IGUALDAD DE GÉNERO

Estadísticas que claman igualdad

La información con perspectiva de género es fundamental para cumplir con la Agenda 2030. | Marina San Martín

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Escrito en OPINIÓN el

Cuando Florence Nightingale, considerada fundadora de la enfermería moderna, hablaba de la estadística, campo en el que también realizó importantes aportaciones, la describía como una ciencia esencial para toda administración u organización basada en la experiencia, pues brinda resultados a partir de esta última.

A esta gran mujer se le atribuye el cálculo de muertes prevenibles entre militares de guerra, técnica que permitió demostrar que todo acontecimiento humano puede analizarse a través de los datos, y contribuir a mejorar las prácticas de la salud.

Desde sus orígenes, la estadística ha sido instrumento estratégico de las instituciones estatales para el diseño de políticas y la toma de decisiones públicas, primero, para conocer las necesidades de la gente; y, después, para definir la manera en que éstas se atenderán, para lo cual es primordial que lo reportado sea confiable y oportuno.

Gracias a esta rama del conocimiento podemos tener mediciones específicas y cualitativas sobre las características de distintos grupos poblacionales y sus problemáticas, pues nos permiten comparar, evaluar y comprender comportamientos e interrelaciones.

Es el caso de las cifras con perspectiva de género, en particular, las dirigidas a temáticas de interés femenino, con una visión interseccional, que reflejen nuestras diferencias, y detecten situaciones de exclusión, para poder combatirlas.

La información con estos enfoques es fundamental para cumplir con la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible; pues erradicar los actos de discriminación estructurales que enfrentamos son claves para el progreso social.

A pesar de lo anterior, según lo señalado en 2013 por la Secretaría General de la ONU, aún vigente en 2018, solo el 13% de los países en el mundo destinaban presupuesto para producir indicadores de género, un 15% contaba con legislación para el levantamiento de encuestas especializadas en ese sentido, y un 41% emitía informes sobre la violencia que experimentamos.

En México, a partir de su creación, el 25 de enero de 1983, el ahora Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), llamado así desde 2008 cuando obtuvo su autonomía constitucional, se ha encargado de describir a nuestro territorio, recursos y economía, y a contabilizar cuántas personas somos.

Su labor ha fortalecido la generación de insumos que distinguen las desigualdades que vivimos las mexicanas, y que ayudan a construir entornos de mayor inclusión y equidad.

Un ejemplo de ello es el establecimiento del Centro Global de Excelencia en Estadísticas de Género en 2018, por ONU Mujeres y el INEGI, que promueve el uso y análisis de modelos numéricos que nos representen a nosotras, y que sean fiables y comparables internacionalmente.

Tal como se establece en la Estrategia de Montevideo para implementar la Agenda Regional de Género, es posible “transformar datos en información, información en conocimiento y conocimiento en decisión política”, y en especial, las estadísticas claman igualdad, y una forma de mostrarlo es hacer visible lo invisible para cambiarlo.