Viven en el espectro del miedo que acecha pueblos, granjas, carreteras y caminos apartados. Están a merced de sus comerciantes o traficantes de humanos y expuestos a duras condiciones climáticas. Necesitan protección y asistencia humanitaria.
Son los migrantes y refugiados los grupos más vulnerables de la sociedad, que huyen de sus países en medio del hambre o la violencia, y pocas las posibilidades de supervivencia.
A menudo se enfrentan, en su tránsito por diversos países, a la xenofobia, la discriminación, las malas condiciones de vida, vivienda y trabajo, y el acceso es deficiente o limitado, aspectos últimos de los que huyeron de Sudáfrica, el Caribe o América Central.
La mayoría de los que ingresan por la frontera sur son negros, morenos e indígenas de Centroamérica y el Caribe que no cuentan con visas para ingresar a México y, por tanto, no podrían transitar por territorio de esta nación, rumbo a Estados Unidos.
Casi la mitad de los que solicitan la condición de refugiado en México son haitianos.
La mayoría cruzó por el municipio de Suchiate, en la frontera cerca de la ciudad de Tapachula en el estado de Chiapas, lugar donde alrededor del 70 por ciento solicitan la condición de refugiados.
La migración es el movimiento de personas de un lugar a otro. Puede ser voluntaria e involuntaria y una opción de supervivencia.
A pesar de su buen estado general de salud, los migrantes y refugiados siguen expuestos a enfermedades durante el traslado de un lugar a otro o en su estancia en el país de acogida, debido a malas condiciones de vida.
La migración puede mejorar o empeorar la salud de una persona. Los refugiados y migrantes tienden a tener peores resultados de salud en los países de tránsito y destino debido a múltiples barreras.
En el proceso, los migrantes enfrentan múltiples riesgos y altos niveles de vulnerabilidad. Sin acceso a los servicios básicos y al apoyo de sus familias, viven con miedo la mayor parte del tiempo.
Los migrantes hacia Estados Unidos cruzan el río Suchiate entre México y Guatemala. Muchas personas han cruzado esta frontera durante décadas, pero la afluencia de migrantes se ha acelerado en los últimos años.
Los cruces peligrosos son para todo tipo de migrantes. Vienen de Honduras, Guatemala y El Salvador, otros de Sudáfrica o naciones caribeñas; todos arriesgan sus vidas para llegar a Estados Unidos cruzando el río Suchiate, que separa Guatemala de México.
La migración es un factor fundamental en el desarrollo de las sociedades modernas. El desplazamiento de personas de un país, debido a fuerzas internas y/o externas. ha dado lugar a un creciente número de migrantes en todo el mundo, obligando a los países a reconsiderar sus políticas sobre migración.
En marzo de 2019, el Ejército mexicano inició una ofensiva para impedir que los migrantes hondureños indocumentados avanzaran a través de México hacia la frontera con Estados Unidos.
Los migrantes venían como parte de una caravana organizada por el grupo activista Pueblo Sin Fronteras. En respuesta a la ofensiva, miles de centroamericanos decidieron cruzar a México ilegalmente y viajar hacia el norte en grupos más pequeños.
La Organización Internacional para las Migraciones identificó cuatro categorías amplias de migrantes que regresan a los países de origen del Caribe, que incluyen: (1) Expulsados por las autoridades de los países de destino; (2) Retorno voluntario de jóvenes económicamente activos; (3) Retorno voluntario de jubilados de edad avanzada y (4) Migrantes que regresan al Caribe para mantener a sus familias, a menudo para pagar la educación privada de sus hijos.
Algunos de los migrantes de América Central, América del Sur, África y el Caribe llegan a la Ciudad de México a través de varios puntos de entrada. De camino al centro de la ciudad, pasan por Chiapas. Eligen esta ruta porque es peligroso intentar viajar a través de la selva a otro lugar.
El clima aquí también es duro, lo que dificulta el viaje. A pesar de esto, están decididos a lograr sus objetivos. Cuando llegan al centro de la ciudad, encuentran ayuda para encontrar trabajo y vivienda.
Luego se introducen de contrabando en el país sin pasar por los controles fronterizos. Así evitan el arresto por parte del gobierno mexicano.
Además de la asistencia del gobierno, las agencias de contratación de inmigrantes ayudan a traer nuevos inmigrantes a la Ciudad de México. Estas agencias operan ilegalmente en América Central y África a través de policías corruptos. Prometen trabajos y una vida mejor para quienes deseen viajar al extranjero. Cuando llegan a México, son tomados por agencias de contratación.
Esas agencias tienen oficinas donde ayudan a los nuevos inmigrantes a navegar en el papeleo requerido para ingresar legalmente al país. A cambio de su ayuda, estos agentes reciben una parte del salario de cada migrante para encontrar trabajo en la Ciudad de México.
Desafortunadamente, esta afluencia de nuevos residentes crea problemas para las empresas locales. Los empleadores se quejan de que tienen demasiados trabajadores sin ciudadanía o autorización legal.
Al llegar a la capital del país el drama recién comienza ya que después deben cruzar por regiones controladas por el crimen organizado.
Muchos logran llegar hasta la frontera norte. Otros mueren y muchos más ni siquiera figuran en las listas porque desaparecen o los enrolan a los grupos de narcotraficantes.
El drama que se inicia en los países de origen no concluye en el corredor del sur, ya que se extiende hacia el norte donde el sueño americano, para muchos, nunca llega pues quedan a mitad del camino al morir de sed, hambre o asesinados por gavillas de asaltantes.
Migrar hoy es un drama.