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Un juego de artificio pronunciado por La Locura

Habla desde el interior del hombre para llegar a su alma. | Jorge Iván Garduño

Por
Escrito en OPINIÓN el

Era el año de 1511, y ya para ese entonces los españoles habían descubierto “El Nuevo Mundo”, mientras tanto, en la ciudad francesa de Estrasburgo el escritor, erudito y humanista holandés, Erasmo de Rotterdam, publicaba la primera edición en latín de su libro Elogio de la locura, una sátira magistral.

Pero antes de hablar de esta encomiable obra del siglo XVI y que merece una atención muy especial, hablemos un poco de su autor, un autor que nunca se propuso ser reconocido, exaltado o alabado, más bien buscó ser tratado como cualquier otro individuo de su generación… nunca lo consiguió.

Nació en la ciudad holandesa de Rotterdam, la fecha de nacimiento de Erasmo se sitúa entre los días 26 y 28 de octubre, muy probablemente del año de 1466, aunque cabe señalar que hay autores que manejan el año de 1469 como el año de su nacimiento.

Esta divergencia de fechas se debe a que su padre fue un cura que quiso guardar las apariencias y su buen nombre, y su madre, hija de un buen médico que procuró tapar la hipocresía del padre de su hijo -y de paso la de ella-, con las buenas costumbres de la época; dichas prácticas no cambiaron en nada con el pasar de los años.

Erasmo asistió a muy diversos y severos colegios monásticos en Deventer y Hertogenbosch, se hizo agustino y en 1492 se ordenó sacerdote, sin embargo, la falsedad de la vida sacerdotal lo disgustó y tuvo que buscar un empleo secular y más tarde recibió la dispensa papal para vivir y vestir como erudito laico.

Puesto que la peste negra cobró muchas muertes en Europa, entre ellas las de sus tórridos padres, Erasmo de Rotterdam fue un viajero incansable; desde los 16 años se acostumbró a ser un europeo cosmopolita, un patriota de su pueblo, el consejero de Carlos V, enemigo del papa guerrero Julio II, amigo estimable de Martín Lutero y herético o revolucionario sin quererlo.

Erasmo de Rotterdam es considerado un maestro del pensamiento libre para su tiempo, ya que fue un hombre que se cuestionó a sí mismo de forma satírica todos sus pensamientos, y para nuestros días es considerado un humanista, porque en sus obras y en sus más de mil quinientas cartas que se conservan está presente su idea de que lo importante es la perfección que alcancemos de nuestra propia humanidad.

El humanismo y la religiosidad fueron los valores absolutos e intemporales que le servían como premisa para proponer nuevos canales de pensamiento, en especial para atacar a las costumbres monacales, el escolasticismo racionalista fomentado por los clérigos y las prácticas corruptas de la iglesia católica que había experimentado durante su experiencia sacerdotal años atrás.

La obra de De Rotterdam manifiesta una erudición lúcida, un manejo elegante del estilo latino que ameniza su obra con paciencia e ingenio, en la cual demuestra una cruel lección de moral práctica dotada de una original religiosidad que le servían en su lucha personal contra la ignorancia y la superstición.

Elogio de la locura, su más famosa obra, aunque no la más importante, es una apología donde se presenta a La Locura como el personaje principal, mostrando brillantemente su oratoria, un soliloquio brutal, real y muy sincero, que, a través de la personalidad innegable de este personaje salido de la esencia misma del ser humano, nos reconocemos en la sombra proyectada por este espejo que negaríamos ver de frente.

De forma franca, Erasmo de Rotterdam habla desde el interior del hombre para llegar a su alma. A través del periplo de La Locura hace un análisis prolijo de la sociedad que hemos construido gracias a nuestra poca inteligencia y mucha locura; un verdadero juego de artificio correctamente construido y mucho mejor pronunciado.

Sus ideas progresistas lo han situado como una de las figuras más trascendentales para el humanismo del Renacimiento, y que el eco de su erudición contenido en sus obras lo convierten en un autor notable para la humanidad y sus ideales.

Erasmo de Rotterdam, un escritor y erudito holandés que desechó las formas sacerdotales por una vida secular que lo encumbró como un auténtico hombre de letras y precursor de su época a favor de la primitiva ética cristiana.

Elogio de la locura, una maravillosa obra escrita en forma de canto, sin serlo, equiparado con un poema humano que debería ser leído en voz alta para alcanzar un análisis interno y el diálogo con nuestro interior.