ORGULLO MILITAR

El orgullo incomprendido de ser militar

La vocación del servicio de las armas no es para los débiles, aquí sí se brinda la vida por la nación y se lucha a diario por ser los mejores. | César Gutiérrez

Escrito en OPINIÓN el

La vocación del servicio de las armas no es para los débiles. Sabemos de antemano que en comparación con otras profesiones, aquí sí se brinda la vida por la nación y se lucha a diario por ser los mejores. La educación militar es vivir bajo un régimen de disciplina, es tener orden y sobre todo lealtad a la investidura del uniforme que simboliza la patria. Si algún general, jefe, oficial o tropa demuestra con su conducta lo contrario, es indigno de usar el uniforme verde olivo.

Ni en el Colegio Militar ni en la Escuela Superior de Guerra, que yo sepa, se les enseña a robar o a cometer actos que denigren al Ejército, ni a abusar de su cargo en contra de su personal, ni a enriquecerse de manera ilícita con el presupuesto de la nación, que paga el sufrido pueblo mexicano. Los hombres de honor no venden su dignidad bajo ningún precio, los verdaderos comandantes demuestran su liderazgo dando el ejemplo a sus tropas; tanto, que los seguirían hasta el propio infierno, porque saben del gran compromiso que tienen con el pueblo mexicano.

Por otro lado, como ya lo he dicho en otras columnas, el papel todo lo aguanta en el escritorio, pero no salva vidas cuando se sobreviene un fracaso. El denominado riesgo calculado debe ser mínimo, porque causa derrotismo entre las tropas. Los verdaderos líderes saben que sus tropas deben estar en forma permanente adiestrándose en este tipo de combate urbano. 

A diferencia de los delincuentes, los militares rinden los honores correspondientes a sus héroes, sin embargo, es menester decirle a aquel personal que se da de baja o deserta: no hay dinero que compre el honor, no hay dinero que compre la paz, no hay dinero que dé tranquilidad a la conciencia. El dinero solo es un medio para subsistir, pero si lo conviertes en tu dios, serás su esclavo. No vendas tu libertad por tan poco, no expongas tu vida por un líder criminal que te abandonará en el anonimato, porque además de morir de manera violenta y terminar como desconocido en una morgue (tal y como les ha sucedido a varios desertores que pensaron que iban a vivir el sueño de ser de sicarios con bolsas llenas de dinero), la realidad es que tu familia sufrirá el deshonor y la vergüenza de haber tenido un padre, un hermano o hijo calificado de delincuente.   

Por otro lado, no se puede lograr comprender por qué el poder legislativo y judicial no se han pronunciado para realizar propuestas o iniciativas de ley que impidan la organización de grupos criminales, que hoy generan violencia extrema en la población. Se observa de manera clara que están utilizando como forma de operar tácticas de Guerra de Guerrillas, utilizando armamento de grueso calibre, portando uniformes y sectores con logos de su organización criminal. Pareciera que los legisladores y magistrados vivieran en otro México, que solo tienen problemas sociales que resolver. La seguridad interior está siendo rebasada y el personal militar no cuenta con mayor amplitud para neutralizar a estos grupos que se burlan de ellos, y hasta suben videos para demostrar su poder de fuego.   

Éstas acciones son características y propias del terrorismo, lo que está impidiendo el buen desarrollo de los ciudadanos, quienes sufren los efectos de las agresiones que se suscitan en cada una de las áreas geográficas. Aquí es donde la macro política se hace presente, pero nadie quiere hablar de ello por ser políticamente incorrecto. Pero yo pregunto, ¿hasta qué punto los ciudadanos tienen que aguantar para que se resguarde la seguridad humana?

No es posible que las instituciones responsables de la persecución del delito se sigan manteniendo omisas al cumplimiento de su deber. No es posible que los grupos criminales puedan desarrollar sus actividades ilícitas (lavado de dinero, extorsión, secuestro, trata de blancas y narcomenudeo en las colonias populares y áreas comerciales) sin mayor problema. Aún así, muchos críticos no quieren la participación del Ejército para que se sigan manteniendo esos monopolios de impunidad e injusticia que genera grandes divisas a la delincuencia organizada gracias la corrupción de funcionarios traidores a México.  

Por último, inició el juicio al ex secretario de Seguridad Pública Federal Genaro García Luna, los reflectores estarán atentos para narrar el juicio, se espera que muchos nombres salgan de las declaraciones que den los testigos protegidos, pero ¿realmente pasará algo en México con esos señalamientos? O sucederá lo de siempre: solo será un suceso noticioso que pasará impune con los años.

Cómo cambian los tiempos, a mí me hubiera encantado llevar el juicio de mi señor padre en estos tiempos, así toda la sociedad hubiera conocido la realidad y no solo se hubieran ido con lo que algunos medios y periodistas aplaudidores, bajo la nómina del gobierno, emitían como información fidedigna. Dicha información no solo nunca existió, sino que se intentó para crear una narrativa opuesta a lo que realmente sucedió, y es que el Zar antidrogas de México cometió el error de investigar al suegro y cuñados del presidente en funciones que era Ernesto Zedillo Ponce de León junto con los narcotraficantes Amezcua Contreras, reyes de la metanfetaminas y líderes del Cártel de Colima

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