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Panorama 2023: Nubarrones en Europa vs la nueva cara del tipo de cambio

El panorama para el año que inicia es poco alentador; el escenario es mucho más complejo para los países europeos. | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

Desde el cierre de 2022 parece existir un conceso generalizado que indica que 2023, será un año más complicado en materia económica de lo que fue el año anterior. Incluso, todavía hay vientos de recesión mundial, aunque en algunos países ya ha comenzado.

Los fundamentos de lo anterior, se basan principalmente en la crisis energética que se prolongará por lo menos los siguientes seis meses ante la guerra en Ucrania que está planeada para extenderse el máximo posible bajo la tutela y estrategia de los Estados Unidos para desgastar a Rusia, y a la política de tasas que también prolongará su tendencia al alza cuando menos hasta el primer cuarto del año, escenario que vaticina mayor inflación por lo menos hasta la primera mitad de 2023.

En términos generales, el panorama para el año que inicia, es poco alentador, pero el escenario es mucho más complejo para los países europeos, pues esta región, es la más afectada por el corte de los suministros energéticos provenientes de Rusia provocado por las sanciones a este país y por las medidas del gobierno de Moscú que en respuesta al bloqueo económico, demandó la compra de sus energéticos en rublos algo que no todas las naciones han aceptado prefiriendo pagar más por los energéticos en dólares a los Estados Unidos.

Y aunque la inflación cedió al cierre del año en la región europea, en general los mercados financieros cerraron con una caída de 7% en promedio, siendo la bolsa de Alemania, una de las que registró el mayor retroceso con el 8%, escenario no visto en muchos años, mientras que la economía inglesa enfrenta una de sus crisis más fuertes de la historia en donde se habla ya, de una recesión, misma que podría agudizarse en caso de materializarse las múltiples huelgas a las que han emplazado diversos sectores laborales que demandan mejoras salariales debido al impacto inflacionario y al incremento del precio de los energéticos.

El escenario en Europa es sombrío pese a que el invierno ha sido menos duro de lo que se vaticinaba, pues el presupuesto aprobado por Biden de 45 mil millones de dólares en apoyo militar a Ucrania, hace prever que la guerra se extenderá más allá de 2024 y que, junto con el bloqueo total a la compra de energéticos rusos, buscará asfixiar la economía de Moscú, mientras los países europeos se preparan para un repunte del precio de los energéticos que se prevé podrían alcanzar nuevamente los 100 dólares por barril de petróleo.

En Europa, las siete principales economías de la zona promediaron durante 2022 una inflación de 9%, mientras que los países de Europa del Este pertenecientes a la zona Euro, promedian niveles de inflación superior a 18%. El panorama es todavía más sombrío para esa parte del viejo continente pues conforme aprieten las sanciones contra Rusia, energéticos y alimentos serán cada vez más escasos, escenario que se prologará mientras los Estados Unidos sigan apoyando al movimiento nacionalista ucraniano.

Para Moscú el plan está claro, no cederán ni a las presiones geopolíticas de Estados Unidos y ni de la OTAN, ni tampoco cesará en su incursión a mercados como India, África, Oriente Medio y Asia. Hay quienes insisten en llamar a esta confrontación como la guerra fría 2.0 lo cual está lejos de ser correcto pues el enfrentamiento actual no es ideológico, sino comercial y geoestratégico en el que prevalece la lucha por acceder a los mercados para tener acceso a las materias primas de los países de África, Asia y América Latina en donde Rusia y China, le llevan ventaja a los Estados Unidos, pues la lucha por los recursos naturales, demuestran que la pugna está más caliente que fría.

En México el panorama es más alentador pese a las voces que persisten en vaticinar que se viene una debacle económica, cierto, la estabilidad que muestra la economía nacional, no parece ser resultado de una política económica dirigida al desarrollo y crecimiento del país implementada por la 4T, de hecho, obedece más a la inercia de la economía nacional y al contexto que se ha vuelto favorable para nuestro país.

Y aunque las voces enconosas de la oposición insisten en mostrar que la inflación anual de 7.8% durante todo 2022 es la más alta en muchos años, los opinadores ocultan que en un contexto tan complejo como el actual, la cifra es adecuada para una economía como la mexicana tan dependiente del exterior y tan falta de infraestructura productiva propia.

En este contexto, no han faltado los economistas y opinadores bisoños que replican que la estabilidad del peso frente al dólar, ahora resulta ser más perjudicial que benéfica. Por supuesto que eso no es cierto, pues alienta las importaciones y encarece las exportaciones. Con lo que no estamos de acuerdo, es con la manipulación de los datos y su narrativa, pues desde épocas de Zedillo y durante todas las administraciones siguientes antes de la 4T, los analistas responsables ya señalaban que el peso estaba sobrevalorado para los tiempos y contextos de cada uno de los gobiernos anteriores y que, los niveles de inflación, no correspondía al contexto de cada sexenio señalado.

Es decir que, venir a señalar que es más perjudicial que el peso esté estable y por ende es mejor una moneda más apegada a su realidad económica, no es nada nuevo, lo que resaltamos es la hipocresía con la que intentan manejar las narrativas con fines meramente políticos y mediáticos, pues mientras esas voces gobernaron, defendieron la estabilidad de sus “indicadores fundamentales” aunque cada uno se les fue desmoronado hasta dejar el tipo de cambio cercano a 20 pesos por dólar y controlando según ellos, la inflación a través de restricciones de liquidez (corto) y del crédito para tener condiciones de intercambio comercial favorable para los importadores que era lo que promovían personajes nefastos como el hoy diputado local Federico Döring quien se paseaba por los estudios de radio y televisión asegurando que el futuro de la economía nacional estaba en la importación de bienes de consumo en vez de producirlos en suelo nacional, pues en su perorata, era más caro producirlos que traerlos de fuera.

Así como éste nefasto representante en el congreso y el resto de quienes hoy señalan y vociferan sobre el “peligro” de un tipo cambiario estable, manipulan y han manipulado el contexto y presentan las cifras según les acomode.

Al cierre de 2017, la cotización del dólar era de 19.66 pesos, al término de 2022, el tipo de cambio fue de 19.47 pesos por dólar. Cierto, esto gracias a la mano de obra barata que exporta México y que, ni la 4T, ni ningún otro gobierno, han logrado detener.

El panorama para México es aún más alentador ante la llegada de más inversión de extrajera directa que al tercer trimestre de 2022 registró una entrada de capital récord de más 32 mil millones de dólares, cifra 29% superior a la registrada en el mismo periodo de 2021 y mayor a todo lo captado durante ese año que fue de 31 mil millones de dólares, así que la cifra al cierre de diciembre, habrá batido el récord de captación en tiempos recientes.

La llegada de más empresas a México, será derivado de la confrontación por el momento comercial entre China y Estados Unidos, por lo que nos encontramos nuevamente ante la oportunidad de acelerar el desarrollo productivo y económico de nuestro país, así que veremos si la 4T, sí es capaz de aprovechar este momento o, como otros gobiernos, su visión en materia económica también es corta y obtusa, pero de esto, hablaremos en la próxima entrega.