JUICIO GENARO GARCÍA LUNA

Hasta que se demuestre lo contrario, aunque se quemen las nueces

El caso de Genaro García Luna marcará el papel de los medios de comunicación mexicanos por su cobertura del juicio. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Se esperaría que el juicio contra Genaro García Luna en Estados Unidos, hubiera tenido una importante y amplia cobertura de medios, el caso amén del veredicto del jurado tiene algunos elementos inéditos que así lo habían hecho suponer.

De entrada, es el primer juicio de la Unión Americana contra un exfuncionario de alto rango de un gobierno; se trata también del encargado de dirigir la lucha contra el narcotráfico en México y fue quien dirigió durante dos sexenios consecutivos, prácticamente todos los sistemas de seguridad pública del país. Estos, son apenas algunos de los componentes que le dieron sentido al juicio contra García Luna en los tribunales estadounidenses.

De hecho, los medios de comunicación y autoridades de EU, habían declarado desde la detención de García Luna en diciembre de 2019 que esperaban una mayor cobertura e interés por parte de los medios mexicanos que el mostrado durante el juicio contra “El Chapo” Guzmán.

Y es que para muchos, el sólo hecho del juicio debería de haber acaparado las primeras páginas de los principales medios de comunicación nacionales, la relevancia e importancia del caso así lo hacía suponer. Pero no sucedió, en cambio, buena parte de la prensa mexicana parece haber desestimado y desdeñado el caso que, sin duda, explica en buena medida el nivel de inseguridad y violencia que vive el país.

Si nos apegamos a los principios legales y al estricto estado de derecho como sugirió Gilberto Lozano en una entrevista y como lo han manifestado muchos columnistas, incluso el mismo expresidente Felipe Calderón, nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. 

Este principio ha sido utilizado y ha contribuido a descalificar todo el juicio contra García Luna en la corte de Nueva York. No pretendemos condenar, ni tampoco emitir un veredicto sobre si el enjuiciado es culpable o no, pero si nos interesa establecer la posición de algunos columnistas “connotados” que se han empeñado en hacer creer que el juicio contra García Luna, es parte de una consigna dirigida por López Obrador. 

Sin duda esos argumentos además de no tener sentido, ser banales y pueriles, resultan ofensivos y vergonzoso para la opinión pública mexicana, pues hasta ahora, no se sabe de mandatario, ni gobierno que haya sido capaz de influir y manipular al gobierno de Estados Unidos en nada.  

En contrapeso, existen demasiados argumentos y mucha información que dichos columnistas no consideran evidencia que impliquen al indiciado en la corte de Nueva York. Y es que de acuerdo con los expedientes del juicio contra “El Chapo” Guzmán, los fiscales estadounidenses cuentan con evidencia e información que desde 2001 implicaban a García Luna con grupos del narcotráfico. En el 2008 la fiscalía documentó en los expedientes que el funcionario mexicano tenía reuniones con Beltrán Leyva. El asunto se torna más oscuro pues los testimonios fueron revelados tanto por elementos de la DEA, el FBI y expolicías mexicanos vinculados con el narcotráfico, y que rindieron testimonio durante el juicio contra “El Chapo” Guzmán.

Un artículo reciente de The New York Times, revela que en 2008 el expolicía federal, Javier Herrera Valles, “escribió una carta a Felipe Calderón, entonces presidente de México, acusando a García Luna de tener vínculos con el crimen organizado”. A estos testimonios, se suman las múltiples y extensas investigaciones de varios periodistas independientes mexicanos y extranjeros que durante muchos años han venido denunciando a través de artículos y libros los nexos de García Luna con el crimen organizado.

Los columnistas que defienden la presunción de “inocencia” de García Luna además de ignorar y desestimar toda esa información, alegan que “la falta de pruebas sólidas” y “la calidad de los denunciantes” echan por tierra los testimonios de los testigos, pues ellos insinúan que son testimonios infundados, pero más aún, cuestionan los procedimientos, capacidad y pericia de la fiscalía de Nueva York poniendo en tela de juicio a todo el sistema de justicia de Estados Unidos. Ese sistema legal que en otros tiempos ellos mismos elogiaban y anhelaban tener en México para garantizar el “Estado de Derecho”. Pero no sólo eso, la descalificación de los declarantes contra García Luna bajo el argumento de que los delincuentes no tienen calidad moral para ser creíbles en sus testimonios, evidencia la visión sesgada de quienes esgrimen dichos argumentos.

En estos momentos en que la inseguridad y la violencia bañan de sangre todo el territorio nacional, habríamos supuesto que un caso como éste, habría servido para desenmarañar todos los cabos de corrupción reinantes en México, pues entendemos y coincidimos casi todos sin excepción que lo más importante para los mexicanos es recuperar la paz y la seguridad. 

Ante esta nueva batalla de división de opiniones enarbolada por algunos medios de comunicación y algunos columnistas, surgen múltiples preguntas ¿qué habría sido de este caso con otro gobierno y en otro contexto? ¿Cómo habrían reaccionado los medios de comunicación y los columnistas que hablan hoy de conspiración? ¿Cuál habría sido la respuesta diplomática de México? Y de ser cierto que Calderón no sabía nada y que García Luna tenía un poder inconmensurable, entonces ¿quién era el presidente? ¿Quién gobernaba este país? ¿Quién le rendía cuentas a quién? ¿En manos de quién estábamos? ¿Quiénes eran los verdaderos hombres de poder en México?

Tantas preguntas sin respuestas nos llevan a pensar que, o, Calderón estaba muy ocupado en “otras cosas” o…, pasó de noche su sexenio. Los cargos que la fiscalía de Nueva York emitió para la aprehensión de García Luna son: “tres cargos por conspirar para traficar cocaína a Estados Unidos y uno por hacer declaraciones falsas”.

De equivocarse la fiscalía de Nueva York y exonerar a García Luna, el ridículo al que se enfrentaría la justicia norteamericana tendría repercusiones a nivel mundial, le restaría autoridad al gobierno de Estados Unidos en todo el mundo y pondría en tela de juicio su capacidad para combatir al narcotráfico. Mientras que en México, ahondaría la crisis de corrupción y las diferencias políticas que están a flor de piel, y terminaría por poner el tela de juicio el papel del poder judicial que hoy más que nunca está en la mira de buena parte de la ciudadanía.

Independientemente de cuál sea el veredicto del jurado, el caso de Genaro García Luna marcará la política mexicana, el combate al narcotráfico, el papel de los medios de comunicación mexicanos por su cobertura del juicio, las relaciones diplomáticas México-Estados Unidos y sin dudas, determinará el derrotero de las elecciones de 2023 y 2024.