FEMINICIDIO

Sigamos en la lucha

Sigamos luchando por Yeimi, Zuleima, Yazmín, María, María Gloria y por las miles de mujeres que ya no están con nosotras para luchar. | Ivonne Ortega

Escrito en OPINIÓN el

Yeimi salió de su hogar en Mérida el 4 de enero pasado, y no volvió. Su familia la reportó desaparecida, y fue hallada sin vida tres días después, en el fondo de un pozo al sur de la capital yucateca. Tenía 25 años de edad. 

La Fiscalía estatal confirmó que fue asesinada, y averiguaciones llevaron al presunto asesino, quien habría huido hacia Ecatepec, donde fue hallado muerto, en un posible suicidio, junto a otra mujer, aparentemente su esposa, quien también habría sido asesinada.

En Yucatán una familia llora por Yeimi, y nos preguntamos por qué siguen ocurriendo este tipo de cosas. Por qué las mujeres no podemos vivir libres, seguras, sin miedo y por qué se sigue revictimizando a quienes han sido asesinadas por el solo hecho de ser mujeres.

El de Yeimi, por desgracia, no es el único caso de feminicidio en nuestro país en los pocos días que va de este 2023.

Un vistazo a la prensa nos indica que tan solo en Veracruz han sido víctimas de feminicidio Zuleima de 27 años de edad; Yazmín, de 29: María Gloria, de 80, y María, de 93. Estas dos últimas, fallecidas como consecuencia de golpizas propinadas por sus propios hijos.

En Tezoyuca, Morelos una mujer aún no identificada fue hallada muerta por impacto de arma de fuego. En Tototlán, Jalisco: mujer no identificada hallada muerta por impactos de arma de fuego. En Acapulco, Guerrero: María fue degollada por su pareja sentimental

Con base en las cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la agencia CIMAC estima que se habrían cometido unos 33 feminicidios tan solo EN LOS TRES PRIMEROS DÍAS DEL AÑO.

¿Por qué?

¿Qué nos pasa como sociedad? La espiral de violencia de género no ha cesado, a pesar del triunfalismo de las autoridades, sobre todo de un gobierno federal que hace la vista a un lado y pretende que no pasa nada, cuando la realidad es que a las mujeres en México nos siguen matando.

Luego se quejan de la rabia y las expresiones que miles de mujeres realizan cada que se convoca a visibilizar la impotencia ante la falta de justicia, ante la ausencia de garantías para que todas podamos salir a hacer nuestras actividades sin miedo a ser agredidas, atacadas, asesinadas.

No son casos aislados. La evidencia indica que los feminicidios en México son resultado de una ruptura social, de una descomposición que va más allá de posturas políticas. Viene desde adentro de lo que conocemos como sociedad, en donde siguen escondidos, al acecho, vicios inerciales de una cultura machista que ve a la mujer como una cosa inferior, en vez de ver a una persona con los mismos derechos que los hombres.

Esas inercias, a menudo alentadas desde el hogar, deben ser combatidas con información pero sobre todo con educación, con capacidad de deconstrucción que solo puede ser adquirida por medio de la conciencia social. 

Respeto, tolerancia, son las bases de la civilidad. Hay que decirlo hasta el cansancio, y después del cansancio hay que seguir diciéndolo y no ceder ni un paso ante los prejuicios, ante el monstruo que acecha cada vez que se permite un micromachismo, cada que se toma como natural una ofensa, un sarcasmo, una invasión al espacio privado.

Ha tomado décadas de esfuerzos y de vidas el reconocimiento de los derechos de las mujeres en México, y tenemos que seguir luchando para que podamos también vivir libres, seguras, sin miedo.

Sigamos luchando por Yeimi, Zuleima, Yazmín, María, María Gloria y por las miles de mujeres que ya no están con nosotras para luchar, que no tienen voz para hablar ni vida para vivir. Vivamos y luchemos por ellas, por las que estamos y por las que vienen. Exijamos justicia, visibilicemos lo que ocurre, generemos conciencia, eduquemos a nuestros hijos.

México no puede seguir tolerando más feminicidios, más agresiones a mujeres. Porque cada vez que se apaga una vida, cada que sucede una agresión por motivos de género, retrocedemos en el camino de la evolución social. Sigamos en la lucha.