LOS SUEÑOS Y LA REALIDAD

La vida es sueño

Es válido volver a preguntarse por el papel de los sueños en nuestras vidas. | Leonardo Bastida

Escrito en OPINIÓN el

En una expedición a Polonia, desde lejanas tierras, Rosaura y Clarín llegan sigilosamente al castillo del Rey Basilio, donde descubren que una de las torres es una prisión, y dentro de ella tienen encerrado a Segismundo, quien está a resguardo de Clotaldo, un viejo guardia que cumple las órdenes del monarca de evitar que su prisionero tenga contacto con el mundo exterior, sin importar lo duro que tenga que ser. 

Segismundo no sabe por qué está encerrado y se pregunta “Pues si los demás nacen ¿qué privilegios tuvieron que yo no goce jamás?”, cuestionando las razones por las que él no conoce el mundo exterior y nunca ha salido de la celda en la que ha vivido por años, bajo los ojos de un guardián. Tampoco ha tenido contacto con otras personas ni se ha interrelacionado con algún otro ser. 

Según el rey Basilio, Segismundo será el príncipe más cruel del que se haya tenido noticias de acuerdo con las predicciones de los astrólogos de su reino. Por eso, al momento de nacer, se dijo que había muerto, aunque en realidad ha estado encerrado desde que vio la luz hasta ahora que es un hombre adulto. 

Las estrellas le presagian desdichas y tragedias a Segismundo. Para evitárselas, el rey pretende engañarle y darle una pócima que le provoque  un sueño profundo para hacerle saber cuál es su realidad, aunque a él,  pudiéndose sentir ofendido y cuestione su situación, se le dirá que todo es un sueño, a fin de confundirlo. 

Al despertar, Segismundo duda de todo lo que le comentan, cuestiona la sugerencia de que es hijo del rey, y por tanto, príncipe de Polonia, pone en entredicho tanta pleitesía. Comienza a asimilar la situación y se enoja al saber su realidad, suscitándose una confrontación entre él y Basilio. Duda de que lo que ocurre sea un sueño y pretende vengarse de su celador.  

“¿Qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son” recita el príncipe en medio de su confusión y de su rabia. 

El rey Basilio no duda en volver a mandar a su vástago a la prisión. Allí, llegará un grupo de soldados a rescatar a Segismundo y le dicen que su padre quiere darle el reino de Polonia a un sobrino, proveniente de otra tierra. En un primer momento se niega a seguir la corriente a los soldados, pues considera que volverá a ser un sueño. Estos le indican que si anteriormente había soñado momentos similares es porque pueden cumplirse, “cosas grandes”, le refieren. 

Entonces, Segismundo se atreve a vivir el sueño. Su padre trata de detenerlo, pero, por más que lo intenta, le es imposible. Incluso, es vencido de tal manera que su vida se pone en peligro y queda en manos de su hijo, quien decide perdonarle a pesar de todo lo sufrido durante su encierro. A la vez, se enamora de una de sus presuntas rivales al trono

Alabado por todo su reino, el futuro rey de Polonia sentencia que aunque teme volver a despertar y encontrarse en su celda, pudo aprender que con el sólo soñar pudo darse cuenta de la grandeza de la dicha humana, y aunque poco sea el tiempo, siempre es posible aprender de los propios sueños

Los argumentos expuestos anteriormente resumen “La vida es sueño”, obra de teatro escrita por Pedro Calderón de la Barca, en el siglo XVII, en la que, en varias partes, se dilucida sobre las aspiraciones de los seres humanos en sus vidas, del ejercicio de su libertad para poder conseguir aquello anhelado y del vínculo de los sueños con la realidad. 

A propósito de este fin de año, de las complejidades derivadas de una de las crisis sanitarias más grandes en la historia de la humanidad, de los panoramas sociopolíticos, del inicio de 2023, es válido volver a preguntarse por el papel de los sueños en nuestras vidas, en un sentido de aspiraciones, de planteamientos sobre el qué hacer en un futuro inmediato y mediato, y de su relevancia dentro de nuestras vidas. En un entorno cada vez más instantáneo,  en cuya practicidad se exigen más resultados palpables a corto plazo, requerimos, como humanidad, volvernos a plantear hacia dónde dirigirnos en lo colectivo e individual, repensar utopías, ilusiones y anhelos. Detenernos unos minutos a reflexionar sobre nuestro accionar y su impacto colectivo, y revirar lo que sea necesario para pensar en otros posibles rumbos. 

PD Gracias a todas, todos y todes por su lectura a lo largo de 2022, deseándoles un 2023 colmado de sueños tangibles.