BIODIVERSIDAD

La crisis de la biodiversidad

La crisis de biodiversidad actual exige valorar a la naturaleza para tomarla en cuenta en cuanto a costos y beneficios sociales. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

La biodiversidad es la diversidad de formas de vida en el planeta, desde hongos, bacterias, insectos, animales, aves, reptiles y toda vida esencial en el planeta, que tiene derecho a vivir y cumple funciones vitales que permiten el mantenimiento del funcionamiento del planeta, la temperatura, la calidad del agua, para que todos y cada uno de nosotros puedan respirar y comer todos los días.

Lo anterior, definido por la bióloga Patricia Balvanera, como parte de una reflexión para abrir paso a la mesa de diálogo “La crisis de la biodiversidad y la necesidad de cambios radicales”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, con el objetivo de poner en la agenda pública el tema de la biodiversidad y las complejidades para su cuidado, su preservación y su impulso. Ya que, en las últimas décadas, la pérdida de biodiversidad ha sido preocupante. 

Desde una visión de la economía, Eduardo García Frapolli, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, explicó que los mercados también pueden ser motores de pérdida de la biodiversidad, debido a que la producción de mercancías y de insumos puede tener un alto impacto ecológico, en algunos rubros como cambios en el uso del suelo del mar y del suelo, cambio climático, contaminación, explotación directa de los recursos naturales y proliferación de especies invasoras.

Por lo que, las actividades de desarrollo económico deben tomar en cuenta tres aspectos: gestionar de manera eficaz al menos 30 por ciento del total de los ecosistemas, es decir, no devastar más de lo que ya se ha hecho; aumentar el flujo financiero de unos países a otros y que las empresas sean transparentes y difundan los efectos que generen a la biodiversidad

De acuerdo con el investigador, se debe tomar en cuenta que las actividades económicas son las formas en que las sociedades buscan satisfacer sus necesidades y que los mercados globales determinan muchos aspectos en la toma de decisiones que en muchas ocasiones tiene impacto directo en la biodiversidad por lo que se debe apelar a la existencia de un entorno comercial más abierto, inclusivo y predecible para que haya una verdadera resiliencia económica. 

Pues, de lo contrario, se tiene un escenario como el actual en el que hay una distribución ecológica desigual, pues para la satisfacción de los mercados, en algunos países hay más pérdida de biodiversidad que en otros, mayor número de emisiones de C02, presencia de contaminantes químicos, agotamiento de recursos de agua dulce, entre otras problemáticas medio ambientales.

Por su parte, Leticia Merino, también integrante de la coordinación, explicó que hay otros factores directos que impactan en la biodiversidad, pero que están relacionados con otros factores políticos, como el crecimiento de la población, o económicos, como el incremento del consumo. 

La antropóloga mencionó que, desafortunadamente, pervive una idea de que la pérdida de la biodiversidad es un proceso natural, buscándose culpabilizar a las personas, pero en realidad no lo es. Por ejemplo, añadió que uno de los principales argumentos por los que está ocurriendo el desastre ecológico actual es la explosión demográfica.

Sin embargo, indicó que el crecimiento poblacional es reflejo de la precariedad de las mujeres, falta de respeto a los derechos de las mujeres, y de equidad en los servicios de salud, así como de pobreza.

Y el consumo, está vinculado directamente con un incremento de productos cárnicos, responsabilidad de las industrias agroalimentarias, provocando una pérdida de suelos boscosos, incremento de emisiones de dióxido de carbono y la promoción del consumismo.

De acuerdo con la especialista, en los últimos 30 años se han perdido demasiados productos naturales a causa de la agricultura comercial que introduce pastos y otras especies que no son nativas de las regiones donde se plantan como la soya o el aguacate provocando deterioro de la masa forestal o la disminución de polinizadores como las abejas y los murciélagos.

Sobre el progreso de la ciencia y la tecnología, Rafael Calderón de la Universidad Autónoma Metropolitana Cuajimalpa refirió que se está alentando, ya no es tan rápido como en otros momentos, por lo que es un buen instante para pensar en las formas en que se aplica ese conocimiento y redefinir las metas de su aplicación para evitar un mayor impacto en la biodiversidad. Por eso, propuso tomar en cuenta tres esferas de transformación: la práctica, dedicada a las soluciones técnicas; la política, referente a estructuras y sistemas y la personal, correspondiente a creencias, valores y cosmovisiones.  

Para las y los participantes en la mesa, la crisis de biodiversidad actual exige valorar a la naturaleza para tomarla en cuenta en cuanto a costos y beneficios sociales, es decir, medir el verdadero impacto ecológico de los procesos de producción y generar una conciencia ciudadana que reduzca las tendencias consumistas.