#ITINERARIOPOLÍTICO

¡El Poder Judicial no ha sido atrapado por AMLO!

Asistimos a una de las mayores guerras entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. | Ricardo Alemán

Escrito en OPINIÓN el

Se trata de una batalla sin cuartel.

Una “guerra de poderes” que ha lanzado al presidente contra lo poco que queda de la División de Poderes; el Poder Judicial.

Batalla que confirma que frente al Cuarto Informe el dictador mexicano no ha logrado someter, por completo, a jueces, magistrados y ministros.

Impartidores de justicia acusados por AMLO de corrupto y “hablando en plata, de no resistir cañonazos”, ya que –dijo–, se venden al mejor postor.

Por tanto, López Obrador urgió “una limpieza” en el Poder Judicial, a pesar de que dijo respetar “al presidente de la Corte y a otros ministros”.

Sin embargo, López Obrador se opuso a que el Máximo Tribunal resuelva contra la Prisión Preventiva Oficiosa (PPO); figura jurídica que, en los hechos, es usada en Palacio como “Espada de Damocles” contra sus adversarios. 

Así lo dijo el presidente mexicano: “Los jueces liberarían a diestra y siniestra (delincuentes). Y si el Poder Judicial estuviera moralizado, entonces no tendríamos nada de qué preocuparnos, pero el Poder Judicial sigue siendo el de tiempo atrás, caracterizado por la corrupción”.

Luego amenazó: “Mañana voy a dar a conocer todos los casos que tenemos así, porque van a resolver sobre este asunto y a lo mejor pues lo ministros están hasta arriba en el pináculo, pero ¿y qué pasa en la vida diaria?

Sin duda que asistimos a una de las mayores guerras entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.

Sin embargo, el trasfondo del asunto no es la presunta “corrupción” de jueces, magistrados y ministros.

No, en realidad el centro del problema es que López Obrador pretende capturar a todo el sistema mexicano de justicia, para luego llevar a cabo sus venganzas y avanzar en su ambición demencial de reelección.

Por eso, desde el pasado 26 de agosto López Obrador rechazó la posibilidad de que el Máximo Tribunal se pronunciara contra la inconstitucional Prisión Preventiva Oficiosa.

¿Y por qué López Obrador se opone a que La Corte declare que la Prisión Preventiva Oficiosa violenta la Constitución?

Elemental, porque se trata de la figura legal que permite que López Obrador mande presos a sus críticos, adversarios y opositores, a pesar de que La Corte Interamericana de Derechos Humanos acordó un resolutivo en el que exhorta al Máximo Tribunal mexicano a desechar la figura de Prisión Preventiva Oficiosa, ya que es un ataque a las garantías individuales.

Lo interesante del tema, sin embargo, es que el enojo expresado por López Obrador contra el Poder Judicial no es más que la ratificación de que la División de Poderes no ha muerto del todo.

Es decir, que a pesar de sus delirios dictatoriales, AMLO no ha logrado someter, por completo, al Poder Judicial y a La Corte, lo cual confirma que, a pesar de los graves riesgos que vive la democracia, “no todo está perdido”.

Y precisamente ese fue el título del Itinerario Político del 13 de julio de 2018, en el que dijimos que El Poder Judicial y La Corte serían los últimos reductos para impedir el poder de un solo hombre, tras el triunfo de AMLO.

En efecto, el siguiente texto se publicó aquí hace poco más de cuatro años. ¿Juzgue usted si teníamos o no razón?

“Después de la victoria electoral de López Obrador, el desánimo entre buena parte de la clase política es palpable. Los políticos se quejan de que el electorado entregó todo al candidato de Morena y que, con esa mayoría en el Ejecutivo y el Legislativo, podrá hacer todo, incluso destruir al país.

“Pero lo cierto es que no todo está perdido.

“Pocos, como Luis María Aguilar –presidente de la Suprema Corte–, entienden los peligros del poder absoluto, entregado a un solo hombre; pocos ven tan claro el riesgo de la ausencia de contrapesos y equilibrios en el poder presidencial y pocos se atreven a decirlo con claridad; ‘no tiene todo el poder, presidente López Obrador’.

“Por eso, el también jefe de la Judicatura Federal señaló –con tibieza pero con claridad–, que La Corte será el último reducto de los contrapesos en una democracia en peligro, ante el poder sin límite del nuevo presidente.

“Así lo dijo Luis María Aguilar, el presidente del Máximo Tribunal: ‘la independencia del Poder Judicial es la garantía del equilibrio de poderes’, en un mensaje con dedicatoria al nuevo jefe del Ejecutivo Federal, al que pareció decirle: ‘no tiene todo el poder para hacer lo que le plazca, señor presidente’.

“Y es que el jefe de La Corte –del Poder Judicial–, entiende que los Poderes Ejecutivo y Legislativo están en el puño de López Obrador y que también tiene en sus manos la mayoría constitucional de los Congresos estatales.

“Pero no es todo el poder que tiene en sus manos de López Obrador. Si no fuera suficiente, el nuevo presidente tiene bajo control el llamado ‘cuarto poder’.

“¿Y cuál es el Cuarto Poder? Casi nada, el poder de los medios.

“Y es que, en efecto, López Obrador no sólo tiene el control del Congreso y del Poder Ejecutivo; no sólo domina la mayoría de los congresos estatales, sino que también tiene el control de buena parte de los medios; la prensa, las redes, digitales y, sobre todo, a los concesionarios de la radio y la televisión.

“En efecto, ante el grosero sometimiento de los medios, ante el amedrentamiento de las voces críticas, ante el chantaje a concesionarios de radio y televisión, se agrandan las voces como la del ministro José María Aguilar, presidente de la Suprema Corte.

“¿Por qué?

“Porque si bien el presidente López Obrador podrá llegar a extremos como los de ordenar el fin de todas las reformas del gobierno de Peña y podrá utilizar su mayoría en el Congreso y en los congresos estatales para enmendar la Constitución, lo cierto es que existe un último reducto que es La Corte, para recurrir a las controversias constitucionales, todo ello a pesar de que algunos ministros son probados lopistas”. (Fin de la cita)

En efecto, a cuatro años del arranque de la dictadura “lopista”, el Poder Judicial no ha sido atrapado –por completo– y, por eso, los “misiles” que hoy lanza el propio presidente contra jueces, magistrados y ministros.

Una “guerra de poderes” que no sólo busca someter al último de los diques para impedir la muerte de la democracia mexicana, sino que pretende el control total en manos de dictador López Obrador.

Al tiempo.