LA POETA PERUANA FIORELLA TERRAZAS, FIOLOBA

Fioloba, poeta revolucionaria

Activista, efusiva y con una perspectiva revolucionaria que rompe esquemas tradicionales, la peruana Fiorella Terrazas escribe poemas. | José Luis Castillejos

Escrito en OPINIÓN el

Activista, efusiva y con una perspectiva revolucionaria que rompe esquemas tradicionales, la peruana Fiorella Terrazas escribe poemas con intenciones emocionales más que académicas y rechaza el absolutismo y puritanismo de la poesía.

Autora de “Cam Girl y otros poemas”, esta joven de 32 años rescata del olvido muchas cosas y le encanta la veneración que tienen los mexicanos a la muerte al igual que los andinos que viven en la montaña.

En los andes adoran a la Santa Muerte y le hacen fiestas a los muertos. Eso lo tiene tatuado en el alma esta joven escritora de cejas pobladas y mirada triste. Desde el seno familiar -recuerda- son muy unidos y “todo es gracias a que queremos seguir unidos a nuestros ancestros, sin satanizar la occidentalidad”.

En entrevista con La Silla Rota señala que muchos en Perú creen que si no tienes formación académica de literatura no puedes ser escritor. “Existen los creativos, la gente rara, efusiva, alegre y loca. En vez de volverse académicos (lo que hacen) para romper con el sistema lo que hacen es golpear esta añoranza. Yo me represento por lo que soy, por lo que he vivido”.

La autora del libro “Cam Girl & Other Poems” (2017-2021) agradece a su padre que la indujo al mundo de la lectura que hoy en tiempos de pandemia es oxígeno puro en una sociedad que va de prisa sucumbiendo en esa vorágine.

Y, desde la mirada de una millennial, el arte cobra nuevas formas pues a la par de generar el debate por los temas escritos es en las redes sociales donde cobra fuerza a través de la crítica que viaja a todos los rincones del mundo a través de la tecnología.

Ciberactivista consumada, ella escribe no solamente desde su “yo”, participa además en movilizaciones de jóvenes y le duelen muchas cosas del mundo y lo difunde en sus poemas como aullido de huracán que aflojan el esfínter de miedo con el brillo de sus propias letras.

“Estoy aquí carajo parada con un croptop en el escenario, son cien luces encima de esta gerencia con mis antebrazos anchos, así que no te atrevas a mirarme para abajo, todavía no me descubres un secreto, sandunguea para allá y sonríe que te filmo a diario a 360 grados de ebullición”.

Sus campanas se agitan ante su movimiento de cejas y es entonces, dice, que quieres comer lo que sea, “mientras yo me alimenté de lo más rico en la infancia, ya tenía las botas para aplanar el piso un poco más y que te sientas más cretino, poseo la magia de mil gatorades, soy la taurina acelerada, con mi cosmetología y mi cuero duro, esos brillos nunca se rompen”.

El escritor, periodista y prosista peruano Henrique Sánchez Hernani escribió que Fiorella Terrazas ha generado un enorme interés por su poesía y su actividad en las redes sociales.

Fiorella, hace poco, ha visto aparecer su libro “Cam Girl & Other poems”, versión bilingüe, inglés-español (Dulzorada Press – Dallas, EE.UU., 2021), con sus poemas de los años 2017 al 2021, y originó una gran ola de admiración. 

La cam girl es una muchacha que transmite por las redes imágenes coquetas. Fiorella utiliza este personaje y el de una poeta en una urbe agresiva para brindarnos un generoso puñado de poemas intensos, a veces melancólicos, a veces exultantes, escribió Sánchez Hernani.

Antes había publicado las plaquetas “Dejo cabellos en los bares” (2013), “Espinosza” (2015), “Hedores” (2017) y “Los tratados de la perdedora” (2017 y 2020).

Por su uso extensivo del lenguaje tecnológico en su poesía, de la sensibilidad formada en los animes y las mangas japoneses, los chats, los referentes contraculturales y la crítica social, periodistas especializados en cultura, como Juan Carlos Fangacio, de El Comercio de Lima, han visto a la poeta como el referente inequívoco de la literatura millennial.

Quizás realmente Fiorella sea una cyberpunk, con maestría y doctorado en el uso intensivo de las redes sociales donde su poesía se ha vuelto viral. 

La reseña personal impresa en su libro añade que ella es una poeta queer, emodark-kawaii, postdepresiva y transfeminista. Se hace llamar también FioLoba, un personaje que siente afinidad con los otakus, por su afición a los mangas y los animes. 

Brilló en el reciente Festival Internacional de Poesía de Medellín y ahora se prepara para una gira por México que la llevará a las ciudades de Querétaro (9 de septiembre), Pachuca (10), Puebla (14) y Ciudad de  México (15).

Terrazas tiene influencia de Alejandra Pizarnik y Carmen Ollé. Si bien su horizonte es la poesía, el diseño, ella se alimenta de la ciencia ficción, del realismo mágico, el cyberpunk, los mangas, los animes, los chats.

El título “Cam Girl” se debe a que muchos jóvenes venden contenido adulto por cámara web. Al fin de cuentas es una forma de vida de algunos miembros de estas generaciones que buscan recursearse así sea mostrándose en las cámaras. 

Cuando llegó Internet hubo un cambio radical para inter-relacionarse. “No puedo considerarme como una referente de la juventud en el campo de la literatura. La cultura en YouTube e Internet. En Perú hay mucho camino por recorrer. He logrado madurar una propuesta”, indica a este columnista.  

Lo de post depresiva y transfeminista son calificativos que ella ha puesto como parte de su identidad. “A mí me representan los sentimientos y la forma de vivir. Soy una poeta que se ha forjado desde pequeña y ha iniciado con intenciones más emocionales que académicas”. 

—¿Qué te impresionó de Roberto Bolaño Ávalos, el escritor y poeta chileno, autor de más de dos decenas de libros, entre los cuales destacan sus novelas “Los detectives salvajes”, ganadora del Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999?

Hizo algo en Los perros románticos que le llamó la atención pero un referente es Carmen Ollé que escribió sobre lo que es ser mujer de 30 años. “Son muchas cosas que los poetas están tratando de hacer su manifiesto. Cuando uno tiene 20 años es un revolucionario y hay dudas. Es importante que el artista tenga dudas, no puedes ser absolutista. Necesito salirme de la norma. Necesito saltar la valla. Es una cosa que no se nota en algunos jóvenes y en otros si”.

Ollé, que es una poeta, narradora y crítica peruana y la más conspicua representante de la poesía femenina en el Perú, junto con Blanca Varela es para Terrazas alguien a quien leer y seguir.

—¿Carmen Ollé te ha marcado?

“Ella refleja lo que es ser una mujer latinoamericana. Es una cosa introspectiva, su narración desde el yo, representa a las mujeres, esto tiene que ver mucho con el razonamiento colectivo. No todas las mujeres tienen privilegios. Aquí hay mucho racismo. Es entre nosotros y lo tomamos como comedia y si la gente le dicen si eres racista te dicen que no pero nos choleamos. Carmen Olle habla de una mujer en la urbe, muy perdida en un momento de la historia donde no había feministas. Hay golpes sociales… es un tema que pudiéramos hablar 500 noches. El libro de ella es ‘Noches de adrenalina’”.

—¿Cómo sobrevives a la tribu urbana?

“No sé cómo estoy viva. Considero que estar viva es un privilegio Debiera estar muerta desde hace rato en un país que alimenta solo a una región (Lima) teniendo otras más. En mi país (Perú) hay mucha pobreza. Si te vas a las regiones del país hay tribus de personas no contactadas. El estado va a preferir que le des algo. Uno tiene que ser fiel a la cultura, a la tradición y a sus ancestros”.

—¿La poesía puede tener ese rol de protesta en Perú.?

“¡Claro que sí! Siempre ha sido así. A José María Arguedas se lo consumió la sociedad. Si miras, a su vez, a Vallejo te vas a dar cuenta que hay un dolor, lo que sentimos los escritores. Hay una literatura que cuenta la historia. La letra cuenta lo que hace la sociedad. Nos narra lo que cuentan, los que componen, los que van de boca a boca llevando la cultura ancestral. Todos te dan una educación desde otra perspectiva y eso ya es revolucionario”.

 

Me preparo para ser cam girl

porque la vida no es un cuento de hadas

son las 11 de la mañana

mis amigos en Corea ya despertaron

envían EMOJIS al Kakao

los de España y de Turquía toman un descanso

mis bolsillos gritan por la soledad

a pesar de mi desnudez de archivo multimedia

me preparo para ser un holograma bailando

siempre bajando la cámara aunque el fetiche sea mi cabello

arqueo los labios de filtro gratuito

le doy play a mi descubrimiento semanal

next a todas esas rolas

el perreo no me representa ahora.

 

Limpio el tubo de pool dance

para amoretear un poco más mis muslos

llenos de cicatrices que no se ven en HD

hace 10 años que no duermo

me persiguen ideas extrañas y voces

debo verme intelectual y misteriosa

tapar todas las ventanas

y colocar foquitos pastel para las fotos

debo echar a los gatos de mi cama

nunca me gustó la vida real

adopté la forma de maniquí con el make up pegado

me siento un hongo seco

agarro el celular

scroll on twitter

doy likes sin ver a dónde.

 

A Fiorella le late que puede morir mañana y quizás los tipos con los que conversa sean los últimos romances de Internet para apurar la tristeza. Quizás sea momento de salir de ese Smartphone que la contiene mientras su termómetro de Melancolía está en 40.

“Soy una diva pop escondida en la maletera. Las incertidumbres que tuve a lo largo de mis 20 años son de la misma cantidad que mis exhalaciones aquí encerrada”, refiere.

 

Quiero hacerme un collar con los selfies de todas las bebitas tristes con pelucas

porque nunca mostrarán las mejillas

porque amo sus miradas vacías

Thank you nenas sin amigos por hacer que me sonrían los músculos

por hacerme vibrar como pop corn sin que nadie me toque

a ustedes les perdono los dramas

y los finales infelices

ustedes nunca cometieron errores, 

fueron movimientos de apertura calculados

sigan sonriendo invertido

yo les susurraré en japonés llenando de humedad mi celu

y wasapearé un hola a todas las chicas lindas que sí sonríen mucho en la “vida real”

en son de provocación

también las tengo filtradas en mis contactos.