#RECOVECOS

Ejército espía y la inteligencia civil... ¿en ruinas?

Se ha documentado por medios periodísticos y organizaciones civiles, el espionaje continúa. | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto espió al hoy presidente Andrés Manuel López Obrador y a sus más cercanos, incluidos hijos y hasta el número de celular de su cardiólogo Patricio Heriberto Ortiz Fernández, usando Pegasus. Los precursores del espionaje en México están en 1918 con Venustiano Carranza. Desde entonces estuvieron en la Secretaría de Gobernación.

En el sexenio pasado el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Eugenio Imaz, hombre cercanísimo al hoy senador Miguel Ángel Osorio Chong, quien era secretario de Gobernación, fue un hombre que padeció una enfermedad, lo cual no impidió que las tareas de seguimiento político se frenaran.

Vicente Fox, a su llegada al gobierno en el 2000, fue el primero en abrir expedientes del espionaje del régimen priista. Pero no todos. Con el paso de los años el Archivo General de la Nación también fue cantera para conocer los ojos espías del régimen. López Obrador también hizo lo propio y pudimos conocer cómo seguían a artistas, escritores, periodistas y todo aquel que incomodara al régimen.

Desde antes de su llegada al gobierno, López Obrador dijo que con él se acabaría la leyenda negra del Cisen y del espionaje político. Como es su costumbre ponerse al centro se ha usado como ejemplo del seguimiento que le hacían, lo cual evidentemente fue cierto y será condenable.

¿Pero algo ha cambiado en verdad con Andrés Manuel López Obrador?

Un estudio de Casede, especializado en temas de seguridad, hizo un recorrido del presupuesto para el Cisen desde el 2000 al 2016. De acuerdo con su registro, en el 2000, primer año de la primera alternancia con Fox, el Cisen tuvo un presupuesto de 900 millones de pesos. En 2006, al cierre del sexenio de Vicente Fox, este organismo recibió 1,153 millones de pesos.

Con Felipe Calderón (2006-2012) el gasto del Cisen pasó de esos 1,153 millones de pesos a 2,766 millones de pesos en 2012. El cierre del estudio marca 3,273 millones de pesos en 2016 con Enrique Peña Nieto.

Es interesante que en el caso de López Obrador en 2019 inició con 2,490 millones de pesos y para este 2023 el presupuesto marca 2,813 millones de pesos. Ciertamente el gasto es menor al ejercido por Peña Nieto, pero el Cisen transformado en Centro Nacional de Inteligencia es hoy más opaco comparado con los 18 primeros años de este siglo.

2,490,693,791 (2019)

2,626,857,454 (2020)

2,603,458,459 (2021)

2,809,160,127 (2022)

2,813,446,355 (2023)

13,343,616,186 (total)

Como se ha documentado por medios periodísticos nacionales e internacionales, organizaciones civiles, el espionaje continúa.

En estos #Recovecos se ha documentado (López Obrador: espionaje e incongruencia | La Silla Rota) desde hace unas semanas la incongruencia del presidente López Obrador.

Un documento en poder de esta columna informa que “el inmueble donde se ubican las oficinas centrales del Centro (…) fue construida (sic) hace más de 30 años, por lo que al día de hoy parte de sus instalaciones ha concluido con su vida útil”.

Y agrega lo que es conocido y público: “El Centro Nacional de Inteligencia (Centro) es el órgano de inteligencia civil al servicio del Estado mexicano, cuyo propósito es generar inteligencia estratégica, táctica y operativa que permita preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado, dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer el Estado de Derecho. Las funciones del Centro consisten en alertar y proponer medidas de prevención, disuasión, contención y neutralización de riesgos y amenazas que pretendan vulnerar el territorio, la soberanía, al orden constitucional, a las libertades e instituciones democráticas de los mexicanos, así como el desarrollo económico, social y político del país”.

El Cisen fue creado el 13 de febrero de 1989. En 2005 se publica la Ley de Seguridad Nacional y se establecen los términos de la corresponsabilidad de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, en materia de seguridad nacional, así como las atribuciones, alcances, límites y mecanismos de control sobre el Cisen. El 1 de diciembre de 2018, con la modificación a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, el Cisen se transformó en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y quedó adscrito a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Según López Obrador, el Centro Nacional de Inteligencia conoció de un intento por atentar contra Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, y justo por esa alerta pudo tomar previsiones que le permitieron salvar su vida. Pero casi todo el documento está testado.

Llama la atención que el documento refiera que buena parte de sus instalaciones centrales “han concluido con su vida útil”. Pronto se habrá de correr el velo que López Obrador quiere poner a lo que es un escándalo: su gobierno también espía.

Punto y aparte. Margarita Luna Ramos es una noticia buena… pero también mala. Es positivo que un par de días antes de su entronización como integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM publicara un artículo en El Universal para defender la autonomía universitaria. También que por prudencia no acudiera al informe del director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras, rendido el día previo a que el Consejo Universitario la eligiera formalmente a ella. Pero en los corrillos universitarios la ven más que cercana a una ministra de la Corte con muchos problemas en la UNAM. Ojalá no sea esa la mala noticia.

Punto final. Las corcholatitas de Morena en la Ciudad de México ya les dieron banderazo de salida rumbo a las elecciones en la Ciudad de México en 2024 para relevar a Claudia Sheinbaum