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Hablar menos y escuchar más

A México le iría mejor si el presidente Andrés Manuel López Obrador cerrara un poco la boca, escuchara más y fortaleciera la democracia. | José Luis Castillejos

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Escrito en OPINIÓN el

A México le iría mejor si el presidente Andrés Manuel López Obrador cerrara un poco la boca, escuchara más y fortaleciera la democracia.

Su verborrea cotidiana sólo siembra discordia nacional e internacional. Urge que se ponga a trabajar con seriedad y no se encajone en culpar solamente al pasado, dejando pasar el presente, sin proyecciones de futuro.

Sin duda, todos, le agradeceríamos que actúe más. Desde sus mañaneras no puede enderezar el barco. Es una pérdida de tiempo de miles de horas, y mientras los pobres siguen sumidos en el hoyo de la miseria, sin perspectivas de mejorar en el corto plazo, no pueden mejorar.

Todos los días el presidente mexicano se expone a las burlas, merced a sus desaciertos. Un día se pelea con un jefe de Estado y a la semana siguiente se enfrenta al Parlamento Europeo. 

Y, lo peor, es que se pasa por el arco del triunfo, por decisión propia, la diplomacia, el respeto a otras naciones y la figura presidencial, que él encarna, queda como una mera caricatura en el concierto de las naciones.

Ojalá y este presidente, que anda preocupado por el proceso revocatorio y por eso está soltando dinero en todas partes para atenuar cualquier impacto negativo, se ocupe de los temas domésticos que son muchos. 

El campo diplomático le queda grande, les es ajeno y no conoce ese rubro pues su visión de líder quedó sólo en la aldea local.

Quisiéramos que AMLO leyera un poco los discursos y la lucha de su homólogo chileno Gabriel Boric quien, pese a sus 36 años de edad, dio un discurso maduro en un país donde no se andan con medias tintas en el campo de la defensa de la democracia.

“En Chile no sobra nadie. La democracia la construimos juntos todos y todas. Y la vida que soñamos solo puede nacer de la convivencia, del diálogo, de la democracia, la colaboración y no la exclusión”, dijo el último fin de semana el nuevo gobernante sudamericano.

“Hoy era necesario hablar, mañana todos juntos a trabajar. Como pronosticaba hace casi cincuenta años Salvador Allende estamos de nuevo, compatriotas abriendo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, el hombre y la mujer libres, para construir una sociedad mejor. Seguimos, viva Chile”.

Y en México se requiere construir una democracia participativa, donde quepan todos, sin descalificaciones, sin acoso, sin persecución. ¿Lo entenderá López Obrador? ¿O es tanta su soberbia que el único iluminado en el mundo es él?

Si el presidente de México hablara menos y escuchara más se daría cuenta que en las calles campea la inseguridad, que en las redes sociales el reclamo es constante, que un amplio sector de la prensa lo critica a diario por sus desaciertos.

Si AMLO escuchara más, entendería el sufrimiento de los campesinos que ya no quieren dádivas sino la oportunidad de cultivar sus campos. Entendería el trabajo de los pescadores, de las amas de casa, de los estudiantes, de los enfermos de cáncer, de aquellas personas que van a los hospitales y no encuentran medicamentos.

La precarización de la sociedad va en aumento. Faltan más y mejores fuentes de empleo.

Algo no anda bien cuando un presidente habla como loquito todos los días y las verdades sólo las acepta él y sus corifeos.

Esperemos que en la consulta popular se le ponga fin a su arbitrario proceder y que ya no oculte los cadáveres de las matanzas que hay México. 

Estamos a tiempo antes de que México se derrumbe y de que él pase a la historia como un presidente poco apto para dirigir a un país que está huérfano de líderes reales.