MIGRANTES

Las fronteras son violencia patriarcal y racista

Las personas migrantes, obligadas a desplazarse de sus países ante las violencias creadas por políticas capitalistas, machistas y extractivista, se enfrentan a un sistema racista, y violento | Graciela Rock Mora

Escrito en OPINIÓN el

Las personas migrantes, obligadas a desplazarse de sus países ante las violencias creadas por políticas capitalistas, machistas y extractivista, se enfrentan a un sistema racista, y violento que les vulnera y les asesina, frente a esto, los feminismos debemos posicionarnos decisivamente antirracistas

En la madrugada de hoy, al menos 39 personas murieron en un incendio dentro de una estación migratoria del Instituto Nacional de Migración del Gobierno de México, en Ciudad Juárez. En su comunicado, el INM “lamenta” el fallecimiento de las personas “migrantes extranjeras”; término que utiliza en dos ocasiones, aclarando tanto su situación de irregularidad administrativa como, sobre todo, su otredad. Parece un detalle menor, pero no lo es. Diversos reportes han alzado la voz durante años frente a prácticas discriminatorias y violentas dentro del Instituto Nacional de Migración que, pertrechado en racismo institucional y xenofobia, “detecta” y detiene migrantes en territorio nacional. Se han registrado decenas de denuncias frente a la falta de transparencia del Instituto Nacional de Migración sobre traslados y procedimientos de regularización, particularmente contra la población centro y sudamericana.

Ya en mayo del año pasado, la Primera Sala de la Suprema Corte (SCJN) resolvió que las revisiones migratorias únicamente se deben realizar en los puntos de entrada internacionales, y que el protocolo que permite hacerlas al interior del territorio es inconstitucional por ir en contra a los derechos de libre circulación y tránsito. Aún así, la Cámara de Diputados no ha derogado los artículos relevantes en la Ley de Migración, y el propio Instituto continúa estas prácticas que dependen del perfilamiento racial y estereotipos interiorizados por parte de los agentes migratorios

Ayer mismo, horas antes del incendio, personas migrantes que se encontraban en las calles de Ciudad Juárez fueron detenidas por agentes del INAMI “por petición directa del gobierno municipal”, en lo que han llamado “operativos de rescate humanitario”, un término que agrupa diversas acciones de contención contra desplazamientos colectivos y de personas deportadas y expulsadas desde Estados Unidos. En estos operativos, observatorios y colectivos migrantes han denunciado el uso ilegítimo, arbitrario y desproporcionado de la fuerza, asesinatos, tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes para la comunidad migrantes en territorio nacional. De acuerdo con información respecto al operativo del día de ayer, “dieron prioridad de trasladar a las oficinas, dónde revisan si tienen permiso para estar legalmente en la ciudad y México.” 

Reportes y videos que surgieron durante el día dieron cuenta de que las personas fallecidas se encontraban encerradas, que los agentes del INM los abandonaron sin abrir las puertas. Habría que no perder de vista si las autoridades investigarán tanto el operativo inconstitucional como las acciones directas de sus agentes como parte de “los hechos que derivaron en esta tragedia”. Aunque ya está puesta en marcha la maquinaria para revictimizar a los fallecidos, culpándolos del incendio, de sus propias muertes y de sus propias vidas. 

Las personas migradas, particularmente aquellas obligadas a dejar sus países frente a situaciones de violencia y precariedad profundizadas por políticas extractivistas y neoliberales son constantemente vulneradas por políticas de frontera y leyes de migración racistas. El mito mexicano de que el mestizaje nos blinda frente al racismo no podría estar más lejos de la realidad, de acuerdo a datos del Conapred, las personas migradas sufren violación de derechos humanos por parte de funcionarios de todos los niveles de violencia, se les criminaliza y vuelve más vulnerables frente a detenciones arbitrarias, violencia de grupos criminales, explotación laboral, abusos sexuales y violencia machista además de limitar su acceso a derechos como vivienda, salud, educación o justicia

La migración es un derecho humano, sin embargo, los discursos xenófobos y ultranacionalistas que señalan a las personas migrantes como la raíz de los males en la sociedad siguen permeando en nuestras políticas y estructuras. El nacionalismo como idea de un “nosotros” superior y un “ellos” ajeno, inferior, descartable, es un mecanismo del sistema capitalista, de los cuerpos que merecen gozar de dimensión humana, de derechos y de vidas libres de violencia. 

Los feminismos mexicanos y regionales no podemos mantenernos en silencio frente al racismo, la xenofobia y la discriminación contra nuestras hermanas y hermanos migrantes. El feminismo debe ser contundentemente antirracista y antipatriarcal; enfrentarnos contra las estructuras de violencia y opresión que enfrentamos como mujeres y también reconocer en esas mismas las que enfrentan y violentan a los hombres racializados, empobrecidos, indígenas, campesinos y migrantes