Por siete años, el mundo se colapsó. Hacia finales de la tercera década del siglo pasado, Alemania invadió Polonia en un lapso de tiempo muy corto. Por esos hechos, iniciaron una serie de hostilidades entre diferentes países europeos. Un bloque conformado por Alemania e Italia, al cual después se sumaría Japón. Y otro, en el que se conjuntaron Francia, Inglaterra y la entonces URSS, añadiéndose posteriormente Estados Unidos. El conflicto armado rebasó las fronteras europeas, y las acciones bélicas también ocurrieron en Asia, en varias islas del océano Pacífico, y en otros rincones del planeta.
Entre 1938 y 1945, el mundo estuvo en vilo. Millones de personas muertas, centenas de ciudades destruidas, escasez, miles de millones de dólares perdidos a causa del conflicto, millones de hogares fragmentados, millones de mujeres violentadas sexualmente, decenas de campos de concentración construidos para aniquilar a ciertos grupos poblacionales, el arrojo de bombas atómicas en dos ciudades para cuasi borrarlas del mapa geográfico, hambruna, epidemias, entre otros sucesos, caracterizaron a la Segunda Guerra Mundial.
Los alcances de la misma, en cuanto a millones de personas muertas y a destrucción, fue inusitado. El descubrimiento de la existencia de campos de concentración desató un sinfín de condenas ante la barbarie ocurrida dentro de los mismos. Al igual que el uso de armas atómicas. Por tal razón, una vez terminado el conflicto con la toma de la ciudad de Berlín por parte de las tropas soviéticas, inició una serie de negociaciones para incentivar la cultura de la paz, que derivaron en la creación de la Organización de las Naciones Unidas.
Dicho organismo inició sus funciones en octubre de 1945, proponiendo un consenso en cuanto a los derechos mínimos de los que una persona debería gozar, dando seguimiento a documentos anteriores como los Derechos del Hombre, de finales del siglo XVIII, la Constitución de Estados Unidos de la misma época y las noveles constituciones de Weimar y de México de principios de siglo, en las que se da prioridad a las garantías de las que debe gozar cada persona.
Un primer producto fue la Carta de las Naciones Unidas mientras se pensaba en la posibilidad de emitir una declaratoria con tintes de universalidad. El resultado se dio a conocer dos años después, tras múltiples sesiones de trabajo, encabezadas por Eleanor Roosevelt, cónyuge del presidente estadounidense en turno, y otros especialistas en la materia de diferentes naciones del mundo como René Cassin o Peng Chung Chang.
De esta manera, el 10 de diciembre de 1948 se dio a conocer la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la cual se enlistan 30 puntos clave que todos los gobiernos de todos los países deben garantizar para el cuidado y el desarrollo de su ciudadanía. Algunos de los aspectos más relevantes contenidos en la declaratoria son el derecho a la igualdad, la no discriminación, la libertad, la seguridad, el reconocimiento de la personalidad jurídica, el acceso a la justicia y a la protección de la ley, la libre circulación, la propiedad individual y colectiva, la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, y de opinión, la participación en el gobierno, la educación, la seguridad social, el trabajo, la vida cultural, el descanso, un nivel de vida adecuado y el desarrollo libre y pleno de la personalidad.
Hace 74 años que se promulgó esta Declaración, permitiendo un sinfín de avances en diversos rubros, pero también dejando muchos pendientes. En un año se conmemorarán sus 75 años de vigencia, y para eso, la propia Organización de las Naciones Unidas hace un llamado a todas las personas a defender sus derechos humanos y a resaltar la relevancia de la misma actividad. A lo largo de un año, de diciembre de 2022 a diciembre de 2023, se hará énfasis en la materia para que todas las personas se concienticen al respecto.
Dignidad, justicia, libertad, igualdad, equidad y paz son parte de los valores que se buscan promover a propósito de la efeméride, entre muchos otros. Los derechos humanos son para todas, todos y todes, y es deber de todas, todos y todes, respetarles, garantizarles, compartirles, pues sólo así lograremos ese anhelado mundo igualitario, libre de diferencias y de antagonismos.