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OPINIÓN

La niña de “Napalm” cumple 50

En 1972, la niña de Napalm de Nick Út, se convirtió en la imagen que -dicen- paró la guerra en Vietnam. | Ulises Castellanos

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En 1972, la niña de Napalm de Nick Út, se convirtió en la imagen que -dicen- paró la guerra en Vietnam. Hoy que tenemos en contexto una nueva guerra en Europa, es imprescindible recordar esta icónica imagen. 

Eran tiempos de guerra y de enorme relevancia para los corresponsales que las cubrían. Con profesionales en el campo de batalla se documentaba la narrativa de una guerra, su influencia era impresionante. Hoy, hay que decirlo, la imagen profesional en medios tradicionales se disuelve frente a los videos virales de Tik Tok. 

Sin embargo, hagamos un viaje en el tiempo, la guerra de Vietnam fue la primera en ser televisada, pero la imagen fija de Nick Út quedó impresa en la memoria colectiva global.

Conocí a Nick Út en Los Ángeles, hace una década, en el contexto de un congreso de la agencia Seven, charlamos en un brindis y se movía como una celebridad. Hizo una fotografía única. De trato sencillo, seguía trabajando para su agencia, pero nada que ver con la guerra.

Nick Út forjó de hecho una relación de amistad con la niña de su foto, Kim Phuc Phan Thi con quién incluso se tomó una selfie compartiendo cuadro con ella décadas después de aquella imagen.

Esta semana el New York Times entrevista a Kim, y ahí ella cuenta lo sucedido ese día, “todo cambió el 8 de junio de 1972. Solo tengo memorias intermitentes de ese día terrible. Estaba jugando con mis primos en el atrio del templo. Momentos después, un avión voló muy bajo y a toda velocidad, el ruido a su paso fue ensordecedor. Luego, hubo explosiones y humo y un dolor insoportable. Tenía 9 años.”

Y agrega, “el napalm se te pega a la piel, sin importar lo rápido que corras y causa quemaduras espantosas y un dolor que dura toda la vida. No recuerdo correr ni gritar: “Nóng quá, nóng quá!” (“¡Quema, quema!”), pero grabaciones de ese momento y los recuentos de otras personas afirman que lo hice”. Y ahí disparó su cámara Nic.

¿Cómo sucede que una imagen de un instante, se convierta en el icono de una generación? Se sabe que hoy, la humanidad produce más imágenes en tres días que todo lo que se hizo en el siglo XX. Entonces. ¿Cómo sucedió? Sencillo. La fuerza de verdad de una foto en los setenta tenía una potencia brutal.

Es por ello que hoy me detengo en este dato, el pasado 8 de junio se cumplieron 50 años de aquel disparo, ese fue el día que un fotógrafo profesional congeló un instante para siempre.

Se trata de una imagen que atrapa a una niña desnuda que corre directamente hacia el lector. Yo recuerdo que la vi de niño y me robó el sueño. En el primer plano inmediato a la izquierda, hay otro niño que grita. A la derecha, tomados de la mano, corren otros dos niños. Es brutal.

Esto dice Kim Phuc en el New York Times esta semana, “Tal vez hayan visto la fotografía que me tomaron ese día, huyendo de las explosiones junto con otras personas: soy la niña desnuda con los brazos extendidos que grita de dolor. La imagen, tomada por el fotógrafo survietnamita Nick Ut, quien trabajaba para The Associated Press, se publicó en las primeras planas de los periódicos de todo el mundo y ganó un Premio Pulitzer. Con el tiempo, se convirtió en la imagen más conocida de la guerra de Vietnam”. Y es verdad. Esa imagen sintetiza aquella guerra.

Dicen por ahí, que al final de cada gran evento sólo podemos conservar en la mente una imagen de lo sucedido. Y de Vietnam es ésta. Piensen en el 11 de septiembre en Nueva York y solo traerán a la mente una imagen, lo mismo pasa si recordamos el terremoto de la Ciudad de México en 1985 y así sucesivamente.

En la imagen de Nick, los soldados caminan detrás de los niños, aparentemente indiferentes a su angustia. El contraste es llamativo y eleva la tensión emocional de la imagen. 

Nick Út me contó aquella noche en Los Ángeles que él mismo llevó a Kim al hospital.

Es curioso, pero resulta que hace 50 años esta imagen en realidad no llegó de inmediato al resto del mundo. Porque inicialmente, la fotografía fue rechazada por la Associated Press debido a la desnudez de la niña. Increíble, pero cierto.

Horas más tarde, -según diversas fuentes- la decisión fue anulada por Horst Faas, jefe de de fotografía de Associated Press en Vietnam, y la fotografía fue reproducida por periódicos de todo el mundo. Así las cosas.

La fotografía apareció finalmente en medios como Life , entre muchos otros. Su lugar en la historia del fotoperiodismo se aseguró cuando ganó el Pulitzer de fotografía y el World Press Photo en 1973.

Mucho ha cambiado el mundo de la fotografía desde entonces.

Sin embargo esto dice la protagonista de la imagen en el NYT “Nick no solo me cambió la vida para siempre con esa fotografía inolvidable, también me la salvó. Después de tomar la foto, bajó la cámara, me envolvió en un cobertor y me llevó a toda prisa a recibir atención médica. Le estoy eternamente agradecida. A pesar de ello, en ocasiones llegué a odiarlo. Crecí detestando esa foto. Pensaba: “Soy una niña. Estoy desnuda. ¿Por qué tomó esa foto? ¿Por qué mis padres no me protegieron? ¿Por qué publicó esa foto? ¿Por qué soy la única que está desnuda, mientras que mis hermanos y mis primos sí traen ropa puesta?”. Me sentía fea y avergonzada”.

La entrevista con Kim es una joya, “Mientras tanto, el fotógrafo se hacía cada vez más famoso, lo cual dificultaba más mi vida privada y emocional. Al comienzo de la década de 1980, fui entrevistada en varias ocasiones por la prensa, la realeza, los primeros ministros y otros líderes y todos esperaban encontrar algún significado en esa imagen y en mi experiencia. La niña que corría por la calle se convirtió en un símbolo de los horrores de la guerra”.

¿Se dará hoy en día una foto icónica de la guerra en Ucrania?

La chica de la foto remata su entrevista así: “Esa foto siempre servirá como recordatorio de la maldad indescriptible de la que la humanidad es capaz. A pesar de ello, creo que la paz, el amor, la esperanza y el perdón siempre serán más poderosos que cualquier arma.”

Mucho que reflexionar sobre la niña de Napalm.