¿Quién lo iba a decir? A los que éramos niños, los que hoy somos gente hecha y derecha en edad, se nos decía que teníamos que estudiar para construir un México aún mejor al que teníamos; y se nos ensalzaban las virtudes de nuestra patria, de nuestra nación, de nuestro país, que era, según nos decían nuestros maestros de primaria: único e irrepetible… ‘a la altura del arte’.
Los lunes de cada semana se hacían honores a la bandera. Una ceremonia en la que los alumnos de aquella primaria “Guadalupe Victoria” que aún está en la colonia Guadalupe Inn, en nuestra Ciudad de México, hacíamos representaciones de los grandes valores y virtudes de nuestro ser nacional y del futuro de nuestro país en el que, se decía, habría de predominar la ley, la justicia, la justicia social, la igualdad, la armonía, la paz y todo eso que nos haría mexicanos felices, con todo cumplido para todos.
En el fondo era lo que nuestros maestros querían para México. Y ellos mismos eran un ejemplo del buen maestro, apasionados por la enseñanza y quienes nos enseñaron la “O” por lo redondo y a ser y convivir en paz.
Pero no, no y no. Hoy sabemos que no fue así. Que lo que ocurrió se salió de las manos de todos. Y que luego, paso a paso, descubrimos que nuestros queridos maestros tenían la mejor intención pero que la terca realidad no se detenía y no daba tregua.
Para empezar las cosas no eran tan sencillas. Durante años vimos cómo el gobierno era el mismo y sus operarios, los políticos eran los mismos, reciclados. Por entonces no había más poder que el gran poder emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Y a este partido –o lo que hubiera sido-- estaba afiliada la gran mayoría de aquellos que querían “servir a la patria” y ser parte del gobierno en cualquiera de sus manifestaciones. Por entonces surgió lo del “Tlacuache” Garizurieta: “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.
En el año 2000 hubo una transición. Al final, luego de más de siete décadas el PRI dejaba la presidencia del país y comenzaba el cambio hacia nuevas alternativas. Por entonces una mayoría creyó en el Partido Acción Nacional (PAN) e hizo presidente a Vicente Fox. Mal gobierno…
Aun así en 2006 repitió el PAN y llegó Felipe Calderón, que es cuando comenzó la famosa “guerra” en contra del narcotráfico. Un sexenio prácticamente perdido. En 2012 volvió el PRI en forma de Enrique Peña Nieto y comenzó un gobierno de abusos y de corrupción: de pies a cabeza… No entendieron ni aprendieron la lección de 2000. Así que en 2018 llegó la 4T…
Esta 4T prometió que todo sería distinto, que nada sería igual, que toda aquella trayectoria de abusos, corrupción, saqueo, impunidad, malversación, engaño, mentira… tal y tal, se acabaría: que los tiempos nuevos harían a un país distinto: Y se repetía hasta el cansancio desde ese 2018: “Nada ni nadie por encima de la ley”, como consigna de gobierno.
Hoy sabemos que no es así y que tan sólo hemos dado una vuelta de tuerca. Muchos ejemplos de que las cosas no han cambiado y que van a peor se han enumerado día a día. La respuesta del gobierno a su falta de soluciones y a la falta de proyecto de Nación y a que empeoran las cosas, es que “todo es herencia de aquellos malos gobiernos”.
Una muestra de que todo sigue igual es lo que ocurre en lo que serán las elecciones de junio de 2023 en el Estado de México.
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha tomado por su cuenta las famosas consultas, improbables, que con el pretexto de que “es el pueblo el que manda” encumbran a políticos que no responden al interés de los ciudadanos. Y así, a modo de “consulta” como en otros casos en el país, se decidió que quien será su candidata al gobierno del Edomex es la señora Delfina Gómez Álvarez.
Una candidata que no tiene la carga política suficiente para ser eso: candidata. Una trayectoria gris apenas resultado de un presunto “chanchullo” cuando fue presidenta municipal de Texcoco al retener recursos de los trabajadores para fines políticos.
El pago fue la Secretaría de Educación Pública, ni más ni menos, en la que no hizo absolutamente nada positivo, en donde brilló por su incapacidad, en donde la educación tan necesaria en México se salió de sus manos para entregar su predominio a la sindicalización magisterial.
Los otros aspirantes a candidatos de Morena, que gritaban su triunfo tuvieron que apechugar, guardar silencio y disciplinarse. Es orden suprema, quedó claro. Y a lo mejor gana Delfina, pero no será ella la que gane, sí será la corriente López Obradorista del país.
La oposición en el Edomex prometía una Alianza de tres partidos (PRI-PAN-PRD). Hoy a punto del fracaso. Y de nueva cuenta la vieja historia de la ambición política, de la lucha en la sombra, del engaño y el mal hacer político. La famosa ‘Alianza’ podrá ser, pero difícilmente ganará a Morena…
Y en esto tiene mucho que ver, también, el gobernador Alfredo del Mazo –PRI– quien se debate entre entregar a Morena a la entidad o luchar por conseguir municipios y diputaciones, lo que menguaría el triunfo morenista. En la lista de gobernadores entreguistas podría aparecer él…
Mientras tanto hoy sabemos que muy por adelantado Morena inicia el proceso electoral en el Edomex. Esto presagia que harán lo mismo en las elecciones federales de 2024.
Hoy luchan por la joya de la corona que es el Edomex. Mañana será el país todo. Y harán de todo, con la ley o sin la ley en la mano: ya desde ahora se presagia ese panorama. ¿Se equivocaron nuestros maestros de primaria? ¿O hubo traición a nuestros maestros?