#INFILTRADO

El Licenciado Carmona, de justiciero a presunto embajador del narco

Los cárteles siempre estuvieron en la CDMX, hasta ahora se les quiso incomodar. | Antonio Nieto

Escrito en OPINIÓN el

El 15 de septiembre pasado, en tres operativos, la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México incautó 345 kilos de cocaína y detuvo a cinco hombres, uno de los cuales no fue mencionado en los comunicados oficiales.

Se trataba de otra mega operación de la Policía encabezada por Omar García Harfuch, surgida a partir de la detención, en octubre de 2021, del agente de Investigación de la Fiscalía, Miguel Ángel Carmona Dávila, el “Licenciado Carmona”, en cuya oficina le encontraron documentos relacionados con prestamistas “gota a gota” y los expedientes de Óscar Andrés Flores, el “Lunares” y Pedro Ramírez Pérez, el “Jamón”, abastecedor de drogas y capitán de la Unión Tepito, respectivamente. Al parecer, Carmona no solo era un policía que, según las autoridades, protegía a extorsionadores “gota a gota” (en 2017 ya había sido detenido por eso) sino que servía como embajador de distintos cárteles. De ahí que descubrieran su nexo con Cristhian Josué Rivera Hernández, el “Jalisquillo”, uno de los detenidos de este 15 de septiembre y narcotraficante que compraba cocaína en Colombia para esparcirla en Estados Unidos, Australia y, de paso, abastecer a grupos delictivos de CDMX.

Pero Carmona no es el clásico policía acusado de corrupción. Lo conocí en 2019, cuando había librado sus problemas legales y estaba de regreso en la Fiscalía. Tenía una guerra abierta contra el autodenominado cártel de Tláhuac porque en febrero de 2016 le mataron a su hermano Felipe, aparentemente por proteger a colombianos prestamistas que no querían alinearse con el grupo criminal. Desde entonces, Carmona se dedicó a investigar y a “poner” a todos los que participaron en el homicidio. Y fueron cayendo uno a uno. En noviembre de ese año, los de Tláhuac le dejaron amenazas en su casa, con la fotografía de su hijo pequeño. “Con amor para Miguel Carmona”, se leía en el recado. Pero en mayo de 2017 fue detenido el principal perpetrador del asesinato: Miguel Ángel Pérez, el “Micky”. Dos meses después, Felipe de Jesús Pérez Luna, el “Ojos”, padre del “Micky” y líder absoluto de los de Tláhuac fue abatido por la Marina. Carmona había colaborado, junto con cuatro personajes clave, en reunir información sobre el “Ojos” y sus sicarios para entregársela a los marinos. Muchos de esos datos quedaron plasmados en el expediente secreto “Informe para el comandante Orozco”, en manos de este columnista. Curioso que Carmona y el “Micky” coincidieran en el reclusorio en 2017. Según Carmona, el “Micky” le dijo allí que quería una tregua y así eludir los cargos por el homicidio de su hermano, pero el agente de Investigación se la negó. “Lo de mi carnal nunca se los voy a perdonar”, me contó en una entrevista on the récord que publiqué en La Silla Rota.

Curioso también que al “Micky” lo sentenciaran por ese crimen en octubre de 2021, por las mismas fechas que Carmona fue capturado, lo cual, se dice, facilitó su arresto a cambio de ver materializada su venganza contra el cártel de Tláhuac. Otros seis de los que participaron en el crimen de su hermano están de igual manera sentenciados.

En estos días nuevamente volvimos a escuchar el apellido Carmona relacionado con el decomiso de 345 kilos de cocaína, en tres acciones al sur de la capital. De golpe, este policía pasó de justiciero y presunto protector de extorsionadores colombianos a enlace con la Unión Tepito, el cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Carmona indagaba por su cuenta a varios renombrados delincuentes, rara vez se le veía en la coordinación donde debería estar (la última estaba en Azcapotzalco) e incluso había reunido mucha información sobre una banda de secuestradores de Álvaro Obregón, pero solo él sabía el destino de esos datos. En la Policía de Investigación lo respetaban desde que, prácticamente solo, puso en jaque a la gente del “Ojos”, la cual ofrecía 3 millones de pesos por su cabeza. No obstante, nadie imaginó que se convirtiera en embajador de narcotraficantes de altos vuelos. Hoy, Carmona sigue en prisión y nadie habla sobre si existe una indagatoria formal para saber si actuaba con más servidores públicos. Parece que nadie quiere terminar de abrir la cloaca.

El misterioso colombiano que no fue mencionado por Harfuch

A las 17:50 horas del 15 de septiembre pasado, agentes de SSC detuvieron un Nissan Tiida, placas PAJ-9451 que avanzaba por Félix Cuevas, colonia Del Valle, al sur de CDMX.

Su conductor era Juan David Ledezma, colombiano de 28 años de edad y domicilio en el Estado de México. En un compartimiento secreto, los oficiales encontraron 30 paquetes con cocaína. Todo estaba ligado a los operativos de ese día en Coyoacán y Álvaro Obregón. En Coyoacán fueron capturados Cristhian Josué Rivera Hernández, el “Jalisquillo”, jefe de una organización de narcotraficantes independiente, pero relacionada con el cártel Jalisco Nueva Generación; Benjamín Antonio Cárdenas García, de Michoacán y Víctor Manuel Barajas González, de Guadalajara. En la ubicación de Álvaro Obregón fue detenido Bruhelio Matusalén Sánchez Álvarez, de Guatemala, quien ayudaba a pasar la droga por esa frontera. Sin embargo, el colombiano detenido en la Del Valle fue omitido de la información oficial.

“De forma paralela, las investigaciones llevadas a cabo también permitieron realizar la segunda acción en la colonia Del Valle, donde elementos policiales de esta Secretaría y de la Fiscalía aseguraron 30 kilos de cocaína, los cuales hallaron ocultos en un compartimiento de un vehículo”.

“(…) En resumen, las cuatro personas detenidas pertenecen a una célula delictiva dedicada al trasiego, almacenamiento y venta de drogas aquí en la Ciudad de México y hacia Estados Unidos”, anunció Omar García Harfuch el 20 de septiembre. En realidad, fueron cinco detenidos, en otra acción que representa un golpe económico fuerte para estas células de narcotraficantes. También es otra acción de impacto mediático, pero ¿por qué se habrá omitido a este colombiano del informe oficial? Lo claro es que los cárteles siempre estuvieron en la capital, solo que hasta ahora se les quiso incomodar.

Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.