DEMOCRACIA

Retos del 2023

La política mexicana es la consecuencia de un régimen cada vez más autócrata y antidemocrático. | Ivonne Ortega

#OpiniónLSR.
Escrito en OPINIÓN el

Termina el año 2022 y en el ámbito de la política nacional ocurrieron sucesos que delinearon lo que podemos esperar en el 2023, que se perfila como un año de política total, previo al 2024 que será electoral.

El régimen mostró su rostro antidemocrático en el proceso de revocación de mandato, que de forma increíble no fue promovido ni por la oposición ni por grupos de ciudadanos inconformes con el gobierno, sino por el propio gobierno y su partido, anunciándolo como una ratificación, lo cual fue una gran mentira.

Sin embargo, la ciudadanía no participó como el régimen esperaba, y a pesar de la gran movilización y utilización de dinero público por parte del gobierno y su partido, la votación llegó casi a la mitad de lo que obtuvieron en 2018. Votantes a la baja.

Quizá por ese “susto”, el gobierno federal fue endureciéndose y cerrándose cada vez más en un radicalismo que llegó al extremo de promover reformas constitucionales, aunque supieran que no les daban los votos.

Con total descaro, desde el gobierno se presionó y cooptó a legisladores de partidos de oposición para hacer pasar una reforma que amplía la militarización del país hasta el 2028, sin olvidar que la iniciativa fue presentada por el PRI, por acuerdo con el gobierno según reconocieron las autoridades federales.

Después del triste y lamentable episodio de la militarización, que dejó ver cómo los intereses personales prevalecen sobre los colectivos, la alianza opositora PRI-PAN-PRD se resquebrajó, y los liderazgos del blanquiazul y del sol azteca de plano dijeron que no se volverían a sentar con el presidente del PRI, a quien señalaron por traicionar el compromiso de oponerse al régimen.

El secretario de gobernación declaró que había camino andado para sacar adelante una reforma electoral, que anteriormente había sido descartada por el gobierno, pero que renació con la fractura opositora.

Mientras tanto, en el país, el desabasto de medicamentos, la inseguridad y la inflación hicieron mella en la población.

Todas y todos vimos en los medios de comunicación episodios de violencia y verdaderas tragedias por la permisividad que se ha dado al crimen en medio de la “estrategia” de abrazos y no balazos. Regiones enteras del país viven con temor por las incursiones del crimen organizado.

Todas y todos hemos vivido o tenemos familia que ha vivido la situación de acudir a las instituciones de salud pública y toparse con escasez de medicamentos en la farmacia, y ni modo, a comprar lo que no hay. Las niñas y niños con cáncer siguen esperando medicamentos completos y a tiempo.

Por si fuera poco, los precios de los productos básicos siguen al alza en una espiral inflacionaria que no parece tener para cuándo detenerse. La cena navideña para quienes hemos podido comprarla es una muestra clara de cómo ha subido el costo de los productos respecto del año pasado. Y el presidente sigue preguntándose por qué suben los precios, como si ignorara que su propio gobierno ha contribuido a recrudecer la situación y ninguno de sus “pactos” ha logrado que bajen los precios de los alimentos.

En el último trimestre del año, Morena y el gobierno insistieron en su plan de controlar al INE, y como su reforma constitucional no pasó por la presión social, primero quisieron deslegitimar las protestas ciudadanas con una marcha oficial que acarreó gente en proporciones nunca vistas desde la presidencia imperial del PRI.

Después, sin un poco de vergüenza, el gobierno y sus diputados aprobaron leyes para dañar al INE, vulnerar nuestra democracia y permitir actividades hasta ahora ilegales, como el uso de propaganda oficial en tiempo electoral o la famosa cláusula de “vida eterna” para “intercambiar” votos entre partidos aliados. Todas estas barbaridades han sido impugnadas o están en vías de impugnación.

En fin, la política mexicana es la consecuencia de un régimen cada vez más autócrata y antidemocrático, y la batalla entre quienes actúan por sus intereses aunque dañen a la democracia y al país, y quienes queremos que haya un país para nuestros hijos.

Porque habrá país después del régimen. Tiene que haberlo. Soy de las personas que permanecemos optimistas y damos la batalla diaria para cuidar lo bueno que ha sido construido por décadas de lucha social, y para salvar las instituciones de la voracidad de un gobierno que actúa como si nunca fuera a abandonar el poder.

Así que venga 2023. Vamos a dar todo nuestro esfuerzo para que nuestro México se sostenga y mejore, por nuestras hijas y nuestros hijos. Es una batalla que debemos dar.