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OPINIÓN

Un carnaval de muerte

En Liberia los sicarios se disfrazan no sólo para provocar más terror en el oponente, sino que además conlleva la carga de ser “inmortales”. | Ulises Castellanos

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Hace unos días vi pasar en redes unas imágenes alucinantes, milicianos africanos disfrazados de mariposas, mujeres y otros con atuendos imposibles de identificar. Parecía carnaval, sin embargo no lo era. Más bien todo lo contrario, son sicarios liberianos en los momentos previos a una demostración de fuerza letal.

Pero para comprender estas imágenes, hay que dar contexto y dejar de vernos el ombligo pensando que vivimos en el país más surrealista o pobre del mundo, y no, también existe Liberia. Aún no sé quién es el autor de estas imágenes, ni dónde se publicaron por primera vez, pero mientras esos datos emergen, vayamos por partes.

Según la BBC, “cuando los primeros estadounidenses negros desembarcaron en la costa oeste de África hace 200 años, estaban siguiendo el recorrido inverso al de sus antepasados, quienes habían sido sacados a la fuerza del continente africano para ser esclavizados en América durante más de dos siglos”. Es decir, Liberia se fundó con esclavos liberados en un territorio que no conocían. (Otro de los inventos de Occidente), de hecho la bandera está inspirada en Estados Unidos.

Liberia, se denomina oficialmente como la República de Liberia, es un país ubicado en la costa oeste de África y que limita con Sierra Leona al noroeste, Costa de Marfil al este y Guinea al norte. Abarca 111 369 km² de superficie y cuenta con una población de 4,300,000 habitantes aproximadamente. Es decir, Liberia tiene la mitad de habitantes que radicamos en la Ciudad de México.

Obviamente Liberia es una nación africana que se ha visto inmersa en un par de guerras civiles sucesivas, la primera entre 1989 y 1996 y la segunda entre 1999 y 2003, -que según diversas fuentes, han desplazado a cientos de miles de sus ciudadanos y devastado su economía- es un país hecho pedazos pues.

Sólo para que no romanticemos las imágenes que aquí les presento, les cuento que en la última guerra civil, a su mandatario Samuel Doe que fue el primer presidente de Liberia que no provenía de la élite américo-liberiana, al final de su gobierno le cortaron las orejas en vivo y lo transmitieron por televisión, para finalmente ejecutarlo frente a las cámaras.

Una vez relevado del poder por Charles Taylor, uno de los 'warlords' más peligrosos de la historia, se valía todo. A los milicianos que reclutaban se les daban drogas, alcohol y anfetaminas antes de mandarlos a cualquier combate. En esas orgías del terror también se reclutaban niños que además, se apuntaban voluntariamente para matar y disfrutar de esos “privilegios”.

En el contexto de esa locura de muerte, se combinan creencias religiosas de todo tipo y una muy particular establece que si te disfrazas de cualquier cosa, no sólo provocarás más terror en el oponente, sino que además serías “inmortal” por que si te disparan no eres tú quien muere, si no el personaje que representas con tu peluca morada. Bajo esa locura salen a combatir como si fueran soldados invencibles.

Actualmente Charles Taylor quien gobernó hasta 2003, cumple una condena de 50 años por crímenes de guerra y lesa humanidad. Fuentes históricas ubican a Taylor como el primer jefe de Estado condenado por un Tribunal internacional desde los Juicios de Núremberg, imagínense.

Es por ello, que Liberia tiene 83% de su población viviendo por debajo del umbral de la pobreza (1,25 dlls al día) y 94% de los trabajadores con ingresos de menos de 2 dlls al día, $39 pesos mexicanos por día pues. Liberia padece inseguridad alimentaria crónica desde la última guerra civil. Sin embargo, aunque estas imágenes -hasta ahora anónimas- no tienen fecha, se sabe que son de los últimos años, en medio de la pandemia.

Es un país lamentablemente tan atrasado en tantas cosas, que recientemente -en este año- su gobierno acordó con líderes locales suspender temporalmente la mutilación genital femenina por -apenas- tres años hasta 2025. Una de las organizaciones con las que se tuvo que negociar fue “la sociedad secreta femenina” -compuesta principalmente por mujeres- que opera en la mayor parte de su territorio y que es responsable de la circuncisión de las niñas. En este país, junto con Sierra Leona, Malí, Chad y Somalia, la ablación aún no es delito.

Imaginen entonces, en medio de este ambiente tóxico e ignorante, que de pronto lleguen a tu casa un grupo de milicianos, vestidos de mujer, con gritos y cánticos locales para asesinar a tu familia o a quien se les antoje. Eso es Liberia.

Así las cosas, estas imágenes tan extrañas y que a simple vista parecen “simpáticas e inofensivas” son en realidad el rostro tangible de un país sumido en la pobreza, la ignorancia y la lucha por el poder interno.

Se trata de una nación que sustenta su economía en gran medida en la exportación de mineral de hierro y es exportador también de caucho. Obviamente, digan lo que digan, este país es víctima de las grandes potencias y empresas multinacionales que se aprovechan del caos.

Así pues, la fuerza visual de estas imágenes que nos lleva a mundos insospechados.