SEQUÍA

Sequía, ¿quién podrá salvarnos?

Nosotros mismos podemos salvarnos de la sequía modificando nuestros hábitos consumistas, exigiendo a nuestras autoridades el derecho a un ambiente sano. | Ximena Celis Barquera*

Escrito en OPINIÓN el

No es necesario abrir el periódico o escuchar las noticias, para entender la gravedad que la sequía extrema está ocasionando en el país. Hoy, tres cuartas partes del territorio nacional se encuentran con escasez de agua; muchas ciudades, ya con un estrés hídrico severo. Esto no es sólo exclusivo de la ciudad de Monterrey, varias ciudades en los estados del norte como Chihuahua, Coahuila, Sonora, Baja California y Baja California Sur, así como la Península de Yucatán lo padecen también. Tanta es la urgencia, que hace unos pocos días la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) puso en vigencia un acuerdo de declaratoria de emergencia para aplicar medidas transitorias que permitan garantizar el abasto de agua en diferentes regiones a partir del Monitor de Sequía que se realiza periódicamente.

Sin duda, esta es una de las consecuencias que YA estamos viviendo en el planeta por el aumento a las temperaturas y la falta de lluvias. La sequía se debe a las afectaciones que está trayendo consigo el calentamiento global, que actualmente se encuentra relacionada con el fenómeno de La Niña, que puede genera mucha o muy poca lluvia dependiendo de las condiciones de cada región; y en lugares en donde normalmente llueve poco, esto se intensifica por el cambio climático. Así es como la humanidad ya se encuentra enfrentando circunstancias nunca antes vistas. 

Ahora bien, estas son las consecuencias que estamos viviendo, pero cuáles fueron o son las causas para haber llegado a este punto. Las causas son varias, y para fines de este artículo me voy a concentrar en las dos que considero más relevantes, el crecimiento exponencial de la humanidad y el modelo de producción y consumo. Este crecimiento acelerado de la humanidad, demandando alimento, servicios, mejores oportunidades, obliga a que nos concentremos en las zonas urbanas, y que a su vez demandemos servicios básicos, como el contar con agua potable, electricidad, alcantarillado, pavimentación, supermercados, centros comerciales, transporte, etc. Todo ello, trae la sobre explotación de los recursos alterando el territorio, haciendo cambios de uso de suelo, deforestando, para con ello abastecer a las ciudades de estos servicios que demanda. Otra causa e íntimamente ligada a la anterior, es la manera en la que consumimos/producimos, de manera desmedida, que también trae consigo la sobre explotación de los recursos

Pocas veces estamos conscientes de que todo a nuestro alrededor, se elaboró con recursos extraídos de la naturaleza y pocos conocemos el concepto de “agua virtual” que se refiere a la cantidad total de agua que se requiere para tener un producto terminado, la cual incluye el agua utilizada durante el cultivo, el crecimiento, procesamiento, fabricación, transporte y venta de los productos. En ese sentido, mencionar por ejemplo que se requiere para hacer un litro de refresco, 34 litros de agua (sólo en su elaboración), y para tener un litro de cerveza se requieren aproximadamente 155 litros de agua, sólo por mencionar estos dos productos de uso cotidiano en México, sin hablar de la carne de res.

Las autoridades a nivel federal como a nivel estatal y municipal, están realizando diversas acciones como firma de decretos, acuerdos con los sectores privado (cerverceras, refresqueras) y agrícola para ceder derechos a sus concesiones y poder extraer el vital líquido del subsuelo por medio de sistemas de bombeo extrayéndola de mayores profundidades y poderlo entregar a la población, inclusive se ha llegado a ordenar el bombardeo de nubes con yoduro de plata para generar lluvias. Es de reconocerse, que esta sequía severa en el país ha dejado ver una falta de planeación  y coordinación entre los tres órdenes de gobierno (federal, estatal y municipal) pues pareciera ser que no se asumen las responsabilidades con base en las competencias estipuladas en los distintos marcos regulatorios hídricos existentes como es la responsabilidad de asegurar el abasto, la distribución y su tratamiento. 

Ante todo esto, ¿quién podrá salvarnos? 

Como todo problema, debe tratarse por diversos frentes y pensar en una solución sistémica. Sin duda las personas que ya experimentan la falta de agua en su día a día, han comenzado a realizar acciones para eficientar su uso, pero sobre todo han empezado a ser conscientes de la importancia que tiene el contar con una gota de agua, se han dado cuenta que cada gota es preciada y vital. Y ahí la relevancia de que como humanidad vayamos cambiando los paradigmas. 

Con ello, recurro a la relevancia que cobra la educación ambiental, educación básica para ser humanos más sensibles y conscientes de todo lo que la naturaleza nos brinda, y cuando digo todo, en verdad reparemos en que sin ella no tendríamos nada de lo que nos rodea; de sabernos parte de ella y que de ella depende nuestra existencia, para con todo esto, tratarla mejor, y hacer que nuestras acciones diarias tengan el menor impacto posible con nuestro entorno natural. Como lo he dicho, nadie puede querer y cuidar lo que no conoce, y es justamente a partir de educarnos ambientalmente que conoceremos a la naturaleza, nos sensibilizaremos y así podremos entenderla mejor. Todo ello, es un proceso, pero una vez ahí, nos convertimos en humanos que la aman y la cuidan, que respetan sus equilibrios y modifican sus acciones diarias para buscar esa armonía. 

Sin duda, cada persona puede ser agente de cambio, actuar con el ejemplo, transitar hacia una vida sustentable. Entonces, contestando a la pregunta de ¿quién podrá salvarnos?, la respuesta es nosotros mismos, modificando nuestros hábitos consumistas, exigiendo a nuestras autoridades el derecho a un ambiente sano, siendo responsables y corresponsables socio ambientalmente. No esperemos a actuar cuando ya sea demasiado tarde, seamos responsables con el compromiso intergeneracional que tenemos con les jóvenes. Como hace poco lo comenté en una reunión con legisladores estatales, somos la última generación en revertir los problemas ambientales que como humanidad hemos causado.

*Ximena Celis 

Coordinadora de Cambio Climático, en Política y Legislación Ambiental (POLEA).

Maestra en Cooperación Internacional para el Desarrollo por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y Maestra en Educación Ambiental por la Universidad ORT México. Cuenta con una licenciatura en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México, además de contar con estudios en la ESC Rouen, Francia.

Cuenta con 10 años de experiencia trabajando en proyectos ambientales, sobre todo en temas de educación ambiental, ecotecnologías, agua, gobernanza y participación ciudadana, así como adaptación al cambio climático.