MUJERES FILÓSOFAS

Voces filosóficas mexicanas, aportaciones de ellas

La filósofa Fanny del Río inició un periplo para la recuperación de las aportaciones de las estudiosas de la filosofía en nuestro país. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

Si pidiera a quienes leen esta columna, nombrar a cinco filósofas, de cualquier época de la historia, muy probablemente, la lista no sea más amplia de dos o tres nombres, pensando en que, en la mayoría de ellas, estaría Simone de Beauvoir. Si complejizará la pregunta y solicitará el nombre de cinco filósofas mexicanas, con excepciones, pero sería aún más difícil poder elaborar dicha lista. El asunto no es exclusivo de la filosofía, ocurriría lo mismo con escritoras, con historiadoras, con científicos, y prácticamente, con cualquier otro campo de conocimiento.

Desde hace más de un lustro, la filósofa Fanny del Río inició un periplo para la recuperación de las aportaciones de las estudiosas de la filosofía en nuestro país, a la par, de la recuperación de parte de esas contribuciones desde su propia voz. Consciente de que los espacios académicos aún son cerrados para muchas mujeres, y apenas inician está apertura al diálogo entre géneros, la investigadora optó por utilizar aquellos caminos menos formales, en términos de academia, para compartir parte de su historia crítica de la filosofía mexicana.

El resultado fue la publicación de una serie de entrevistas con diferentes filósofas en los periódicos, donde ellas mismas explicaron su perspectiva de la rama de conocimiento a la que han dedicado parte de su vida, así como una mirada crítica de la incorporación de las mujeres a la misma, y sobre todo, resaltar lo que ellas mismas han producido al paso del tiempo. Para este ejercicio, Del Río apela al concepto de Miranda Fricker de injustica epistémica, que apela a “causar un mal a alguien en su condición de sujeto de conocimiento”.

Lo anterior porque aún es muy perceptible la falta de presencia de las autoras mexicanas en los compendios de historia de la filosofía, y en general, en la producción de conocimiento con respecto al análisis de su obra y de sus aportaciones por parte de las nuevas generaciones, así como en los índices de las revistas más prestigiadas en la materia o en los encuentros especializados. 

Bajo el título de “Las filósofas tienen la palabra” (Siglo XXI, 2020), diez filósofas mexicanas narran sus experiencias de vida y académicas tras el acercamiento a la longeva disciplina humanística, anotan esos momento clave en que dieron un giro inflexivo a sus trayectorias de vida, a su visión del mundo y a la compleja labor de analizar a profundidad lo que parece evidente, pero que en el trasfondo, es sumamente complejo. 

Así, nos acercamos a la obra de Virginia Aspe, especialista en Sor Juana Inés de la Cruz, algunos otros autores novohispanos y el pensamiento aristotélico, quien en su entrevista dilucida sobre la dicotomía de fe y razón, así como las formas en que podría pensarse la filosofía desde una perspectiva de género o apelar al pensamiento universal desde diferentes visiones. Y la necesidad de revisar como aterrizaron las ideas de otras latitudes en el pensamiento novohispano.

O una de las pocas lecturas que se han hecho sobre la pobreza, desde la mirada filosófica, como la que publicó Paulette Dieterlen, así como múltiples análisis sobre la noción de justicia, sobretodo, en el terreno de la salud, una visión muy necesaria en tiempos post pandémicos. Sin dejar de lado, el gran trasfondo de su obra, la igualdad, la construcción de una sociedad igualitaria, así como de una de sus grandes pasiones, el beisbol.

Las voces de los pueblos indígenas, las diferentes expresiones culturales, la multiculturalidad también son temas que preocupan a algunas pensadoras como Kim Díaz, radicada en Texas, pero cuyo trabajo está centrado en la filosofía mexicana, en el cuestionamiento de los análisis sobre la mexicaneidad o de lo indígena y la incorporación de la mirada feminista. Una mescolanza que demuestre que las mujeres también realizan ejercicios filosóficos “en serio”. 

El campo de la filosofía analítica acogió a Maite Ezcurdia, quien desde sus comienzos filosóficos se sintió atraída por la lógica y los estudios de la mente, y desarrolló su trayectoria con un amplio compromiso por la difusión de los estudios sobre la mente, el lenguaje, la argumentación, entre otros, pues también dirigió las revistas especializadas más connotadas del país. 

Una de las bibliografías más nutridas en el campo de la bioética es la de Juliana González, quien ha sido pionera en esta rama de estudios, pero también en la lectura de otros autores como Nietzsche y la de Eduardo Nicol, de quien se considera heredera, y a partir de allí reflexiona sobre la vida, la naturaleza y otros elementos que componen nuestro entorno y nuestra realidad. 

Uno de los terrenos menos explorados en el conocimiento filosófico es el de las emociones, si bien, ya existían algunos visos, desde la época clásica, Olbeth Hansberg publicó uno de los libros clave en la materia, “La diversidad de las emociones”, en el que condensa su perspectiva analítica e interdisciplinaria, pues apela a que la filosofía se abra a un diálogo con otras ramas del conocimiento.

El vínculo entre política y feminismo, el siempre punzante concepto de democracia, sustentado en una perspectiva ética, la urgencia de un cambio a nivel macro son algunos de los temas que María Pía Lara ha posicionado en diferentes ámbitos, pues, su obra ha sido publicada en gran parte en inglés y ha aprovechado su lectura de la realidad mexicana para sumarse a los debates globales.

La entrevista es un arte, y por si solas, pueden ser trascendentales. Una de las más leídas en el ámbito de la filosofía es aquella que realizó una aún joven estudiante a Althussser, el filósofo marxista, cuya obra se enfoca a los aparatos ideológicos y el Estado. Esas charlas en Francia marcaron la trayectoria de Fernanda Navarro, quien también ha sido muy estudiosa y cercana a fenómenos sociales como el zapatismo.

Una de las obras más completas de análisis de Nietzsche es la de Paulina Rivero, quien ha publicado varios textos al respecto, de manera muy profunda, pero no se ha quedado en el estudio de la filosofía alemana, sino que, ha dado apertura las filosofías de otras latitudes como las de Asia, siendo una especialista en el daoismo.

Y desde el exilio español, una de las primeras estudiosas del pensamiento filosófico mexicano del siglo XIX y principios del XX, Carmen Rovira, abrió una línea de estudios sobre la filosofía mexicana, que por años, ha aportado múltiples resultados al conocimiento de las ideas filosóficas que han impregnado varios círculos del país. 

A propósito de esta novedosa publicación, también es muy recomendable visitar las redes sociales de la Red Mexicana de Mujeres Filósofas, donde se pueden conocer los trabajos de jóvenes filósofas de diferentes partes del país o leer o releer el artículo Las filósofas mexicanas de Francesca Gargallo, cuyo punto de partida es muy crítico y su revisión de autoras y de temas es muy extensiva. 

Como señala Del Río, comenzar a hablar de las contribuciones de las filósofas no es un acto de corrección política sino de justicia epistémica y de responsabilidad ética.