PROBLEMAS LABORALES EN TABASCO

A los trabajadores no les llegan los reyes magos

Los seis juzgadores federales concentrados en la ciudad de Villahermosa, se enfrentan con empresas que no pagan o desaparecen para no responder a sus obligaciones. | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

Es de no creerse, pero a los trabajadores de la tierra de ya saben quién, no les llegan siempre los reyes magos, con frecuencia se pasan de largo. Los seis juzgadores federales concentrados en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, se enfrentan con empresas que no pagan o desaparecen para no responder a sus obligaciones.

A esta tierra del edén han llegado miles de trabajadores de todos los rincones del país para ser contratados por empresas que subcontratan con otras y que aparecen y desaparecen para atender los magnos proyectos presidenciales. Se dice que las subcontratistas ya están controladas legalmente, pero aquí se esfuman con facilidad.

De dos, ahora son seis actuarios quienes deben atender todos los requerimientos de los señores jueces en los 17 municipios de todo el estado de Tabasco. No solo tienen que notificar, dejando el citatorio previo, también requerir de pago cuando las empresas no cumplen con los convenios que se hacen en el Centro de Conciliación, y además son los encargados de embargar (si de casualidad hallan a las deudoras).

Ni siquiera tienen vehículo asignado o viáticos para atender las notificaciones que deben hacer en las diversas localidades del estado ubicadas a cientos de kilómetros.

La sexteta de actuarios tienen que atender la zona de la Chontalpa, que abarca los municipios de Cárdenas, Comalcalco, Cunduacán, Huimanguillo, y Paraíso; los de Centro, con Jalpa de Méndez y Nacajuca; los de la Sierra, como Jalapa, Teapa, Tacotalpa; los del Rio Usumacinta que integra Macuspana, Centla, Jonuta, Balancán, Montecristo y Tenosique.

Hay juicios que se encuentran sin avanzar, algunos por más de un año, porque las empresas han desaparecido. Los actuarios hacen recorridos en vano al no encontrar a quienes contrataron a los trabajadores. Son contratos de humo, así les dicen, en estas tierras del edén para unos cuantos.

Los actuarios, cada uno por su lado tienen que dar cuenta a los juzgadores que su misión fue frustrada y la audiencia se tiene que posponer para que en la siguiente se tenga mayor suerte. Dentro de tres meses o más, hasta que le toque al actuario dar la vuelta de nuevo. Los jueces molestos se enfilan contra los trabajadores a quienes se les advierte que, de no encontrar al patrón en el domicilio indicado, se archivará el expediente como castigo

En los Centros de Conciliación del estado de Tabasco se da cuenta que existen 24 mil 230 solicitudes de los trabajadores para llamar a sus patrones y de ellos 10 mil 387 han sido conciliados, que representa un 42% del total de peticiones de los que han llegado a un arreglo, la mayoría con menos del 50% de su indemnización.

En las oficinas del Centro de Conciliación Federal hay 9 mil 368 solicitudes de los trabajadores para que sean atendidos, y de estas 4 mil 669 han sido resueltas conciliatoriamente lo que representa un 53.2%.  

Las empresas generalmente llegan a un acuerdo con sus trabajadores y prometen pagarles en dos, tres, cuatro o más pequeños abonos. Sin embargo, hay quejas de algunos despedidos que los representantes del patrón ya no se presentan y tienen que acudir a los jueces laborales para que manden exigir el pago por medio de los actuarios.

Pero estos fedatarios tienen la agenda llena, y hay que hacer fila para estar en la lista. Los llaman “actuarios benditos” porque tiene que haber un milagro para que te atiendan pronto.

Los jueces laborales federales tienen en su bolsa 2 mil 388 procesos y 657 sentencias, que representa un 27%, mientras que los locales cuentan 2 mil 623 juicios en trámite teniendo 388 resoluciones, lo que significa un 14.79% de lo que le llaman (im)productividad judicial.

Lo que sí es cierto es que los reyes magos se pasaron de largo por esta tierra, llamada del Edén, sin siquiera mirar a los trabajadores que finalmente son quienes la pagan.