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Washington, Sedena y Marina; encuentros y desencuentros

Los acercamientos entre las fuerzas armadas de México y de los Estados Unidos siguen adelante. | Jorge Medellín

Escrito en OPINIÓN el

El affaire Caro Quintero fue más allá de lo esperado. Se salió de control en muchos sentidos y ha terminado por complicar la de por sí difícil relación bilateral con los Estados Unidos en materia de seguridad.

No obstante, los vasos comunicantes que unen las dinámicas de trabajo de ambos países se mantienen vigentes y los esfuerzos por reforzar esta área de cooperación han resistido la contaminación de la política palaciega.

Lo que se perfilaba como una exitosa operación (Leyenda II) de captura y extradición del capo del otrora Cártel de Guadalajara, terminó en unos minutos en tragedia, con la muerte de 14 marinos que regresaban de la operación en San Simón, en Choix, Sinaloa.

Este escenario -posible como es en todos los operativos militares de alto impacto- alteró por completo los acuerdos recientes para activar y proceder, de buena fe, con la detención de Caro Quintero, pero esto sucedió más como parte de una agenda norteamericana de ajuste de cuentas histórico que como parte de una estrategia para avanzar en el combate a la delincuencia organizada que afecta a os dos países.

Semanas después de la tragedia exitosa del Black Hawk 2307 naval, la prensa estadunidense profundizó un poco en el operativo Leyenda II y encontró en las fuentes cerradas de la DEA que hubo al menos 12 o 13 oportunidades para capturar a Caro, pero que las fugas de información le permitieron huir minutos antes. Esas fugas se dieron entre operadores y tácticos del Ejército Mexicano.

Otra cadena de desencuentros que se tradujo finalmente en la orden de captura solicitada por la DEA a un juez federal para detener en territorio norteamericano al ex secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, el 15 de octubre de 2020 cuando llegaba a Los Ángeles con su familia. Con esa detención, la DEA se cobraba la falta de cooperación de los militares mexicanos que tuvieron en sus manos a Caro Quintero en más de una decena de ocasiones a partir de datos precisos, de inteligencia de campo, electrónica y satelital entregada por la agencia antidrogas.

La detención del general fue un latigazo político que contaminó terriblemente la cooperación antinarcóticos con los Estados Unidos. López Obrador reaccionó rescatando al general y luego estableció medidas para restringir el ingreso de agentes de la DEA a México, el tipo de armas que podían portar y en qué condiciones. Sin embargo, la dinámica de cooperación en lo militar y estratégico siguió adelante, ralentizada y con pinzas, pero con planes y objetivos definidos en el corto y mediano plazo.

Pero el daño estaba hecho. La DEA buscó a sus viejos socios de la Marina-Armada de México para plantearles la captura del capo. El almirante Ojeda Durán tuvo la información de inteligencia necesaria para actuar, pero no la venia presidencial para proceder. La visita oficial y encuentro con el presidente Joe Biden en la Casa Blanca marcaron el momento ideal para actuar y suavizar en alguna medida el desencuentro por el caso Cienfuegos.

Se dio la orden y la Marina actuó con los datos que desde hace casi tres meses le había aportado a DEA. Se efectuó la operación Leyenda II con tres de los cuatro Black Hawk (2304, 2305, 2306 y 2307) de la Unidad de Operaciones Especiales (UNOPES) que volaron desde el Cuartel General del Alto Mando (CUGAM) en la Ciudad de México hacia Mazatlán y de ahí a San Simón.

Las aeronaves volaron con el indicativo Ángel 1, Ángel 2 y Ángel 3. Caro Quintero iba en el BH Ángel 1, que ya había aterrizado en Los Mochis. Los BH que lo escoltaban no reportaron ataques o disparos desde tierra, pero el 2307 comenzó a perder sustentación, sus pilotos buscaron un sitio para aterrizar y la nave cayó en autorrotación; intentó carretear varios metros, pero acabó impactándose contra la tierra. La muerte de los 14 marinos alteró la agenda de extradición inmediata pactada con los Estados Unidos y congeló de nuevo una parte de la cooperación antidrogas con la DEA.

Sin embargo, la dinámica y los acercamientos entre las fuerzas armadas de México y de los Estados Unidos siguen adelante. Se trata de caminos de cooperación bilateral con características propias, con agendas y objetivos que, en ocasiones a marchas forzadas, van saliendo adelante.

Ahora mismo, en Brasil, en la Conferencia de Ministros de Defensa, se ha dado un acercamiento más entre el general Luis Cresencio Sandoval y el secretario de la Defensa los Estados Unidos, Lloyd Austin III, en busca de mejorar las vías de entendimiento y trabajo conjunto.

Algo similar ha estado ocurriendo desde hace meses con la US Navy y la Armada de México, cuyos mandos acaban de firmar acuerdos para entrenar de manera conjunta a sus Infanterías de Marina en ejercicios navales más frecuentes.