GOBIERNOS DEL MUNDO

Una chispa para incendiar la zona más peligrosa del mundo

Se vislumbran en el horizonte los primeros signos de recesión económica, esperemos que prive la sensatez entre los líderes mundiales. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Son muchas las voces sensatas que se preguntan: ¿qué sentido había para la visita de Nancy Pelosi a Taiwán? En el contexto actual, la prudencia debería prevalecer entre los líderes políticos y personajes influyentes del planeta.

Pero más allá, de los motivos de la visita del tercer cargo político más importante del escalafón del gobierno de Washington, las reacciones generadas sumieron a la comunidad mundial en la zozobra de una guerra nuclear; ¿qué necesidad había de ello?

Como en Ucrania, el gobierno de los Estados Unidos, parece haber decido probar la capacidad de respuesta de su adversario a quien considera junto con Rusia, uno de sus principales antagonistas por autonomasia en el concierto de la geopolítica mundial.

Algunos dueños del micrófono gritan que el gobierno de China se volvió loco luego de la visita de Pelosi a Taiwán, tras iniciar ejercicios militares en los que simulan, literal, ataques militares cerca de la isla. Nadie quiere ya un nuevo frente de guerra y mucho menos frente al gigante asiático que guste o no, es hoy por hoy el principal actor en el concierto económico global junto con los Estados Unidos y su reacción, es sólo un reclamo de respeto a su zona implícita de influencia.

Podemos presumir que a nadie le conviene una confrontación bélica entre estos dos colosos a los que se uniría Rusia sin pensar y sus aliados por un lado y toda Europa junto con la OTAN del otro. Hay mucho en juego y más allá de reducirlo a una guerra de microchips como se pretende resumir el conflicto, están engranajes como la paz mundial y el orden económico, financiero y comercial que mantienen a este planeta en movimiento.

El asunto es que el gobierno de Biden, está dispuesto a instigar a sus adversarios, con el único fin de hacer una demostración de fuerzas en el control del orden mundial. En este espacio, comentamos al momento de tomar posesión que, el actual presidente de los Estados Unidos, era un “señor de la guerra” y así lo demuestra.

Una conflagración por el control de Taiwán, desataría los últimos hilos de los que pende en este momento la paz mundial. En Ucrania, es un hecho que hay fuerzas de al menos cinco países, entre ellos estadounidenses, peleando contra Rusia disfrazados de “mercenarios”. Mientras que Corea del Norte, ya ha puesto a disposición de Rusia, 100 mil combatientes “voluntarios” para pelear en Ucrania.

En Medio Oriente, la confrontación del mundo musulmán contra Israel poco a poco cobra fuerza y todos los países de la zona, se encuentran en alerta máxima. Turquía y Rusia, jugarán ahí un papel importante pues las recientes reuniones de cooperación entre ambos países, pueden revitalizar la participación de Siria ocupada parcialmente por fuerzas estadounidenses y en permanente confrontación con Israel.

Irán e Irak cada vez elevan más sus declaraciones en contra de Israel a las que se suman Libia y el resto de países árabes opositores al régimen israelí. El gobierno iraní, ha manifestado ya su apoyo abierto a los palestinos proporcionándoles armas y apoyo logístico. Misiles para ser exactos.

Croacia y Bosnia se han declarado abiertamente a favor de Rusia y han iniciado una serie de protestas en contra de la OTAN. Un escenario que parece esperar el menor error para revivir la guerra en la zona del Balcanes que bien puede ser la puerta de entrada de los musulmanes a Europa.

Vivimos un momento de reconfiguración planetaria, para algunos, vuelta a la guerra fría que significa dos bloques antagonistas y aislados entre sí, lo cual no es del todo exacto, pues el aislamiento de una región y otra, en estos momentos en que la globalización es ya reconocida como una vía de crecimiento económico en todo el mundo, sería catastrófico para ambos lados cuando las tecnologías y la digitalización tienen al planeta totalmente interconectado.

Ejemplo, la falta de suministros alimenticios y energéticos o, la escasez de microchips e insumos estratégicos para industrias como la automotriz, la electrónica, metalurgia, construcción y de salud entre otros.

La guerra entre bloques, sumiría al planeta en un retroceso económico y social sin precedentes y sin elementos para predecir el tiempo y las condiciones para sobreponerse de una crisis económica que congelaría la economía de todos los países en caso de dirimir las diferencias en el campo de batalla. Incluso dividiendo los bloques como en la guerra fría, alteraría completamente las estructuras actuales del capitalismo, pues para ambos lados, llevaría muchos años reconfigurar las cadenas de suministros y de proveeduría que se traducirían en grandes pérdidas económicas y agudos conflictos sociales.

En el mundo actual, no existe la unipolaridad y ni la bipolaridad de una guerra fría, pues lo mismo se trastocarían los intereses de China y Rusia en América Latina y viceversa, que las inversiones en Taiwán y lazos comerciales con Japón, Singapur, Malasia y Corea del Sur para los Estados Unidos.

Se vislumbran en el horizonte los primeros signos de recesión económica y soplar a la hoguera con un nuevo frente de batalla, exhalaría las brasas que incendiarían la región más peligrosa del planeta. Esperemos que prive la sensatez entre los líderes mundiales.