DEMOCRACIA

Sobre la democracia

Los proyectos de corte populista van a contrapelo de las acciones propias de los sistemas democráticos liberales. | Ricardo de la Peña

Escrito en OPINIÓN el

Mucho se ha hablado del impacto que tuvo la Gran Recesión (2008-2009) en las condiciones y basamentos de la democracia, sobre todo en el mundo occidental. Pero, ¿ha sido realmente así? Este es el tema de reflexión de un ensayo “Sobre el estado de la democracia antes y después de la Gran Recesión” que pude publicar recientemente en el libro Los dilemas de la democracia en México en el contexto de América Latina, editado por la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (SOMEE).

La democracia en este siglo

Contrario a sus propias afirmaciones, la evidencia empírica presentada por el proyecto Varieties of Democracy (V-DEM), que es base para la reflexión del ensayo, no permite sostener la afirmación de que una “autocratización” se ha acelerado en el mundo, particularmente cuando se compara el estado existente al momento de ocurrir la Gran Recesión con la situación presente diez años después. Esto puede deberse a que posibles efectos de los procesos de cambio en lo económico, político, social y cultural a escala mundial no se expresarían de manera suficiente y clara de forma inmediata, abrupta, sino que emergerían paulatinamente, como acomodos que van reconformando estructuras subyacentes que condicionan eventuales transformaciones en el desarrollo y, por ende, en el estado de las democracias en las naciones que cuentan con este tipo de régimen.

El espíritu de la época

Pareciera luego que el propio V-DEM responde, más que a los datos duros, al Zeitgeist (espíritu de la época), al consenso en la comunidad politológica de que en los años recientes se ha presenta un brusco y significativo cambio en el estado general de la democracia a escala mundial, ante la emergencia y expansión de proyectos populistas en algunas naciones, sin considerar que ello puede afectar únicamente a unas sociedades, mientras otras se desplazan hacia regímenes más democráticos, lo que compensaría los movimientos en el agregado. De ser cierto lo anterior, cambios en algunas sociedades que conlleven una reducción en las prácticas electorales y en otras visiones más comprehensivas de lo democrático, se compensarían con ampliaciones en los mismos terrenos en otras naciones.

Empero, habría que considerar que, de todas maneras, los proyectos de corte populista van a contrapelo de las acciones propias de los sistemas democráticos liberales. Estos sistemas habrían aceptado un déficit permanente en los mecanismos de participación y deliberación ciudadana más allá de lo eminentemente electoral, lo que en parte explicaría que las propuestas populistas reclamen la adopción de esquemas de participación más deliberativos y equitativos, aunque luego terminen boicoteando los principios y lógicas democráticas, para auspiciar regímenes propiamente autoritarios.

Sirvan estas reflexiones para invitarlos a bajar gratis del sitio de SOMEE este libro y leerlo.

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