Morena surgió del rencor. De la discrepancia. El choque en la forma de hacer política entre el grupo de los Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, fue la causa que derivó en la creación de una fuerza política propia por parte de Andrés Manuel López Obrador.
Esto, pese a que en 2006 fueron Chuchos, particularmente Guadalupe Acosta Naranjo, hoy también distanciado de ellos, pero aún dentro del PRD, quienes ayudaron en la organización del plantón que por meses tuvo el tabasqueño desde el Zócalo hasta Paseo de la Reforma en su protesta contra lo que afirma fue un fraude electoral.
Sin embargo, desde esos años AMLO comenzó a tramar la construcción de su propio partido a través de una organización civil. Otros dirigentes del PRD, entre ellos Héctor Bautista, logró documentar en 2006 cómo había constituido un partido paralelo al perredismo, por supuesto con la ayuda de sus más fieles.
Por eso cuando se implementó el Pacto por México vino el quiebre y López Obrador se lanzó a tejer su propio movimiento, el mismo que armó desde las entrañas del PRD.
¿Quiénes se quedaron con el líder? Primero los más leales porque muchos dudaban del éxito de la empresa. Pero ya rumbo a la elección presidencial de 2018 y tras el triunfo arrollador en las elecciones intermedias en la Ciudad de México, donde el desastroso papel con tufillo a corrupción de Miguel Ángel Mancera, se prefiguraba la derrota del PRI en los comicios presidenciales.
Quienes conocen a López Obrador desde hace más de dos décadas describen cómo el presidente quiso ser receptivo a la crítica por su rechazo a todo acuerdo o alianza en 2006. Por eso es que de pronto muchos se sorprendieron con las incorporaciones de personajes como Alfonso Romo, que no venían de las batallas lopezobradoristas, ya no digamos como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, sino desde Tabasco.
Muchos se preguntan, por ejemplo, por qué el resentimiento hacia Rosario Robles, hoy presa bajo argumentos leguleyos un poco extraños. Pero solo habría que remontarse a aquellos años en los que ambos dirigentes recorrían el país casi sin recursos, también hay que recordar qué sucedió con el intenso episodio de los videoescándalos en 2004.
Rosario Robles, Carlos Imaz, René Bejarano, todos esos nombres jugaron un rol fundamental en la construcción de la candidatura finalmente triunfante de López Obrador, cuya figura, por sí misma, es por demás arrolladora.
¿Quiénes están ahora con López Obrador? Al menos quienes gravitan en la autodenominada 4T gritarían al unísono “¡es un honor estar con Obrador!” Pero en los hechos hay fracturas que a veces el mismo presidente auspicia, quizá para probar hasta dónde están con su proyecto, para medirlos en su “cuatroteísmo”.
De pronto, en privado sorprende a su equipo con preguntas en torno a algún asunto espinoso y los orilla a decantarse, pero con muchos testigos. Sudan, pero el que se aflige, se afloja...
Así, mientras algunos ven a López Obrador como el nuevo solitario de Palacio, en realidad su guardia Pretoriana se va “purificando”. Llegado el 2024 estarán a su lado los más puros, los más radicales… los que sobrevivan. Es una especie de El juego del Calamar en versión tabasqueña.
En agosto de 2020, estos #Recovecos describieron así la situación:
“Se ha dicho hasta la saciedad que hay ultras y moderados en Morena. Que muchas facciones coexisten en el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador. Y hasta se asegura que la peor pesadilla de los morenistas no es la oposición o una alianza PRI, PAN, PRD. No, la peor pesadilla se llama Morena.
“En los pasillos morenistas temen un cisma. Una ruptura rumbo al 2024 y la elección del 2021 irá prefigurando quiénes se irán de Morena.
“Abandonar en estos momentos el trasatlántico de la 4T es suicida. Por eso cada quien vela armas y juega su juego de espejos. El movimiento interno está a todo lo que da, lo mismo que las traiciones, zancadillas y todo lo que se pueda para fortalecerse unos y debilitar al otro grupo.
“¿AMLO ignora las aguas revueltas? No. Las deja correr y cuando llegue el momento dará el manotazo que siente en su sitio a cada quien”.
Hoy, en abril del 2022, al interior del obradorismo hay quienes piensan que muchos que parecían ultras, al final de cuentas salieron más conservadores, y algunos moderados dieron color, pero no precisamente morenista. Y poco a poco se ha ido depurando el movimiento.
En eso andan. Pero lo cierto es que nada está escrito y en el juego de espejos los que se veían pueden llevarse una sorpresa. Es el juego de Andrés Manuel.
Punto y aparte. No, no dejan de ver a Omar García Harfuch como potencial aspirante de Morena al gobierno de la Ciudad de México. Su fortaleza es su principal debilidad: es un exitoso policía, pero carece del equipaje político. Vaya, ni asesores políticos tiene.
Punto final. Sandra Cuevas fue reconvenida por los alcaldes aliados de oposición en la CDMX. En el extraño pleito con Claudia Sheinbaum por “agredir” a inocentes y frágiles policías, la alcaldesa quiso endurecerse. Pero la prudencia de la coalición de alcaldes la hizo reconsiderar y disculparse tal como pedían los inocentes y frágiles policías. Nos dicen que la tienen en la mira porque saben que es propensa a los errores… aunque también ya demostró que sabe escuchar y ajustar la estrategia.