EDUCACIÓN EN MÉXICO

Adoctrinamiento y totalitarismo

Un adoctrinamiento sistemático hecho sistema educativo, implica la pérdida de la propia identidad y de la libertad política. | Marco Adame

Escrito en OPINIÓN el

Cuando Hannah Arendt escribió su libro Los orígenes del Totalitarismo, dedicado a la descripción y el análisis del nazismo y el estalinismo, los totalitarismos más sangrientos del siglo XX, nos legó no sólo el conocimiento de esas páginas de horror, también, la memoria de la agenda autoritaria de todo régimen que ambiciona el ejercicio del poder total.

De sus enseñanzas podemos aprender, que el control y la instrumentación de la educación es uno de los primeros pasos para imponer el totalitarismo, de hecho, que un régimen totalitario no es viable sin una educación deficitaria, repetitiva, acrítica, alimentada de consignas y lemas publicitarios sin fondo, pero con la eficacia necesaria para lograr el adoctrinamiento y el sometimiento de las nuevas generaciones al poder banal, sin reparar en la devastación y ruina que genera.

Al conocer el nuevo modelo educativo (NME), presentado en días pasados por las autoridades educativas, en medio del cambio de su titular, es fácil advertir que el propósito no es la consecución de elevadas metas educativas, o superar el rezago educativo agravado por la pandemia; nada que ver con elevar la comprensión de lectura o el razonamiento lógico matemático, habilidades reprobadas por los alumnos mexicanos en las pruebas internacionales. El NME no busca la formación de hombres y mujeres de bien, capaces de opciones libres y justas, responsables y comprometidos con el desarrollo del país.

El NME es reduccionista, está plagado de consignas ideológicas, promueve la polarización y el aislamiento con consignas baratas contra el colonialismo y favorece la sumisión a un régimen, a un partido político y a un caudillo. El nuevo programa, instrumentado como ariete del populismo, promueve el odio, el poder popular y la riqueza fácil como motor y banderas para lograr la utopía socialista.

Al imponer las ideas preconcebidas por los ideólogos del régimen para lograr la transformación, el NME busca apropiarse del juicio propio de los estudiantes y condicionar las acciones de manera reactiva a los intereses del régimen. Si los niños y jóvenes pierden la capacidad para conocer la realidad y el juicio crítico que les permita modificarla, serán fuerza alienada, condicionada por el adiestramiento del modelo educativo, para respaldar cualquier barbaridad, incluso la propia crisis como potencial autoritario.

Al final, un adoctrinamiento sistemático hecho sistema educativo, implica la pérdida de la propia identidad y de la libertad política; asegura la sumisión condicionada a la personalidad y a las proclamas del líder máximo, poseedor de la única verdad y del pensamiento dominante, fuera del cual, no hay salvación ni futuro.

El NME, presentado de manera intempestiva y sin la consulta que exige la ley, debe ser rechazado. Por ahora se ha dicho que habrá una prueba piloto en cerca de mil escuelas de todo el país, sin que se conozcan los parámetros de evaluación y seguimiento del mismo, a juzgar por la manera como se ha manejado hasta ahora, más parece una maniobra para validarlo con formas legales y hasta democráticas, sin la apertura y la inclusión que un programa nacional de educación exige.

Más allá de estos despropósitos, se debe asegurar que el modelo educativo garantice la educación que establece la constitución: universal, inclusiva, pública, laica y gratuita. Poner bases sólidas a través de una educación con valores, inclusiva y de calidad es la única vía segura al desarrollo, es la manera de sobrevivir al totalitarismo.