TRANSPARENCIA

García Luna visto a través de las solicitudes de información (III)

El Centro Nacional de Inteligencia no tiene información de García Luna o simplemente la esconde. | Adolfo Gómez Vives

Escrito en OPINIÓN el

Era 1993. Genaro García Luna había comenzado a laborar como analista en la Dirección de Protección, del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), institución que entonces encabezaba Jorge Tello Peón.

El Cisen fue creado en 1989, cuatro años antes del arribo de García Luna. Funcionaba sin un marco legal que delimitara sus atribuciones, pues la Ley de Seguridad Nacional sería publicada hasta el 31 de enero del 2005, doce años después de su creación.

A pesar de la importancia de su misión: “producir inteligencia estratégica para la toma de decisiones, a fin de preservar la Seguridad Nacional, la Gobernabilidad y el Estado de Derecho”, el Cisen fue creado como órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación. Nunca fue, siquiera, un órgano descentralizado. Por eso, no logró sacudirse el mote de “policía política”, heredada de la época de su antecedente, la Dirección Federal de Seguridad (DFS), de muy triste memoria.

El Cisen actuó siempre como una institución de espionaje: se espiaba a periodistas, empresarios, integrantes del clero, líderes magisteriales, estudiantiles y sindicales; partidos y asociaciones políticas; gobernadores, servidores públicos de mando, militares, marinos, narcotraficantes…

El presidente de la República, el secretario de Gobernación y una decena de personas más, tenían acceso a los informes del Cisen, análisis delimitados por temas, que permitían —a través de la lectura de documentos ejecutivos— tener un panorama más o menos preciso del acontecer nacional, de la evolución de los conflictos y de las posiciones de los actores políticos de interés para el gobierno.

La Dirección de Análisis contaba con un área de currícula, cuya labor era la de confeccionar los expedientes de miles de actores políticos de interés para el gobierno y mantenerlos actualizados. Cuando Vicente Fox llegó a la Presidencia de la República, se molestó al enterarse que el Cisen tenía una ficha con su perfil curricular.

García Luna tenía como jefe al entonces capitán de navío, Wilfrido Robledo Madrid. De analista, pasó a ser subdirector de Contrainteligencia y luego subdirector de Antiterrorismo. Allí comenzó su fascinación por los juguetes tecnológicos diseñados para la intervención de comunicaciones y para el análisis de redes.

Durante el conflicto armado de 1994, García Luna jugó un papel destacado en el análisis de los grupos e individuos que conformaban y apoyaban al EZLN. Su labor de “inteligencia” fue reconocida. Cinco años después, sería llamado a colaborar a la Policía Federal Preventiva (PFP), de reciente creación, encabezada por quien había sido su jefe en el Cisen: Wilfrido Robledo.

Más tarde, operaría la desaparición de la PFP y la creación de la Agencia Federal de Investigación (AFI). No hay pruebas de ello, pero diversas fuentes coinciden en que fue en esos años cuando comenzó a tener contactos con el cártel de Sinaloa y habría comenzado a delinquir.

De ser el caso, es imposible que otras agencias no lo supieran y no lo documentaran institucionalmente. La más importante de todas, es el actual Centro Nacional de Inteligencia, que continúa operando bajo los preceptos de la Ley de Seguridad Nacional, que no ha sido modificada, por lo que, en los hechos, continúa siendo el Cisen, pero con otro nombre.

Un particular, en ejercicio de su derecho de acceso a la información, le solicitó al Centro Nacional de Inteligencia “conocer cualquier documento o expediente que la institución tenga, de cualquier año, sobre Genaro García Luna”. La respuesta de la institución creada por López Obrador y que comanda el general Audomaro Martínez Zapata, fue que “después de realizar una búsqueda exhaustiva y razonable al interior de esta área NO SE LOCALIZÓ documento alguno que responda a la descripción proporcionada por el solicitante respecto de ‘Genaro García Luna’, debido a que el Centro Nacional de Inteligencia no tiene como atribución la investigación y persecución de individuos”.

Otro particular también pidió saber si el Cisen “elaboró una ficha o cualquier otro documento o archivo sobre las actividades o el desempeño de Genaro García Luna”. La respuesta de la institución creada por López Obrador —cuyos archivos se comprometió a abrir— fue que: “después de realizar una búsqueda exhaustiva y razonable al interior de esta área NO SE LOCALIZÓ documento alguno que responda a la descripción proporcionada por el solicitante respecto de ‘Genaro García Luna’”.

Mientras que el presidente de la República explota como propia la sentencia contra Genaro García Luna en Estados Unidos, su institución de inteligencia —al igual que otras como la Unidad de Inteligencia Financiera— simplemente no poseen u ocultan información relacionada con el sujeto que el gobierno de la Cuarta Transformación no se atrevió a tocar ni con el pétalo de una denuncia.