¿Cuándo se considera que una institución pública es sólida o alcanzó cierto grado de madurez?
El cuestionamiento es pertinente a nueve años de la reforma constitucional que transformó los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión del país y dio origen al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Sin triunfalismos, podemos decir que estos sectores han cambiado de manera significativa a favor de los mexicanos.
Hoy existe una mayor oferta de canales y estaciones de radio; más personas tienen acceso a servicios de telefonía, internet o televisión de paga. Los precios de la telefonía móvil han disminuido notablemente y en términos generales también lo hicieron los precios de todo el sector.
La transformación vino acompañada de vertiginosos cambios tecnológicos, donde generar condiciones de competencia en industrias tan dinámicas ha sido un reto constante para el Instituto. El nuevo marco normativo requirió de un correcto diseño e implementación de la regulación y de ajustes acordes con los efectos observados para mejorar su eficacia.
La aplicación de las nuevas disposiciones en México -varias de ellas con fechas específicas de cumplimiento establecidas desde la Constitución- obligaron al IFT a trabajar, desde el inicio, a marchas forzadas.
En menos de un año, ya se había licitado una nueva cadena de televisión y varias estaciones de radio, se eliminó el cargo por llamadas de larga distancia nacional; se establecieron nuevas reglas para la portabilidad numérica (para poder cambiar de una compañía telefónica a otra conservando el mismo número); se determinó a los Agentes Económicos Preponderantes (AEP) en telecomunicaciones y radiodifusión a los que se impuso medidas asimétricas (para reducir su participación en los distintos mercados y permitir la entrada de nuevos competidores); y se creó un Registro Público de Concesiones, un ejercicio de transparencia sin precedentes en el sector.
Pensemos, por ejemplo, en naciones como Reino Unido (referente para el diseño institucional del IFT) que tardó más de una década en implementar regulaciones como la separación funcional de empresas preponderantes, proceso que en nuestro país llevó la mitad del tiempo.
Los efectos de la reforma constitucional 2013 y la regulación posterior se tradujeron pronto en beneficios que se reflejaron en los bolsillos de los usuarios. Se estima que, entre septiembre de 2013 y mayo de 2022, los mexicanos ahorraron más de 540 mil millones de pesos como consecuencia de distintas medidas impuestas por el IFT.
Los precios de los servicios de comunicaciones también bajaron casi 29% y los servicios móviles 44% en el mismo periodo, reflejo de una competencia más intensa entre las distintas empresas.
Lo anterior ha contribuido a tener una mayor cobertura de servicios. La penetración de Banda Ancha Móvil incrementó de 29 a 86 líneas por cada 100 habitantes, desde diciembre del 2013 a diciembre de 2021; mientras que la penetración de Banda Ancha Fija aumentó de 40 a en 69 accesos por cada 100 hogares en el mismo periodo.
En lo que refiere al sector de radiodifusión, como lo he descrito en este espacio, fue el primero en aprovechar los beneficios del nuevo marco regulatorio y la innovación tecnológica. La transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT), coordinada por el IFT, dio paso a la multiprogramación, aumentando de manera significativa la oferta programática, de 311 canales digitales, antes de la reforma constitucional, a mil 269 reportados en agosto de este año.
Es importante destacar que México fue el primer país en América Latina en migrar a la TDT y liberar con ello el primer (Banda de 700 MHz) y segundo dividendo digital (600 MHz). En la región aún existen naciones que no han concluido este proceso.
Durante el periodo de septiembre de 2013 a agosto de 2022 se han otorgado además 464 concesiones de uso social, comunitario e indígena para prestar servicios de telecomunicaciones y radiodifusión, transformando así la cotidianidad de decenas de comunidades. De la misma manera, se ha impulsado a los medios públicos al otorgarse 348 concesiones.
Más allá de estas cifras, el hecho irrefutable es que los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión pudieron crecer y desarrollarse de tal forma que se volvieron fundamentales y respondieron satisfactoriamente a las nuevas necesidades antes, durante y después de la pandemia, convirtiéndose en pieza clave de la resiliencia y crecimiento económico del país.
¿Estos resultados son suficientes? Desde luego que no. En el Instituto somos conscientes de que hay un largo y duro camino por recorrer y que la vertiginosa transformación digital y los servicios convergentes nos imponen retos que debemos enfrentar a corto plazo como: administrar de manera eficiente del espectro radioeléctrico para satisfacer la demanda de los operadores móviles que requieren bandas capaces de dar cobertura, soportar altas velocidades y mayor cantidad de tráfico de datos sobre todo con la llegada de 5G.
Regular los mercados y las nuevas comunicaciones digitales es otro imperativo para el Instituto, así como trabajar en el diseño de un marco normativo para el correcto desarrollo y uso confiable y seguro en México de tecnologías disruptivas como: Internet de las Cosas, constelaciones satelitales. Inteligencia Artificial, Computo en la Nube, Big Data, Block Chain, entre otras. El diseño de nuevas disposiciones debe ser en colaboración con otras instancias (sobre todo en temas relacionados con la ciberseguridad, la gobernanza digital y la protección de datos personales) y escuchando a la industria. Siempre poniendo por delante a los usuarios y las audiencias.
También es necesario generar condiciones y buscar incentivos para que las empresas inviertan más en infraestructura para llevar servicios de telecomunicaciones y radiodifusión a más personas y con mayor calidad.
Sigue siendo prioritario impulsar la competencia plena asegurando un piso parejo que permita conseguir equilibrios sostenibles en todos los mercados de ambos sectores, como ha ocurrido en algunas ciudades del país donde el preponderante ya no es el operador principal de los servicios de Banda Ancha Fija.
Pese a estos retos, el regulador mexicano está preparado para la transformación digital. No es solo la visión de quien escribe estas líneas, es la postura de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), plasmada en el estudio “Collaborative regulation for digital transformation in Mexico”, que se dio a conocer hace unos meses.
“El IFT ha demostrado que es capaz de trabajar como regulador independiente y ha asumido un papel de liderazgo hacia la regulación colaborativa…ha dirigido una amplia gama de reformas y actividades de reformas y actividades regulatorias alineadas con los objetivos políticos de alto nivel, escuchando al mismo tiempo a los mercados y a los consumidores…ha demostrado madurez y ha hecho un esfuerzo consciente para convertirse en un más adecuado, moderno y con visión de futuro”.
Los resultados obtenidos y los diagnósticos realizados por organismos internacionales dan cuenta de que el IFT se ha fortalecido y va en la ruta correcta.
A nueve años de su creación, el IFT también ha demostrado que sabe enfrentar los desafíos propios de la evolución en los sectores que regula, pero también otro tipo de contratiempos.
No podemos soslayar que el Pleno del IFT está compuesto solamente por cuatro de los siete comisionados que contempla la Constitución; que desde marzo de 2020 opera con presidencias interinas (encargadas de despacho), ante la falta de propuestas y nombramientos por parte del Ejecutivo y Legislativo; y que también ha sufrido una reducción de 40% de su presupuesto (en términos reales), aun cuando cada peso destinado al Instituto se traduce en 50 pesos en ahorros para los usuarios e ingresos para el erario.
Nada de esto nos ha detenido, el IFT sigue trabajando con el mismo rigor y la misma firmeza.
Por eso, hoy más que nunca, debemos defender la autonomía del Instituto, para que esta institución del Estado mexicano siga tomando decisiones con el mayor rigor técnico, sin sesgos o presiones políticas o económicas.
Aprovecho estas líneas para expresar mi reconocimiento y gratitud a todos los servidores públicos que trabajan en esta institución, por su empeño y compromiso diario, y a todos aquellos que han contribuido en su consolidación.
Este espacio también cumple un año. Aprecio enormemente la invitación de Roberto Rock y el apoyo cotidiano de Rocío Alvarado y Jorge Ramos.