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La política exterior mexicana en vilo

La política exterior mexicana ha entrado en una etapa crítica. | Iván Arrazola*

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Escrito en OPINIÓN el

La política exterior mexicana ha entrado en una etapa crítica, abriendo diferentes frentes con Panamá, España y ahora el Parlamento Europeo. La actual administración federal ha tomado la determinación de reavivar conflictos que ya se consideraban superados y lo que es más preocupante con el lenguaje utilizado ha incrementado el nivel de confrontación, con la respuesta que el presidente ha dado al Parlamento Europeo ha puesto en una posición mucho más complicada a la ya de por sí cuestionada política exterior mexicana por lo que vale analizar las repercusiones de esta acción.

Históricamente la diplomacia mexicana se ha caracterizado por buscar consensos internacionales de la más variada índole, esto con el objetivo de atender problemas que afectan al país y a América Latina, la búsqueda de la paz en Centroamérica durante los años ochenta y noventa, la lucha contra la pobreza, el respeto a los derechos humanos y el desarrollo económico, en otros. El principio de no intervención como principio de política exterior en México se desarrolló en un entorno de alta inestabilidad durante el siglo XIX, las intervenciones estadounidenses y las intromisiones de las grandes potencias en asuntos internos llevaron a situaciones tan ominosas como el asesinato de un presidente, pérdida del territorio e invasiones, ante dicha situación México tuvo que buscar un mecanismo que le permitiera buscar y consolidar su soberanía en un entorno internacional altamente complejo, por eso creó dicho principio. 

Esto cambió con el fin de la guerra fría, los procesos de integración aumentaron y con ello los compromisos con la comunidad internacional por el respeto a los derechos humanos y la democracia. Este cambio en las relaciones internacionales significó una mayor apertura de los países al escrutinio de la comunidad internacional. Estos compromisos obligan a los gobiernos a cumplir y a rendir cuentas sobre los avances en materia de protección de los derechos humanos y respeto a la democracia.

Cuando López Obrador ofreció su visión de política exterior mencionó que la mejor política exterior era la política interior, posiblemente se pudo interpretar que sus políticas sociales serian referencia a nivel internacional, sin embargo, con sus acciones y con sus respuestas queda claro que la política exterior la entiende como la no intervención de otros actores internacionales en los asuntos internos del país. El presidente parece desconocer el contexto en el que se desarrollan las relaciones entre los países democráticos, que generan obligaciones entre ellos y con las instituciones encargadas de vigilar que se cumplan las acciones y compromisos adquiridos, una visión aldeana como la del presidente no tiene lugar en un entorno internacional mucho más integrado y más vigilante de la actuación de los gobiernos. 

El llamado del Parlamento Europeo no es el primero pidiendo respeto y seguridad al periodismo, ya el secretario de Estado Antony Blinken había mencionado que “El alto número de periodistas asesinados en México y las continuas amenazas que enfrentan son preocupantes. Me uno a quienes piden mayor rendición de cuentas y protección para periodistas”. Ante esta solicitud el presidente pidió al secretario que se informara bien y que no actuara de manera injerencista, porque México ya no era una colonia ni protectorado de Estados Unidos. Si bien la respuesta fue bastante dura y poco diplomática no causó mayor controversia debido a la compleja relación que México ha tenido históricamente con Estados Unidos.

El señalamiento en particular que le hace el Parlamento Europeo es que “La retórica de abuso y estigmatización genera un ambiente de agitación incesante contra los periodistas independientes”. La respuesta que dio López Obrador a la resolución del Parlamento sorprendió por la dureza y por los desafortunados adjetivos que utilizó para referirse a los miembros del Parlamento Europeo “Es lamentable que se sumen como borregos a la estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto que se opone a la Cuarta Transformación”. 

Tanto Estados Unidos como el Parlamento Europeo tienen razones suficientes para hacer un llamado a México sobre la violencia a la que está sometido el gremio periodístico. De acuerdo con el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, son ya 252 los periodistas asesinados desde el 2006 en México. En lo que va del 2022 van seis periodistas asesinados en el país y la organización Artículo 19 reporta que cada 12 minutos se comete una agresión contra un periodista. 

Con sus respuestas López Obrador se coloca al mismo nivel que gobernantes poco democráticos como Daniel Ortega o Miguel Díaz-Canel de Cuba que ante los señalamientos de la comunidad internacional por violación a los derechos humanos optan por acorazarse y señalar que los ataques provienen de occidente. El presidente López Obrador ha señalado que los crímenes contra periodistas durante su administración han sido perpetrados por el crimen organizado, pero no son crímenes de Estado como ocurría en el pasado, el gobierno no reconoce que las omisiones y la ineficacia son también responsabilidad del Estado. Al acusar de injerencismo lo que el presidente pretende es desviar la atención del tema central, la falta de resultados en materia de seguridad que ha entregado su gobierno, López Obrador no parece entender que con sus declaraciones no sólo pasará a la historia como un político con escasos resultados como sus antecesores, también pasará a la historia como un político poco tolerante y con talante autoritario. 

*Iván Arrazola

Colaborador de Integridad Ciudadana, Doctor en estudios Científico-Sociales con mención en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO. México). Especialista en participación ciudadana, cultura de paz, democracia subnacional y gobierno abierto. 

Integridad Ciudadana

Es una asociación no lucrativa, independiente, sin afiliación partidista, que se creó en 2008 por un conjunto de profesionistas provenientes de diferentes disciplinas. Poco a poco, Integridad Ciudadana fue involucrándose en proyectos relacionados con el análisis y el diseño de las políticas públicas de los gobiernos locales; su planeación, evaluación y fiscalización, así como con su desarrollo urbano regional y el impacto que todo ello genera en el hábitat y por tanto en la calidad de vida. Nuestro objetivo principal, es impulsar la participación ciudadana, la investigación, la docencia, la elaboración de propuestas de políticas públicas, así como fomentar la cultura de la legalidad, mediante la divulgación de opiniones informadas y responsables.