RELACIÓN MÉXICO ESTADOS UNIDOS

Ken Salazar: “Presidenta Sheinbaum”

Claudia Sheinbaum está dentro de las preferencias de su gobierno para operar las relaciones una vez que AMLO termine su gestión. | Joel Hernández Santiago

Escrito en OPINIÓN el

Así como quien no quiere la cosa, el 19 de septiembre –el fatídico 19 de septiembre–, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, deslizó un “Presidenta Sheinbaum” durante el informe de avance de obras de lo que será el nuevo edificio de la embajada de Estados Unidos en México.

Lo dijo claro-clarísimo. Y aunque luego corrigió para decir que en política mexicana él no interviene, la verdad es que eso de las confusiones no existe en diplomacia, y mucho menos en la relación entre México y el país del norte.

Al embajador Salazar se le ha criticado en México por la manera cómo lleva a cabo su función diplomática. Queda claro que es el representante del país más importante para México por razones diversas que son, por ejemplo, lo económico, lo cultural, lo social y, sobre todo, la seguridad nacional de ambas naciones…

A Estados Unidos le preocupan cuatro cosas básicas: su seguridad nacional; el tema de la inseguridad en México y el modo como se fortalece el crimen organizado, el narcotráfico y la violencia pública en nuestro país.

Le preocupa el tema de la migración centroamericana masiva a través del territorio nacional para llegar a Estados Unidos. Le preocupa el tema de la energía eléctrica y las reformas legislativas que podrían afectar intereses empresariales de inversionistas estadounidenses en México… y más.

Y para defender esos intereses está en México, como embajador de su país, Kenneth Lee Salazar (Colorado, 1955, secretario de Interior de los Estados Unidos entre 2009 y 2013 durante la Administración Obama).

Pero de tiempo en tiempo da la impresión de que Salazar está más del lado de las decisiones del presidente mexicano que de los intereses de su país. Por supuesto esta actitud es estratégica. Y aunque el sector republicano de su país ha hecho críticas a su embajador, el presidente Biden lo ha defendido y lo mantiene aquí. Por algo será.

Por nuestra parte debemos estar avispa a las señales del gobierno de Estados Unidos a México. Y, por supuesto, todos estar alerta para defender los intereses de México tanto en la soberanía nacional –cierto-, como en los intereses económicos, de desarrollo y de cuidado de nuestros intereses y de los mexicanos que trabajan y producen en aquel país… entre otros más temas.

Y dentro de los intereses que defiende Salazar, está el tema del futuro de las relaciones entre ambos países. Y es por eso que llama la atención el “dislate” –sí, ajá–, del embajador cuando dice “Presidenta Sheinbaum”.

Con esto, manda un mensaje claro a todos: Sheinbaum está dentro de las preferencias de su gobierno para operar las relaciones una vez que AMLO termine su gestión. ¿Por qué a ella?

Eso es un tema que habría que analizarse con cuidado, toda vez que la señora Sheinbaum, como jefa de gobierno de la Ciudad de México ha dado muestras de obediencia absoluta a las decisiones, señales, mandatos de AMLO y entre ello está la frecuente confrontación del presidente mexicano con el gobierno de Biden-Estados Unidos.

Esta sumisión-obediencia-seguimiento-lacayismo ha permitido que ella esté dentro de las preferencias presidenciales para asumir la presidencia-Morena, para 2024. Ella, según este criterio, continuará la obra del actual presidente hasta consolidar los cambios que ha propuesto desde su campaña en 2018. ¿Lo hará la señora Sheinbaum? ¿Ocurrirá un Maximato obradorista?

Pero mientras son peras o perones, las relaciones con Estados Unidos entre el gobierno de López Obrador y el de Biden son cada vez más complicadas y de difícil tratamiento.

El presidente mexicano no ha tenido ningún empacho para referirse a Estados Unidos; acusarlos de intervencionistas; para lamentar decisiones que toman en su relación con México; para acusar abuso en el tema de la convocatoria para consultas por el tema de la energía eléctrica que, según Estados Unidos y Canadá, viola el T-Mec. Nada diplomático, por cierto.

Y cuando el presidente mexicano, indignado por los reclamos de Estados Unidos, anunció que el 16 de septiembre daría a conocer una decisión trascendente –en la materia-, vino a México el secretario de Estado, Anthony J. Blinken, el 12 de septiembre para copresidir el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) 2022 entre Estados Unidos y México. Visitó al presidente mexicano.

Para el 16 de septiembre el mandatario de México cambió el giro de su discurso y lanzó su plan de paz Rusia-Ucrania. (Sin consultar antes a las dos partes, como usualmente se hace en estos casos).

En todo caso, a la vista los estadounidenses se manejan de forma diplomática, sabiendo bien que los mexicanos somos extremadamente celosos de nuestra soberanía, sobre todo tratándose de los Estados Unidos. Pero eso no obsta para que ellos hagan su tarea de protegerse, y cuidar sus intereses por encima de cualquier otro interés extranjero.

Meten la mano debajo de la mesa para hacer sus operaciones ventajosas. Por tanto, lo de “Presidenta Sheinbaum” no es gratuito ni fortuito.

¿Le conviene esta intervención política de Estados Unidos a los mexicanos? ¿Le conviene al gobierno de AMLO?... No. A nadie conviene esta injerencia. Pero a todo ello debemos estar atentos, incluso atentos a cómo maneje esa relación Palacio Nacional, que deberá ser para defender los intereses de todos los mexicanos, no sólo de su gobierno.