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OPINIÓN

5G, para qué sirve y para qué no

Necesitamos un abordaje sistémico para apreciar la importancia de no rezagarnos en el desarrollo y adopción del 5G. | Elena Estavillo Flores

Escrito en OPINIÓN el

Muchas personas, lamentablemente todavía no todas, usamos servicios de telecomunicaciones y conocemos las ventajas que nos dan como usuarias: comunicarnos en cualquier momento, por llamadas de voz, mensajes, correo electrónico, redes sociales. Podemos enviar fotografías y documentos, buscar información, escuchar música, ver películas, jugar, encontrar rutas para trasladarnos, pedir comida a domicilio.

Avanzando en el nivel de aprovechamiento personal de estas tecnologías, también podemos buscar trabajo, aprender cosas nuevas, vender nuestros bienes y servicios, encontrar nuevos clientes y mercados; conseguir amplias bases de datos para investigar y tomar mejores decisiones. 

5G se refiere a la quinta generación de tecnologías de conectividad móvil. Esencialmente, significa un salto enorme en las capacidades para transmitir datos masivamente, con mayor velocidad y menor latencia (el tiempo que transcurre entre la emisión y la recepción de la comunicación). Esta tecnología también permite mantener conectados y transmitiendo a un elevado número de dispositivos sin que se saturen las redes. Además, consume menos energía, aunque por la multiplicación de conexiones, el efecto total sobre el consumo energético dependerá de la rapidez y profundidad con la que se adopte. 

Como consumidoras finales es posible que no alcancemos a apreciar en este momento los beneficios de adoptar esta nueva tecnología: quizá usar aplicaciones de realidad inmersiva más reales, jugar con mejor respuesta o transmitir contenidos a mayor velocidad. Por otro lado, como todo lo nuevo, en este momento los dispositivos con capacidad de 5G son muy caros. Es decir, para quienes ya estamos conectadas, será una evolución por la que pasaremos, unos antes y otros después, pero no se trata de una herramienta para dirigirla a la población desconectada con el objetivo de cerrar la brecha digital. 

El punto es que el 5G y las telecomunicaciones en general, no sólo funcionan como servicios para los usuarios finales, sino que son componentes de la infraestructura básica y los servicios conexos con los que cuenta el país. Se trata de insumos productivos para procesos industriales, para los sectores primario, secundario y terciario. Permiten también mejorar el alcance y el impacto social de la educación, la salud, el transporte, la administración de justicia, etc.

La modernización y ampliación continua de la infraestructura es fundamental para el desarrollo económico, la integración regional y el impulso a la competitividad, que nos permite atraer inversiones y generar empleos. 

El 5G está en una etapa incipiente de desarrollo, pero ya podemos visualizar algunas de sus aplicaciones. En algún momento no muy lejano experimentará un proceso explosivo de generación de innovaciones.

Hablar de las aplicaciones que ya están aquí puede ayudarnos a percibir todo su potencial.

Una es el mantenimiento preventivo de máquinas gracias a la recolección y análisis de los datos provenientes de sensores, para una mayor eficacia en los trabajos de mantenimiento, ahorro de costos y prevención de descomposturas y siniestros, logrando, además, mejores niveles de seguridad en las plantas de producción.

En la logística, las aplicaciones 5G optimizan los procesos de almacenamiento, control de existencias, predicción de demandas de servicio y planeación de entregas.

Las aplicaciones agrícolas permiten monitorear los plantíos para vigilar la humedad en el suelo y su absorción, los nutrientes o la temperatura; procesar los datos generados para entender mejor lo que impacta en los volúmenes y calidad de las cosechas, el momento ideal para cada etapa del proceso, estrategias de rotación y combinación de cultivos, control de insectos y plagas. Todo ello incrementa el rendimiento de las cosechas y nos proveerá de alimentos de mejor calidad.

En la ganadería, el 5G ayuda a monitorear el ganado, su ubicación, patrones de alimentación y el estado de salud de cada animal. 

Para la minería, los robots, vehículos automatizados y dispositivos controlados por humanos a distancia, permiten no exponer a las personas en espacios y actividades particularmente peligrosas, vigilar el estado de fragilidad de las estructuras y prevenir su colapso. 

La cirugía a distancia es también un ámbito de aplicación de esta tecnología, donde las intervenciones de alta complejidad pueden llevarse a todos los rincones del país, conectando a cirujanas de alta especialización gracias a la baja latencia del 5G, que asegura la manipulación de instrumental en tiempo real y la estabilidad de las comunicaciones. 

Por otro lado, debemos estar muy conscientes de que ya desde antes de la pandemia, América Latina y México se han estado rezagando en términos de productividad. Se ha ensanchado la distancia entre nuestras economías y el promedio de la OCDE, y más aún respecto de los países asiáticos. 

El aumento de la productividad debe ser entonces un objetivo prioritario de política económica y social para inducir la recuperación hacia una sociedad más próspera e incluyente que genere mejores oportunidades para todas las personas. 

Uno de los factores que tienen mayor incidencia en la productividad es la transformación digital, es decir, el proceso de adopción tecnológica que se acompaña de una dinámica virtuosa de innovación a partir de la renovación de procesos, prácticas organizacionales y enfoques. 

Necesitamos un abordaje sistémico para apreciar la importancia de no rezagarnos en el desarrollo y adopción del 5G. 

Por ejemplo, las cirugías a distancia facilitadas por aplicaciones 5G ayudan a llevar servicios de calidad a la población más pobre y remota, contribuyendo a cerrar la brecha de salud entre el medio rural y el urbano, así como entre regiones. La salud es un componente del capital humano, que es otro factor que sienta bases para un desarrollo sostenible e incluyente en el largo plazo.

Incrementar la productividad del campo y de actividades que se realizan fuera de las ciudades, junto a estrategias complementarias, puede llevar inversiones hacia regiones rezagadas de nuestro país, crear empleos allí mismo, mantener vivas las comunidades, crear oportunidades para evitar la emigración, todo lo que redunda en el cierre de brechas regionales y entre las ciudades y las zonas rurales. 

Contar con mejores empleos en términos de seguridad, formalidad y salarios, es un ingrediente muy poderoso para la integración social.

Sin olvidar que se requieren estrategias y acciones específicas para asegurar que todas las personas accedan a internet y puedan mejorar sus vidas a través de todo el mundo de oportunidades del ecosistema digital. La adopción del 5G no debe dejarse de lado considerando la promesa que significa en términos de productividad, competitividad, atracción de inversiones y generación de empleos. 

No se trata de escoger un camino sobre el otro. Para poder cerrar las brechas de forma eficaz y sostenible tenemos que poner en marcha procesos dinámicos que se refuercen y retroalimenten para el largo plazo. Al día de hoy significa actuar para conectar a las personas que están excluidas del mundo digital y, al mismo tiempo, acelerar la adopción digital y tecnológica que permita a nuestra economía generar las oportunidades que necesitaremos en el futuro cercano.

 

 

* Economista especializada en competencia, regulación, ecosistema digital y género. Directora general del Centro-i para la Sociedad del Futuro. Gender Trendsetter de WSIS-Unión Internacional de Telecomunicaciones. Socia directora de AEQUUM. Presidenta de la red de mujeres CONECTADAS y excomisionada del IFT.