ELECCIONES 2024

El secuestro del ‘no’

El secuestro del ‘no’ en las propuestas electorales le está haciendo daño a creatividad. | Carlos Gastélum

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A todos resulta claro que los tiempos electorales se adelantaron, mas no así las propuestas sobre cómo hacer de México un mejor país. Quizás solo en los últimos tres procesos presidenciales pasados sabíamos, con mucha antelación, que habría un candidato cuyo mensaje lo venía trabajando desde años atrás: la defensa de los pobres y el combate a la corrupción. Ese mensaje rindió fruto cuando el presidente López Obrador ganó en 2018.

La falta de propuestas y de términos de discusión desde las fuerzas políticas de oposición dan poca luz de qué tipo de país imaginan ofrecer a la ciudadanía en 2024. En realidad, estos años han sido secuestrados por el ‘no’: el país no va bien, las decisiones no son correctas, las personas no están mejor que antes. Es decir, un negacionismo recalcitrante.

Nada de malo tiene señalar los errores y omisiones de los gobiernos, es deseable y necesario. Pero si las propuestas electorales serán las del permanente ‘no’, entonces la oposición se dirige con mucha seguridad hacia el fracaso. La gente sabe más o menos qué cosas andan mal cuando salen de sus casas con miedo, o llegan al super a comprar despensa con dinero que no alcanza. Eso se sabe. Lo que no se sabe es qué se propone para que las cosas sean de manera distinta.

En términos generales, la población aspira a contar con una serie de garantías mínimas indispensables que el Estado pueda ofrecer o facilitar. Entre estas están encontrar empleo, recurrir a un sistema de salud funcional, tener seguridad y servicios públicos, contar con un lugar digno para vivir, encontrar justicia cuando se violan sus derechos, vivir en un medio ambiente saludable, y ejercer con libertad sus creencias y modos de vida.

La cuestión está en que nadie de la oposición está tomando esos temas en serio, y parece obsesionada en convencer al electorado de que, como todo está mal, la única alternativa es apostar por la alternancia. Pero se trata de una alternancia sin sustancia, en la falsa creencia de que bastará el ‘no’ para convencer a la mayoría de los ciudadanos de que todo lo que huela a lopezobradorismo debe partir sin boleto de regreso.

Por ello, de nada sirve que entre los aspirantes de la oposición se lancen en cruzadas persecutorias de meter a la cárcel a funcionarios, o de sugerir políticas fraternales como la adopción de unos ciudadanos por otros. Si la gente quiere más empleo, se le tiene que decir cómo se propone facilitar condiciones que lo generen. Si lo que se busca es más seguridad, proponer una estrategia de cómo hacerlo. Si las personas están sufriendo porque no encuentran medicinas en los servicios públicos ni tienen dinero para pagarlas, es prudente proponer el cómo sí.

Pero en estas maneras del ‘cómo’ sobran nombres de aspirantes y faltan propuestas por las que el pueblo pueda encontrar simpatía. Más aún, si los partidos de oposición insisten en ver la contienda como acuerdos cupulares de nombres y cifras de reparto, sin incluir las voces y reclamos de lo que las personas sienten y piensan, entonces no habrá sorpresa alguna cuando gane Morena de nuevo el año que entra.

El secuestro del ‘no’ en las propuestas le está haciendo daño a la creatividad, y el egoísmo partidista al involucramiento ciudadano.