FEMINICIDIO EN MÉXICO

Un retrato de la violencia y degradación social

Para Beatríz Ávila De la Vega; In memoriam. | Agustín Castilla

Escrito en OPINIÓN el

La trágica historia de Luz Raquel Padilla y de Bruno, es un retrato de los niveles de violencia y degradación a los que hemos llegado como sociedad. Luz Raquel, quien se dedicaba de tiempo completo al cuidado de su hijo de 11 años con autismo severo y epilepsia ante la ausencia del papá y la falta de apoyo institucional, terminó sus días en una de las formas más crueles que podemos imaginar, la quemaron viva el pasado sábado 16 de julio en un parque público por el que pasaba de regreso a su casa.

Lamentablemente este caso es uno de tantos que nos debe hacer reflexionar sobre la situación que generalmente tienen que enfrentar las personas con discapacidad y sus familias, que son víctimas de incomprensión, abandono, rechazo, discriminación entre muchas otras formas de violencia. Tampoco son excepcionales los casos de mujeres que son quemadas intencionalmente como el de Margarita en Morelos, Liliana en Nuevo León, una niña de 11 años en un albergue en Tonalá y cuando menos otras 45 entre enero y junio de este año.

De acuerdo a la información que se ha difundido, Luz Raquel dedicó su vida al cuidado de su hijo, quien fue abandonado hace años por el papá con la carga económica y emocional que eso representa y, aunque durante un tiempo Bruno recibió atención en el centro de autismo de Zapopan, hace unos meses lo dejaron de atender argumentando que era muy violento y no sabían qué hacer con él. Es decir, también dejaron a Luz Raquel y a Bruno a su suerte.

Imaginemos si en una institución pública supuestamente especializada no cuentan con las condiciones y/o la disposición para brindar la atención que requiere una persona con discapacidad, ¿cómo le hace una mujer sola que carece de la capacitación, contención emocional, infraestructura o recursos económicos para hacer frente a sus necesidades? Por ello se acercó a la organización ciudadana Yo Cuido, que brinda apoyo a mujeres cuidadoras y trata de incidir en la generación de políticas públicas e impulsar la creación de un sistema de cuidados -en el congreso federal no se han discutido las distintas iniciativas que se han presentado sobre este importante tema, pues al parecer sus prioridades son otras- y se sumó al activismo ciudadano tan estigmatizado por este gobierno.

Por si esto fuera poco, desde hace varios meses eran víctimas constantes de amenazas y agresiones de vecinos que se quejaban de los ruidos que emitía el pequeño cuando entraba en crisis que se agudizaba ante la violencia verbal, a grado tal que un vecino le arrojó cloro a Luz Raquel causándole lesiones en el cuerpo, además de que aparecieron pintas en las paredes de su departamento advirtiéndole que se iba a morir o que la quemarían viva, todo lo cual fue denunciado, pero las autoridades tan sólo emitieron una orden de restricción y un código violeta para que llamara por teléfono, misma que incluso fue suspendida unos días antes de su asesinato, negándole otras medidas de protección por considerar que no se justificaban. Asusta pensar el nivel de deshumanización para reaccionar así ante la difícil situación de un niño con discapacidad -ni qué decir de quienes le prendieron fuego-, asusta la indiferencia de los demás vecinos ante los hechos de violencia que sufrieron, y también la ineptitud de las autoridades.

A 12 días, y a pesar de que conforme a los testimonios fueron cinco personas las que le arrojaron alcohol y le prendieron fuego, únicamente se ha detenido a un vecino por las lesiones provocadas en mayo, y ahora la Fiscalía sugiere que pudo tratarse de una autoagresión sin más elementos que la supuesta compra que hiciera la víctima de alcohol y de un encendedor, lo que cuesta trabajo siquiera tomar en serio y por el contrario, enoja y recuerda las absurdas hipótesis que se manejaron en el caso de Debanhi Escobar que sigue sin esclarecerse. No podemos permitir que este caso quede en el olvido. Necesitamos saber qué es lo que realmente pasó, que se haga justicia y se castigue a las personas responsables al igual que la negligencia gubernamental, pero también debemos saber qué es lo que va a pasar con Bruno, asegurarnos que tanto él como su abuela -quien al parecer se quedará con la custodia- reciban los apoyos económicos e institucionales que les ofrecieron para su adecuado cuidado y atención integral, y que no quede en una promesa más que se diluye con el paso del tiempo.