de desarrollo del sistema bancario con la decisión absurda de López Portillo de estatizar la banca y con la pésima reprivatización posterior realizada por Salinas de Gortari y Aspe, la cual le sigue costando al país miles de millones de pesos a través del FOBAPROA. Esta decisión dañina se llevó a cabo debido a la falta de contrapesos a la presidencia de la república, lo cual ilustra el daño que un presidente desequilibrado le puede hacer al país al tomar decisiones viscerales.

Por ello, no es una buena idea que Banamex sea adquirido por el Estado. No es un negocio sencillo de manejar como hace creer el presidente a sus admiradores, y podría poner en riesgo los ahorros de los millones de clientes con que cuenta esta institución, pues al estatizarse ese banco se manejaría con criterios políticos en lugar de empresariales. Afortunadamente Citibank cerró la posibilidad de que el gobierno compre Banamex, una vez que decidió no venderlo a Grupo México

Por otra parte, el largo tiempo que tomó el proceso de venta, no fortaleció la posición de mercado de Citibanamex pues sus ejecutivos dedicaron la mayor parte de estos largos meses a prepararse para la venta y no para mejorar su estrategia de servicio e intentar recuperar a los clientes que han perdido. 

Valdría la pena que, ahora que Citibank decidió conservar el banco, se enfoquen en mejorar sus servicios, ampliar su cobertura y aumentar su línea de productos, porque si algo hace falta en nuestro país son servicios bancarios con mejor alcance, calidad y precio. 

El fracaso de la venta de Banamex es desafortunado para los posibles inversionistas que dedicaron tanto tiempo y recursos para realizar sus análisis. Lo peor es que el desenlace fue precipitado por la inoportuna intervención del gobierno en perjuicio de Grupo México. 

El gobierno de López Obrador dio una vez más la señal de que no hay buenas condiciones para que el sector privado invierta en México, si no es mediante contratos con el propio gobierno, los cuales se ganan por medio de corrupción, bajo un esquema de capitalismo de “compadres”. 

Pensar en estatizar la economía, es no querer ver la historia del fracaso que ello representó en los años del populismo priísta, especialmente durante los sexenios de Echeverría y López Portillo. Es querer regresar a un pasado donde el país pierde. Por lo pronto, qué bueno que Citibanamex siga en manos de sus actuales dueños. Ojalá mejoren sus servicios y recuperen mercado.