AMÉRICA DEL NORTE

De la necesidad de estudiar a América del Norte

Voltear a ver a las personas en el contexto norteamericano significa ver un tema trilateral como la renegociación del T-MEC en términos de la relocalización de las industrias compartidas. | Ricardo Reyes Guevara*

Escrito en OPINIÓN el

A propósito de la cumbre de líderes de América del Norte, celebrada del 9 al 11 de enero en la Ciudad de México, se vuelve pertinente apuntar algunas cuestiones. En el foro “del más alto nivel”, como suele calificarse a las reuniones que desde 2005 se han llevado a cabo entre los representantes del poder ejecutivo, una vez en Estados Unidos, una en México y una en Canadá, se discuten aquellos temas prioritarios para los tres gobiernos. De esta última edición podemos dar un paso más allá de lo que se nos cuenta se dijo y trabajó durante la reunión trilateral, y señalar no sólo la vigencia de que existan intercambios intencionales entre tres Estados distintos que coexisten por su cercanía geográfica, sino también señalar la pertinencia de seguir reflexionando sobre lo que acontece en esta realidad regional.

Si bien las cuestiones fundamentales a las que atendieron en esta última ocasión los gobiernos de la región se centraron, como era de esperarse, en la integración y crecimiento económico así como en la migración y la seguridad, destacan otros temas relevantes como la cuestión laboral y el uso de energías limpias, temas que están echando raíces en nuestra sociedad. En el marco de estas reuniones que mediante la representación del poder ejecutivo supuestamente intentan proyectar los intereses de todo un entramado social complejo y diverso, vale la pena reflexionar una vez más qué es y cómo se ha construido la región de América del Norte. Para ello, es indispensable examinar la propia experiencia vivida de las personas que habitamos un país megadiverso en todos los aspectos, cuyas interacciones sociales en todos los niveles –no sólo en los del más alto nivel– influyen también en otras latitudes más al norte.

Plantearnos reflexionar sobre algo tan general y diverso, pero también tan imprescindible para la vida de muchas personas, merece ser comprendido desde la óptica de los estudiosos de “lo social”, mismos que no deberían despegarse del todo ni de la vida cotidiana en general, ni de los testimonios de personas ajenas a posturas políticas gubernamentales y a protagonismos de la discusión pública. Esto es necesario no sólo para darle un sentido más vivencial a los fenómenos sociales compartidos entre México, Estados Unidos y Canadá que abarcan una gama extensa de sectores y relaciones sociales, sino también para propiciar la reflexión sobre un discurso patriótico y nacionalista que fundamenta la vida de muchas personas en este, nuestro país, que se expresa muchas veces de forma inconsciente y que, queramos o no, es parte de los múltiples significados que le atribuimos a nuestra forma de ser, vivir y relacionarnos con otras personas.

Este viaje reflexivo que se plantea no es necesario realizarlo mediante ejercicios empíricos en otras latitudes de la región norteamericana –a menos que la situación personal lo permita– sino que podemos comenzar por emprender el viaje hacia ese imaginario construido con una racionalidad oficial a imagen y semejanza de lo estadounidense para cuestionar lo que hoy es América del Norte, o por lo menos lo que nos dicen que es. Podemos voltear a ver cada parte específica de lo que observamos sin olvidar que todo lo que acontece, así como todo lo material –un auto, un Estado, o el guacamole– es producto de la acción y la interacción de personas de carne y hueso, con distintas historias de vida y con distintos criterios de significación.

Voltear a ver a las personas en el contexto norteamericano significa entonces ver un tema trilateral como la renegociación del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) en términos de la relocalización de las industrias compartidas y las consecuencias para los trabajadores que las integran; significa incorporar esos conceptos “novedosos” para los gobiernos como la movilidad laboral en la cuestión migratoria y atender las razones por las cuales los paisanos se trasladan de manera oficial en programas gubernamentales, si estos cuentan con un trato digno a los lugares a los que llegan o si en verdad, desde el punto de vista de los participantes, vale la pena replicarlos; significa reflexionar por qué hasta 2023 se habla oficialmente en el más alto nivel –sin fines electorales o electoreros– sobre la situación de los pueblos originarios cuando las tres sociedades norteamericanas son producto y deudoras de los mismos.

Todas estas cuestiones más allá de ser puntos a tratar en futuras agendas o en las órdenes del día de los representantes de nuestros gobiernos, deberían ser puntos de partida para emprender ese viaje reflexivo e introspectivo hacia nuestros imaginarios y poder repensar constantemente –y por lo tanto estudiar de forma sistemática– eso que se llama América del Norte. Lo anterior debe suceder a la luz de nuestras propias experiencias y del prolifero y potente protagonismo que la población mexicana tiene para la vida de los vecinos del norte, este esfuerzo no deberá estar exento de echarnos para adelante y pensarnos como necesarios e indispensables para la construcción y desarrollo de la sociedades canadiense y estadounidense. Como mencionó aquel multidisciplinario académico cuyo nombre lleva hoy la biblioteca con el mayor acervo de ciencias sociales y humanidades en México, en aquel breve pero contundente primer ensayo del primer número de la desparecida revista Anglia, Anuario de estudios angloamericanos, del desaparecido Centro de Estudios Angloamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México, y al que el título del presente hace referencia: “La vecindad ha dejado de ser un fenómeno meramente físico para convertirse en un fenómeno de influencia recíproca”.

 

Referencias

Cosío Villegas, D. (1968). “De la necesidad de estudiar a los Estados Unidos”. Anglia. Anuario de Estudios Angloamericanos, (1), 9-17. 

Mendoza García, I. (2022). “Migración laboral internacional y la transformación de los mundos de vida: el caso de los trabajadores tlaxcaltecas en el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá”. (Tesis inédita de maestría). Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México. 

Mora Reyes, L. F.  (2023) “La relocalización productiva y los impactos territoriales en la cadena de valor regional automotriz en América del Norte”. Ponencia presentada en el Segundo Congreso Bienal de Estudios Norteamericanos: ¿Globalización en crisis?. Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), México. 

* Ricardo Reyes Guevara

Es licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente es estudiante de la Maestría en Sociología Política del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Sus líneas de investigación son: seguridad nacional y seguridad fronteriza México-Estados Unidos, Historia y política de Estados Unidos y producción de conocimiento científico en México.