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Un año de guerra; entre presagios y apuntes

El temor de un líder político a ser percibido como un líder débil es a la vez su mayor debilidad. | Rubén Beltrán

Escrito en OPINIÓN el

"Ellos necesitan tanques y armas y municiones y toda clase de suministros. Desde los Estados Unidos ellos obtendrán tanques y armas y municiones y toda clase de suministros", Franklyn D. Roosevelt, 15 de marzo de 1941.

La Conferencia de Seguridad de Múnich, algunos apuntes.

Del 18 al 20 de febrero de 2022, los trabajos de la Conferencia de Seguridad de Múnich (CSM), se desarrollaron después del fracaso de las diferentes rondas de conversaciones entre representantes de Rusia y de los Estados Unidos, de la Unión Europea y de la OTAN, principalmente; fue notable la ausencia de Ucrania en esas mesas. Hoy resulta evidente que la inteligencia occidental tenía la certidumbre de que la invasión rusa a Ucrania era ya inminente. La reunión de la CSM fue precedida, además, por una intensa actividad diplomática que incluyó la visita de varios jefes de Estado y de gobierno a Moscú, sus cancilleres hicieron ejercicios similares.

La historia juzgará la verdadera disposición que tuvieron cada una de las partes en diseñar propuestas factibles para alcanzar un acuerdo que evitara las hostilidades. Como señaló Churchill en octubre de 1938: "Siempre he mantenido la visión de que el mantenimiento de la paz depende de la acumulación de elementos de disuasión contra el agresor, junto con esfuerzo honesto de enmendar agravios...". Alguna de las partes, o todas, no cumplieron con esa premisa. 

En 2022, la atmósfera de la CSM estuvo dominada por las múltiples advertencias a Rusia de que le sería aplicada una nueva generación de severas sanciones de carácter financiero y comercial si invadían a Ucrania. No son pocos los que señalaron que la inminencia de la aplicación de dichas sanciones fue un factor adicional para que Rusia iniciara la llamada eufemísticamente "operación especial" 72 horas después de la clausura de la CSM, el 24 de febrero.

Recordemos que un par de semanas antes del inicio de la CSM, el 4 de febrero, Vladimir Putin viajó a Beijing para reunirse con Xi Jinping. De las conversaciones entre los dos líderes da cuenta un extenso comunicado conjunto que revela la extensa coincidencia que existe entre ambos países en lo que se manifiesta en una visión compartida sobre el orden global prevaleciente, sobre la seguridad e intereses nacionales, la soberanía y el enérgico rechazo a distintas formas de injerencia de Occidente en asuntos que sólo deben ser atendidos por China y Rusia. Desde esa perspectiva compartida, el comunicado destaca una serie de acciones y áreas de trabajo para el desarrollo de una amplia agenda de cooperación bilateral. 

Así, en la versión de la conferencia de Munich en febrero 2022, la voz discordante que reiteraba que en el conflicto con Ucrania el interés ruso debería de ser considerado fue el canciller chino Wang Yi.

Este pasado domingo 19, se clausuraron los trabajos de la sesión 2023 de la CSM. Si en 2022, el mantra de la conferencia fue la amenaza de las sanciones a Rusia, este año, el empuje central de los participantes de la conferencia se concentró, por un lado, en el llamado colectivo a proveer de más armas y equipo bélico a Ucrania y que este material debería de llegar de manera más eficiente y oportuna. Josep Borrell lamentó que la decisión de enviar tanques a Ucrania hubiera tomado "mucho más tiempo del deseado".

En menos de 12 meses, Alemania pasó de ofrecer algunos miles de cascos para los soldados ucranianos, a comprometerse a enviar tanques Leopard 2 a Kiev. Por su parte, Zelensky, quien ha probado ser un muy eficaz comunicador del sentido de la urgencia significa para su país llegue más equipo y material bélico para reforzar su lucha contra el ejército ruso, emprendió en las últimas semanas y la conferencia de Múnich no fue la excepción, una vigorosa y efectiva campaña para conseguir que Occidente se comprometiera a enviar tanques, baterías de misiles de mayor alcance y jets de combate. En este caso, diversos líderes europeos señalaron que en lo que se refiere a la provisión de equipo a Ucrania "nada está fuera de la mesa".

Los países participantes en la conferencia coincidieron en otro tema que también se convirtió en elemento central de las conclusiones del encuentro de Munich, cómo deberá de terminar la guerra: "Ucrania -señalaron en repetidas ocasiones- deberá de obtener la victoria", más claro, "Rusia debe ser derrotada". La construcción de rampas de salida al conflicto y la generación de propuestas realistas para la paz, sí están fuera de la mesa.

Acerca de la paz

¿Qué tipo de paz?

Hoy, debemos de reconocer que, confrontados con el volumen prevaleciente en la opinión pública, los proponentes de una solución realista para intentar conseguir el final de la guerra en Ucrania son equiparados como abogados de propuestas políticamente incorrectas. Sin embargo, debemos de estar conscientes de que las posiciones maximalistas, los planteamientos suma cero, de cualquiera de las partes en guerra, o de ambas, parte del supuesto de que tanto la victoria como la derrota son totales. Los ejemplos de victorias y derrotas totales implican de entrada la renuncia implícita a la solución negociada. Es muy común que los líderes de las partes en conflicto en ocasiones mantengan los llamados públicos a la victoria total dirigidos a su población y aliados, como una estrategia para galvanizar a la opinión pública y alimentar la resistencia a mantener el esfuerzo de guerra, pero cuando no es claro que este llamado pueda producir un resultado en un plazo que población y aliados consideren como plazo límite, el desgaste que va produciendo a la larga, en su población y aliados, se convierte en un factor adicional que pudiera precipitar una serie de reveses o un revés mayor que, al final lleve a las partes en conflicto a la misma mesa de negociación a la que pudieron haber llegado muchos meses antes. 

Presagios

En ese sentido, traigo a colación el hecho de que hace unos días, el 14 de febrero, el general retirado David Petraeus, quien fuera director general de la CIA durante parte de la administración de Barack Obama, comentó durante una larga entrevista que le realizó Peter Bergen de CNN que "Pienso que [la guerra] terminará en una solución negociada cuando Putin reconozca que es insostenible tanto en el campo de batalla (...) como en el frente interno (...). También cuándo Ucrania alcance los límites de su habilidad para soportar los ataques de misiles y drones y obtenga una especie de Plan Marshall desarrollado por los Estados Unidos y el G7, para ayudarle a reconstruir el país y obteniendo una garantía de seguridad que esté blindada ya sea por su ingreso a la OTAN o, si ello no fuera posible, por una coalición liderada por los Estados Unidos. Una garantía de seguridad es indispensable para posibilitar el éxito del esfuerzo de reconstrucción y para atraer inversión del exterior", remató Petraeus.

En general, en cualquier conflicto bélico el factor tiempo y el análisis -o la ausencia del mismo- de los momentos y etapas de la guerra que marcan la viabilidad -o necesidad- de avanzar hacia una negociación, requiere que los líderes de los bandos confrontados adopten posiciones pragmáticas a las que en muchas ocasiones rehuyen por ser contrarias a sus postulados públicos de objetivos de campaña y que han mantenido por un largo rato. En ese sentido, recojo una hipótesis que planteé en esta columna hace mas de un año cuando señalé, al tratar lo que desde ese entonces llamé el Síndrome de Chamberlain, que el temor de un líder político a ser percibido como un líder débil es a la vez su mayor debilidad. Esta preocupación, ese talón de Aquiles, condiciona por tanto las decisiones que toma, así como la manera de comunicarlas a su población y aliados. Encierra, también, un peligro de sobre reaccionar a una amenaza o conflicto.

Varios analistas mantienen, sin embargo, que por lo que hace al renovado empuje de Zelensky en las últimas semanas, éste se alimenta de dos factores. El primero se deriva de su percepción de que ante lo prologado y oneroso del conflicto, ya se advierten algunas señales de fatiga entre sus aliados y en una parte significativa de la ciudadanía europea la que aún antes de salir de la crisis provocada por  la pandemia, pasó a recibir los embates de una economía global dislocada, con alta inflación que convive con una grave desaceleración y, además  a confrontar el temor real de que guerra en el corazón de Europa podría agravarse e incluso atraer a otros actores.

Por otro lado, el redoblado activismo del presidente de Ucrania obedecería también a la planeación de la tan comentada contraofensiva ucraniana de primavera o verano, para ello, csu ejército debe de estar mejor pertrechado. En todo caso, las posiciones maximalistas derivadas de la convicción-de que les asiste la razón - como es el caso- y que el derecho internacional les ampara, tiene el reto que le impone el desgaste que sufren su población y aliados, un costo que en todos sentidos acarrea un conflicto que seguramente se prolongará durante muchos meses más. Muchos analistas coinciden además en apuntar que las posibilidades de que el conflicto se pudiera complicar aún más, y concretamente se refieren a la posibilidad de que la acción de alguna de las partes recurra a una intervención o estrategia o que pudiera alterar la paz regional o inclusa escalar el conflicto a nivel global. Estos riesgos aumentan de manera proporcional al tiempo de duración de la guerra. Rusia, por ejemplo, ha reiterado que el apoyo de próvidos de material y de inteligencia de Occidente a Ucrania pudiera estar cerca de convertirse, en los hechos en una confrontación directa de Moscú con países de la OTAN. Este lunes pasado, el Kremlin subrayó esta interpretación con motivo de la visita sorpresa de Biden a Kiev.

El sábado pasado, en Munich, el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken advirtió, en un tono muy severo, a China del peligro de que el conflicto pudiera escalar a nivel global si Beijing procediera a prestar ayuda militar a Rusia. Moscú, por su lado, ha señalado en varias ocasiones que dada que Occidente está desplegando prácticamente una guerra vía proxy en su contra, podría llegar a la utilización de armas nucleares tácticas. El desgaste que sufren los pueblos en conflicto, así como los países vecinos de la región, el terrible costo de la guerra en vidas humanas, los millones de refugiados y desplazados, el costo de la infraestructura social y económica destruida y la consecuente factura de la eventual reconstrucción, tienen un peso que el factor tiempo solo los hace sino crecer.

La paz, además de lograrse mediante una solución justa y apegada al derecho internacional, tiene también que ser oportuna y ser mucho más que una tregua; tiene que tener bases que permitan vislumbrar un entendimiento estable y duradero.

En el futuro inmediato, las partes en conflicto, tanto Ucrania y los países de Occidente, como Rusia se afanarán por marcar en el campo de batalla y en sus ejercicios retóricos, este malhadado aniversario. Hoy por hoy, los presagios no son buenos para nadie.